martes, 26 de agosto de 2014

El Cerro Pelao reventó la carrera





Poco a poco se fueron reuniendo en torno a las nueve de la mañana distintos perrigalgos para emprender una ruta que, en principio, se presagiaba tan expectante como incierta en cuanto a su itinerario se refiere. Después de proponer varias alternativas, entre ellas por supuesto se barajó Las Cruces, se volvió a imponer la jerarquía del grupo y  se terminó optando en una asamblea por transitar por el monte. Y es que a las cabras, cojas o no, siempre les acaba tirando.

A un ritmo tranquilo y con el frescor de la mañana, el grupo enfila la carretera dirección al Sajonia, charlando distendidamente. Aprovecho para compartir una agradable conversación con el amigo Capilla intercambiando banalidades sobre nuestros respectivos trabajos y me pone al día de la idiosincrasia de este grupo de cicloturistas al que esta mañana tengo el placer de acompañar.

Tras la agradable conversación, el grupo gira hacia la derecha en lo que ellos dicen llamar la subida a Cuadradillo.  A partir de ese momento el camino, ya de tierra, empieza a picar un poco hacia arriba, y viendo a mis compañeros, no puedo evitar que me surja una de las primeras incógnitas de la jornada, el porqué un perrigalgo se empeña en mantener la misma velocidad en llano que en subida. Tomamos esta nueva vía a unos 25km/h de media, la misma que habíamos traído desde la salida, con la diferencia que antes era buen firme y prácticamente llano.

A la altura de una casa de campo, el porcentaje de la subida aumenta de forma considerable, por lo que el grupo irremediablemente se disgrega quedando el pelotón en una hilera de jadeantes ciclistas, que cada uno, como puede y a su ritmo, logra coronar sin mayor problema.

Pasado Cuadradillo, no puedo evitar ver de soslayo una subida de un camino que dejamos a la izquierda y creo que el grupo lo denomina, “de la novia”, que aunque de corta subida, tiene una rampa con un desnivel propio del Angliru que podría romper a más de uno. Es inevitable que en mi pensamiento surja una sensación de alivio por no haber subido por ahí.

El grupo compacto rueda prácticamente en fila india o en fila de a dos, debido al estado del camino que no permite otras opciones, en dirección al Entalle. Como consecuencia de esta hilera de ciclistas, y ante los escobazos que recibíamos de estas plantas que bordean la vía, en un giro del camino, entre escobazo y escobazo, este que les escribe pierde la referencia del ciclista que le antecede y opta en una bifurcación por un camino en el que rápidamente, el resto de perrigalgos que le siguen, le advierten del error. Ya perdido todo contacto con el grupo de cabeza, y constatado que esa dirección nos conduce a las denominadas Mesas del Romeral, el segundo pelotón intenta buscar el camino correcto que ha seguido el primero, no ya sin haber realizado un pequeño esfuerzo extra que, desconociendo lo que nos resta de etapa, temo nos puede llegar a pasar factura al final.

El pelotón principal, como no podía ser de otra manera, nos esperó en una curva del camino agazapados debajo de una encina, y es que el sol a esa hora ya empezaba a calentar de forma considerable.

Reunido de nuevo el grupo retomamos el que era nuestro objetivo inicial, el embalse de las Muelas. Entrado en el Parque Natural del Cornalvo, el camino ya conocido en lo que a mí respecta por mis salidas desde Mérida, se me antojaba ya distendido y sencillo, el firme es bueno hasta llegar al Rugidero y luego giro a la derecha para coger una pista asfaltada hasta llegar al embalse.

Nos las prometíamos así de felices cuando veo que el primer perrigalgo que encabeza el grupo gira a la derecha dirección a la casa de la Mezquita. En este punto, surge el segundo dilema de la jornada, porqué el perrigalgo abandona un buen camino para encaramarse por veredas más propias del transitar cuadrúpedo que de ciclistas. Sin llegar a comprenderlo, enfilamos una subida por un terreno seco, con un firme en mal estado como consecuencia del pisoteo en invierno del abundante ganado vacuno del lugar, cuesta arriba, más de 30 grados y ya con 20 km en las piernas. Oigo desde atrás a Jesús Beltrán avisarme de algo, “.... hierros”, no logro entender la frase completa pero no hace falta que lo repita para comprender el contenido de su aviso, me advierte que cambie desarrollo y conserve fuerzas para la subida, pero ya era tarde. Molinillo y para arriba.



Subida a la Mezquita, iniciamos el descenso al objetivo de esta jornada, el embalse de las Muelas, en el que los perrigalgos volvieron a sorprenderme una vez más, cada uno en su montura, y en fila de a uno, atravesaron el embalse sobre el muro de la presa. Con mi bici de la mano, muy despacio, pasito a pasito, mirando al suelo pero sin apartar la mirada para no ver la altura, consigo pasar en último lugar tan penoso trance, y es que mi miedo a las alturas me han llegado a tensar más las piernas que el esfuerzo del pedaleo.





