miércoles, 1 de febrero de 2012

LA COVATILLA: UNA EXPERIENCIA LLENA DE SENSACIONES





PARTICIPANTES
Pablo Carrascosa
Paco Cidoncha
Juan Luis Capilla

DATOS DE LA RUTA

Fecha.- 28-1-2012
KM.- 46,25
Media.- 15,2 km/h
Velocidad Max.- 70 km/h
Duración en movimiento.- 3:29 horas
Duración total.- 4:10 horas

CRÓNICA JUAN LUIS


Esta ruta se comenzó a gestar estas Navidades. Había ganas de pasar el día en la estación de esquí de La Covatilla con la familia, y surgió la idea de llevarnos las bicis para realizar una ruta por aquella zona. Finalmente decidimos irnos el viernes 26 de enero y el sábado hacer la ruta en bicicleta, con subida a La Covatilla o a la Plataforma de Candelario.


Llegamos el vienes por la noche a Béjar. Parece ser que había nevado por la mañana, pero no apreciamos nieve en el camino. Nos alojamos en el Albergue Juvenil Llano Alto, que ya conocíamos por haber estado hospedados allí hace tres años. Antiguo Hospital de tuberculosos que, después de destinarse a funciones diversas, pasó a ser albergue. Muy recomendable: Sin lujos, pero confortable y económico (gracias a estar federados nos salió a mejor precio), situado en un paraje espectacular, El Llano Alto de El Castañar, una elevación en la margen derecha de Béjar, a la que se accede por una carretera zigzagueante de unos cuatro kilómetros, en cuya ascensión encontraremos el Santuario de la Virgen del Castañar y la plaza de toros más antigua de España, construida en el siglo XVII. El albergue tiene una capacidad para 150 personas. Esa noche sólo la ocupábamos nosotros y otros dos chicos. La crisis está haciendo estragos. Tras la cena, mostré a mis parteners el perfil de las ascensiones, ambas de dificultad elevada, optando, finalmente, por la subida a La Covatilla, enclavada en la Sierra de Béjar, ¡quien ha dicho miedo!, puerto de categoría especial (Hors Catégorie que dirían los franceses).




Teniendo en cuenta que el comedor se abría a las 9 horas para el desayuno, comentamos a los responsables si había posibilidades comenzar antes, no poniendo ninguna objeción. Al levantarnos la mañana del sábado y subir las persianas, nos impresionó el manto blanco que cubría las sierras, inapreciable cuando llegamos la noche anterior. Habría que abrigarse a conciencia. Desayunamos abundantemente, en previsión de la que se avecinaba y con rapidez, pues teníamos unas ganas locas de iniciar nuestra aventura.
Reunidos los tres en la entrada del Albergue, tras hacernos unas fotos con las nevadas montañas al fondo, iniciamos la ruta a las 9:20 horas. El cielo estaba raso y soplaba un ligero viento del norte, lo que justificaba que el termómetro marcara -1,7º C. Bajamos por la carretera, antes comentada, del Castañar, a gran velocidad, a pesar de que el firme se encontraba húmedo y con restos de la sal echada el día anterior para evitar placas de hielo. Fueron casi 4 km de descenso hasta el pueblo, con una sensación de frío tal que me dolía hasta la cabeza. Una vez en Béjar, cruzamos la localidad y, a la salida, tomamos la N-630. Desde el comienzo, la carretera pica hacia arriba, con ligeras bajadas. A los pocos kilómetros abandonamos la nacional para tomar la carretera de Béjar a Barco de Ávila. El paisaje el espectacular, con las sierras nevadas y la carretera encajonada entre bosques de castaños y robles. En torno a las 10 horas pasamos por el desvío a la localidad de Navacarros.


Conforme ascendemos, apreciamos que los campos están nevados, lo que no puede reprimir nuestro deseo de hacernos las primeras fotos con la nieve a nuestro alrededor. Me he llevado una cámara y no paro de hacer fotografías a diestro y siniestro, aunque reconozco que no tengo la destreza de nuestro fotógrafo Javi, para “tirarlas” mientras pedaleo, de ahí el mérito del compañero. Sobre las 10:15 cruzamos por La Hoya, y a escasos 500 metros de esta localidad, se encuentra el desvío hacia la estación de esquí de La Covatilla.


La ascensión hasta ese punto nos ha calentado las piernas, pero a partir de aquí se inicia lo interesante, unos nueve kilómetros y medio de subida hasta el picacho nevado que tenemos de frente. Desde la salida, tomamos la decisión de ir juntitos y sin prisas, para disfrutar, no sin sufrimiento, de la preciosa ruta. A partir de ahora, con más razón.


