lunes, 31 de agosto de 2009

"Los niños",
fuimos a

Arroyomolinos.

Domingo, 30 de Agosto de 2009



Asistentes a la ruta:
Jose María Almaraz
Emiliano Andrade
Jesús Beltrán
Juan Luís Capilla
Pablo Carrascosa
Paco Cidoncha
Pedro Cuesta
José Carlos Escobar
Pablo Gallego Casillas
José Mari Garrido
Antonio Indias
Moisés López
Lalo Muñoz
Javi Parejo

Hora de salida: 9:05 h.
Hora de llegada: 12:50 h.
Tiempo empleado: 2 h y 45 min
Velocidad Máxima: 63,50 Km/h.
Velocidad Media: 20,70 Km/h.
Distancia recorrida: 63,700 Kms.

Perfil del recorrido

Recorrido: Plaza de España, Ctra Ex-206, camino del Búrdalo, Finca las Monjas, Mina La Parrilla, Ctra de Arroyomolinos, Arroyomolinos de Montánchez, Almoharín, Pistas hasta la ermita de Sopetrán, Pista de Servicio de la Autovía, Conquista del Guadiana, Pista de los viveros, camino del Río Búrdalo , Ctra Ex 206, Plaza de España.

Comentario:
A mi habitual llegada tardía, al punto de partida de todas nuestras rutas, me encuentro con José Joaquín, que acompañado por José Luís van a realizar una ruta alternativa, más asequible a la preparación de José Luís. Comentada esta incidencia con el resto del grupo, estos comentan que se les había propuesto una ruta más liviana, que la que a la postre, se realizaría, rechazando ambos esta proposición y decidiendo hacer la guerra por su cuenta.

Esta salida dominical, se presentaba algo extraña ante la ausencia de los “cabezas de familia”, quedando el grupo un poco huérfano, lo que daría al final con una traviesa, bonita y entretenida ruta, aunque algo larga.

Dispuesta la marcha, el grupo se encamina por la carretera en dirección a nuestro querido, pero deteriorado río Búrdalo, transitando el grupo en paralelo a su cauce aguas arriba hasta llegar al Cruce del “Huerto Juárez”, y virando después en dirección a la Finca “Las Monjas”, para a continuación cruzar la autovía y tomar el camino asfaltado de la Mina de la Parrilla,antigua carretera a Alcuéscar, para no abandonarla hasta llegar a Arroyomolinos.

Los primeros estiramientos del grupo comienzan al llegar a la cuesta del cortijo Valdecabreros, próximo a la Mina de la Parrilla. En este punto, Antonio se queda rezagado y ya no conseguiría recomponerse, y en poco tiempo con el rompepiernas que supone el subibaja del recorrido acabaría por abandonar y volverse en el tercer o cuarto subibaja.

El grupo espera en la puerta de acceso de la finca “Los Castillejos” antes de enfrentarse al último repecho que culmina en la “Cuesta de los Raneros”, más conocida entre nosotros como “Cuesta del Quinto Pino” por el nombre que tiene en la entrada una de las casitas de la zona.

A toda velocidad el grupo desciende alcanzándose velocidades de vértigo. Debido a esta alta velocidad se produce el estiramiento del grupo, que ya no se reagruparía hasta llegar a Arroyomolinos.



Llegados a la población paramos en el pequeño merendero que hay a la entrada del pueblo como a 1 km de distancia. Conversamos con unos paisanos de la zona que allí se encontraban, matizando sobre lo viejo y nuevo según la edad y el espíritu de cada cual.

Aprovechamos para tomar la barrita energética de rigor, y después de un corto, pero restaurador descanso, el grupo se adentra en la población para explorarla en su integridad y llegar hasta el corazón de la misma, que según entendíamos, estaría en la Iglesia cuya torre, desde lejos habíamos divisado.

A los componentes de esta Peña Cicloturista, nos sorprendió gratamente el aspecto externo del pórtico, el labrado de su fachada y la estructura de esta “Iglesia de la Consolación” de Arroyomolinos y no faltó el típico comentario sobre el desconocimiento de “Lo Nuestro”.



Hicimos acopio de agua en la casa de una amable señora, que desvío el caudal de su manguera, del riego de sus macetas, de su precioso patio con vistas a la calle, para llenar nuestras sedientas botellas, que debido al calor reinante, habían agotado todas sus reservas.

Parte el grupo de esta preciosa población, en dirección a desandar lo andado, pero de forma espontánea, el grupo decide cambiar el itinerario previsto con el fin de evitar las duras cuestas que anteriormente habíamos bajado con gran celeridad.

Se decide ir por Almoharín, y se opta por una mayor distancia, frente a la dificultad del terreno que ofrecía la opción de la Cuesta del Quinto Pino.

El buen estado del firme y lo agradecido de las pendientes favorables para el buen y fácil rodar de nuestras monturas, nos puso en un plis plas en Almoharín, para a continuación ir alejándonos de la población por la pista asfaltada que lleva al canal de Orellana.

Llegados a este punto y ante la anunciada falta de los “cabezas de familia” comienzan una serie de chiquilladas entre los componentes.

Algunos deciden que ante lo caluroso del día, apetece un baño en el canal, y Lalo ni corto ni perezoso se deshace de todo lo que le estorba para nadar y de un salto se coloca en el guardarail, que hace la función de baranda del puente y se lanza al agua cual rana saltarina, acompañándoles “ipso facto”, Juan Luís, Los dos Pablos, Jesús Beltrán, Paco y José Carlos. Mientras, el resto del grupo esperamos entre carcajadas a que finalizaran el feliz baño.



Estando unos en el agua y otros saltando desde el pretil del puente, pasa la Peña Ciclista de Miajadas, con bastantes componentes, que casualmente hacían ruta de pistas con bicicletas de carretera.

¿Que pensarían ante semejante escena, estos buenos y ortodoxos ciclistas de la Peña de Miajadas?


Refrescados la mitad del grupo, se reemprende la marcha, pero optando unos por el recorrido propio del camino a la Ermita de Sopetrán, y Beltrán y Paco por un recorrido alternativo.

Llegados a la Ermita al mismo tiempo, cada cual se defendía según su criterio, unos decían que era más corto por haber llegado antes a la misma Ermita, pero yo más creo, que fue debido a la alta velocidad que imprimieron, más que a lo corto del recorrido.

Reagrupados en la Ermita, el grupo rueda compacto durante un trayecto hasta que llegados a unas higueras al lado del camino, algún bicicletero paró a probar los higos de la zona, afirmando que estaban buenísimos. Pero con esta pequeña travesura, el grupo se distanció de la cabeza y ya no se reunió, hasta llegar al puente del Búrdalo ya cerca de Santa Amalia, para una vez reagrupados, hacer entrada en la población por la Calle José Gutiérrez como es habitual, aunque algunos atrocharon por la calle del Salón Moderno.

Llegados a la plaza con un horario más tardío de lo que es habitual, pero con una jornada de cicloturismo algo más traviesa y entretenida por lo anecdótico del recorrido, aunque eso si, algo agotadora por la longitud recorrida y la dureza de algunos tramos.

Y después de refresco y bocadillo “cada mochuelo a su olivo.”

Nota: Es de destacar en esta jornada, la incorporación de nuevo al grupo, de nuestro recuperado compañero Jesús Beltrán después del accidente que sufrió en la bajada del Cuadradillo.

Por Emiliano Andrade

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