EL PICORRO Y EL RINGURRANGO

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Fotos:

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ASISTENTES

Javi Parejo

José Antonio Puerto “Noca”

Juan Luis Capilla

José Luis “Petete”

David Cobos

Paco Cidoncha

Juan Nieto

Teodoro Martínez “Tite”

Javi Camacho

Oscar

Km: 50

Domingo, 25 de febrero de 2018

Tras un larguillo periodo de escaqueo croniquero, pienso que este domingo puede ser un buen día para lanzarme a ello y, en consecuencia, me considero con cierta autoridad para fijar ruta, siempre que no hubiere mejor propuesta.

Cumpliendo las previsiones meteorológicas, la mañana se presenta despejada, fresquita, aunque a lo largo de la mañana la tendencia es a subida importante de las temperaturas, eso sí, parece que nos libraremos del fastidioso viento que nos viene acompañando en las últimas salidas. Me presento en la Plaza y sólo cuento tres perrigalgos. Me sorprende tan escaso número de efectivos. En ese momento alguien me muestra el reloj del Ayuntamiento que marca las nueve menos cinco. ¿Pero qué hago yo aquí tan temprano?. ¿Me estoy haciendo mayor…?. En esta absurda tribulación, va llegando el personal,  hasta conformar el corto, aunque honroso número de 10. Y es que desde la desesperada llamada para conseguir la vuelta al redil del agüelete y las mal apeladas cabritas cojas, por unas u otras, el número de perrigalgos ha descendido paulatinamente hasta vernos en estas, y entre las bajas, la de nuestro querido sherpa (déjate de pamplinas y únete a la manada).

Como tenía en mente, propongo como itinerario subir al Picorro, al cual no ascendemos por la vertiente de “La Tiesa”, desde aquel infausto día en cuyo descenso Diegui dio con los lomos en la tierra, fracturándose la clavícula, y de eso hace ya años. Siendo aceptada, nos ponemos en marcha dirección a Cuadradillo. Como siempre, inicio tranquilo en el que da tiempo a conversaciones diversas y recurrentes. Llegados a la cima de nuestra querida/odiada cuesta, Petete, jadeante y colorado como un bejino, consecuencia de un catarro, se plantea dejarnos cuando lleguemos a la cuesta de la Novia, aunque tras pasar por ella, el tío dice, “aquí estoy yo” y se lía la manta a la cabeza. 

Cuando llegamos a la cuesta de los Castillejos de Abajo, propongo una segunda intentona para bordearla y así evitar la subida, tras el fracaso de la primera, de la que bien se acordará Darth Vader. Localizado el desvío, resulta un nuevo fiasco, pues el terreno ha sido desbrozado y las máquinas han zaleado el camino, por lo que en la próxima ocasión no quedará otra que tragársela enterita. 

Pasamos por la infernal (o punto de no retorno) sin ninguna baja y pronto llegamos a los eucaliptos, debiendo saltar la valla para proceder a iniciar las primeras duras rampas de la ascensión. Años atrás, en este tramo más de uno ponía pie a tierra, pero a estas alturas de la película no descabalga ya ni el Tato.

 Queda otro trecho de subida para girar a la izquierda y contemplar el último tramo de ascensión que tenemos que acometer y que fue bautizado en su día como “La Tiesa”. Cada uno con la suya y como mejor se pueda por fin llegamos a la cima después de superar porcentajes del 17%. Como siempre fue costumbre, con unas inmejorables vistas alrededor, es el momento de manducar en tan privilegiado paraje. En este estado de apaciguamiento salió a colación un curioso, a la par que absurdo, debate a cerca de un comentario que realizó Javi Parejo sobre la mencionada cuesta. Al final, tras sesudas disertaciones e interpretaciones de lo más variopintas, en las que participaron activamente David y los Javis, no llegó  a quedar suficientemente claro si La Tiesa era más o menos de lo que parecía.

Reanudamos la marcha, procediendo a acometer la pronunciada bajada que abandonaremos por un camino que sale a la derecha y que recorrí estas Navidades. Tras varias subidas y bajadas nos conducirá al camino de Valdelallegua, tomando dirección a El Castillejo.

 Durante este trayecto, Javí nos abrumó con su capacidad para formar pareados asonantes y consonantes,  con chascarrillos relacionados con la ruta, siendo secundado puntualmente por Tite. (Javi Parejo nos quedó perplejos y Tite salió al quite). A la altura del Cortijo, dirección al Entalle, Paco, en connivencia de Javi Camacho, lanza una ingenua pregunta: ¿Ya nos vamos p´al pueblo?. Vamos a ver Paco, un veterano como tú, curtido en mil rutas domingueras, siendo las 11:30 y con escasos 35 kilómetros en las piernas, ¿puede ni tan siquiera pasarte tal disparate por la cabeza?. Falta el RINGURRANGO!!!. Giro de 90º y dirección a la entrada del Parque Natural de Cornalvo. Justo en la misma, nos apartamos del camino y saltamos la valla para continuar por la vereda, que en otras ocasiones hemos recorrido a la inversa, y que nos conducirá a la misma cuesta de las Mezquitas. Bajada al Borril y dirección Confesionario, atrochando por el camino hasta llegar a la pista de Alico.

Mi intención era continuar hacia camino de Cuadradillo, pero cuando uno se recrea en la suerte del ringurrango, dependiendo del momento, lugar y persona, puede no ser entendido en toda su extensión, así que, viendo el rictus de parte del personal, con el fin de evitar amotinamientos, sigo la práctica de Javi y recalculo para proseguir por la pista de Alico hasta el canal y de aquí ya para casa. En la sede, lo escasos efectivos que quedamos, nos vemos sorprendidos por el plato de patatas fritas y cuatro salsas con el que somos agasajados, propio de un restaurante con estrellas Michelín. Todo se andará.

Antes de terminar, os dejo unas viñetas en recuerdo del gran Antonio Fraguas “Forges”.

Sin más tela que cortar, hasta la próxima.

Juan Luis Capilla