Avituallamiento en el mirador de aves, fotografía de rigor y regreso a casa por Cornalvo por caminos que, debido a los abundantes bancos de arena y a la velocidad a que se transita, nos pone los pelos de punta a más de uno cuando al ver zigzaguear nuestras monturas, menos mal que sin consecuencias. No se habían colocado los atributos en su sitio natural cuando, como consecuencia de la bajada del Calaverón, vuelven a ocupar el sitio que deberían ocupar las amígdalas.



De vuelta al asfalto, ya en la vía de servicio de la A5, el pelotón agrupado marcha a buen ritmo camino de Torrefresneda. Allí, un primer grupo formado entre otros por Capilla, Pablo, Pablo Jr. y Paco, optan por acortar la etapa por la pista de Caballeros. Vaya desde aquí mi más sincero reconocimiento al vástago de Pablo, que con 11 años lo de ayer es toda una epopeya. El resto continúa  y sube por el Cerro Pelao hacia la pista del Canal de Orellana.

En el repecho de subida una avería mecánica hace parar a todo el grupo hasta que los técnicos logran solventar el problema y continuar el recorrido, circunstancia que, el actual líder del llamado Grupo B, Francisco, más conocido por la afición como Burete, decide sacar partido del incidente para romper la carrera y aprovechando el parón obligado del grupo, marchar en solitario poniendo tiempo de por medio. La falta de sistemas de comunicación en el equipo, impidieron avisar al líder de que fue su gregario de lujo el perjudicado por la avería.


 A partir de entonces, la carrera se rompe en distintos grupos y Burete consigue llegar al avituallamiento de la madrina conservando 15 minutos de adelanto sobre el pelotón principal. Tras la línea de llegada, en declaraciones a este blog, el líder del Grupo B, esgrimía razones de profesionalidad para haber dejado tirado a su gregario, “cuando uno es profesional, y la carrera viene lanzada, - decía - uno debe pensar en los intereses de la carrera, es lo que separa el ciclismo profesional del aficionado, hay que saber sacar tajada de todos los lances de la carrera.  El director del Grupo B ha evitado hacer cualquier tipo de declaración al respecto para no agravar aún más la crisis interna que parece haber hecho mella en el equipo. Fuentes consultadas por este blog han desvelado que el Triki ha comenzado ya a mover fichas para posicionarse como nuevo líder del Grupo B. Y la cuestión que ahora se plantea para futuras etapas, es si los gregarios después de visto lo ocurrido el domingo acatarán la disciplina de equipo y ayudarán a su líder cuando la carretera se ponga de nuevo hacia arriba, o por el contrario le abandonarán a su suerte.

Bromas aparte, ha sido un placer compartir la mañana del domingo con los perris, espero y deseo que sean muchas más, y, un saludo especial a los perris de mi quinta del 69, Juanlu, Paco, Juanma, y no sé si alguno más, que ya atravesando el ecuador de la cuarentena, estamos demostrando que nos queda muchos pedales que dar.

Manuel A. del Río

8 comentarios:

  1. Manuel, además de ser bienvenido al equipo perrigalguero, te doy la enhorabuena por tu crónica. Con este botón de muestra pasas a engrosar la élite de los muchos y buenos literatos con que cuenta nuestra peña.
    Ya iras comprobando cómo tiran al monte los Perrigalgos; pero al monte monte, y por lo más dificil.
    Yo hice una ruta de 87 kilómetros por Las Villuercas de las que hacen afición. Os cuento. Salida de Logrosán, Berzocana, Solana, Cabañas del Castillo, Roturas, Navezuelas, Cañamero y Logrosán.
    No quiero poneros los dientes largos pero, como diría el ínclito Jesulín: "En dos palabras: In Presionante"

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  2. Manuel. Como dice d. Pedro creo q t has graduado "cum lauden" en la cronica perrigalgera. Enhorabuena.

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  3. Buena crónica Manuel, has superado con creces la prueba como cronista.
    Leyéndola he disfrutado tanto que hasta la ruta se me ha hecho corta.

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  4. BIENVENIDO Manuel no has podido entrar mejor en la familia Perrigalga, muy bien descrita algunas de nuestras peculiaridades, ya deacubriras más. En fin espero recuperarme pronto para poder acompañaros. Un saludo

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  5. Madre mia esto es un fichaje y no el James Rodriguez ese!!! Enhorabuena por esa pedazo de crónica que seguro que será la primera de muchas!!!

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  6. Menuda entrada. Con esta crónica, has adquirido el título de relatador relevante de rutas. Vete preparando!.
    Te has quedado algún quinto por ahí, como Puerto y Andrés, que aunque maruchino y del Atleti, es de esa fabulosa añada. Anda que no nos queda guerra por dar!

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  7. Pedro, ve apuntado las rutas, porque me da la impresión que este otoño-invierno nos vamos a jartar.

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