Una ascensión con rampas máximas del 19% y un porcentaje medio en los últimos 8 km del 8,1%, no es moco de pavo. Vamos remontado pedalada a pedalada, metro a metro, ganado terreno a la montaña, el ritmo tranquilo pero sin pausa, buenas sensaciones. A la derecha Béjar en miniatura, a la izquierda picos que sobresalen sobre la niebla, al fondo lo que hemos ascendido, hacia arriba lo que nos queda, ¡uff!, y todo completamente nevado. En los pies me pegan un martillazo y ni lo siento. Giro en la curva de herrada, nueva inclinación y perspectiva completamente distinta. Espectacular, maravilloso, sensaciones increíbles. Un rosario de coches van dirección a la estación de esquí. Unos nos pitan, nos dan ánimo y otros, simplemente nos adelantan. Cuando ya parece que hemos subido todo lo que había que subir, un cuestón al 14%.


Salvada esa dificultad, llaneamos hasta la estación de esquí que se divisa al fondo, con las pistas abiertas y los cañones de nieve a destajo, aprovechando la benevolencia del clima para tal menester. Llegamos a la cima marcando el reloj las 11,30 horas y una temperatura de -1º C. Hemos tardado en torno a 1 h. y 10 m. en realizar la ascensión desde el desvío a La Covatilla, y cubierta una distancia total, desde el punto de partida, unos 22 km. y medio.




La satisfacción es enorme por lo conseguido. Hemos coronado un puerto de 1.960 metros. Sinceramente, estoy seguro que cualquier Perrigalgo está facultado para esta ascensión. Y es que tras subida a La Bola, que fue nuestro bautismo, no creo que haya muchas cumbres que se nos resistan.


Decidimos, antes de iniciar la bajada, tomarnos algo calentito en la cafetería y reponer fuerzas con plátanos y barritas. Nos hacemos unas fotos que den constancia de la gesta y para abajo, no sin antes, proteger el pecho con periódicos, como a la vieja usanza. La carretera está húmeda, por lo que debemos tener cuidado. Pero una vez comienzas a descender, te dejas llevar y la velocidad puede a la prudencia.


Pillamos velocidades de hasta 70 km/h., y ello obliga a tirar de freno a conciencia en las curvas de 180º. Hemos tardado escasos minutos en descender hasta al desvío de La Covatilla, que nos había costado más de una hora en ascender. Cruzamos nuevamente La Hoya y hasta el desvío a Navacarros, optando por seguir hasta Candelario. El trayecto entre estas dos localidades, de unos 7 km., es precioso. Es una estrecha carretera que transcurre entre bosques de castaños y robles, en los que la nieve sigue estando presente, y la surcan continuos arroyos. Es curioso que en todo el recorrido realizado, sólo nos hemos encontrado a dos ciclistas en esta carretera.

Llegamos a Candelario, una hermosa localidad con una arquitectura típica de pueblos de montaña. Casas de madera y piedra y calles empinadas y estrechas. Nos hacemos una foto en la ermita del Santísimo Cristo del Refugio, también llamada del Humilladero. Salidos del pueblo, descendemos hasta cruzar el río Cuerpo de Hombre (curioso nombre), y a la izquierda sale una pista que señala 3 km para El Castañar, optando por seguir este desvío. El ascenso nos conduce hasta la plaza de toros y el santuario de la Virgen del Castañar. Subimos las últimas rampas y, por fin, llegamos al albergue, en torno a las 13:30 horas. La ruta ha sido completada tras haber cubierto unos 46 km. Los tres coincidimos en que la experiencia ha sido sensacional y hay que repetirla. No pegamos una merecida ducha y a continuar con la familia, pues el día no ha terminado.

Muchachos, esta ruta deberíamos tenerla en cuenta como opción a realizarla por la Peña. Con seguridad os gustará.

Sin más tela que cortar, hasta la próxima.


Juan Luis

3 comentarios:

  1. Pedro no te me pongas celosillo que ya sabes que somos un poquito noveleros y las rutas nuevas.... ya sabes!!! una crónica buenísima Juan Luis, ya me estoy viendo subiendo la Covatilla, el viernes hablamos y Julio ya te vale macho, comprate una bufanda o no duermas con el culo al aire que a este paso no sales ni un día este año!!!!! nos vemos el viernes.

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  2. ¡Mira que os había dicho que no me pongais los dientes largos con la Covatilla! Pero no me habéis hecho ni puto caso.
    Bueno, que dónde hay que apuntarse para la próxima.
    Felicidades y enhorabuena, compañeros Perrigalgos, por culminar con éxito la subida y por haber disfrutado con la ruta.

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  3. !! CHULISIMO !! Impresionante las fotos, la subida, el paisaje, todo... Dan ganas de hacerla pronto. Enhorabuena a los tres valientes. Lalo.

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