lunes, 10 de agosto de 2009

Ruta Cicloturista
a las Mesas del Capitán.

( domingo, 9 de agosto de 2009 )


Asistentes a la ruta:
Jose Maria Almaraz
Pedro Cuesta
Andres Nieto
Emiliano Andrade
Juan Luis Capilla
Juan Manuel Barroso
Antonio Indias
José Carlos Escobar
Domingo Pablos
Pablo Carrascosa
Moisés López
Pedro Carrasco

Tiempo empleado: 2 h. 45 m.25 s.
Velocidad Máxima: 50.2 Km/h
Velocidad Media: 18,03 Km/h.
Parciales: 38,900 Kms.

Recorrido: Plaza de España, Ctra Ex206, Río Búrdalo, Pista de Malmedra, Don Rodrigo, Camino Viejo de Madrid, Venta la Guía, ”El Confesionario”, Cuesta del Borril, Mesas del Capitán, Cuesta la Novia, Cuadradillo, Pista de canal de Orellana, Cruce del Sajonia, Ex206, Plaza de España.

NOTA DEL ADMINISTRADOR
Por vez primera tenemos dos comentarios para una misma ruta, lo que es de agradecer al tener dos puntos de vista del mismo recorrido.
La semana pasada, tuvimos dos rutas y un solo comentario y sin embargo en esta ocasión, se presentan dos comentarios para una sola ruta. EL comentario 1, desde la perspectiva de un buen rodador y el segundo comentario el mismo recorrido, pero desde el punto de mira de . . . , digamos, un "rodador" no tan bueno, por no decir . . . . .


Comentario 1:
PINCHAMOS, LUEGO EXISTIMOS.

Con una tela verde que oculta a la vista las obras de la plaza como telón de fondo, va acudiendo un incesante goteo de Perrigalgos a la cita de cada domingo.
Dan las nueve en el reloj de la villa y da comienzo la cuenta atrás para la salida, por dar tiempo a algún rezagado. En la espera, suena el móvil de Domingo. Es Flore, que ha iniciado su enésima gesta del Camino de Santiago en bici (esta vez arrancando desde Mérida) y se encuentra en el cruce de Las Herrerías, camino de Cáceres, Plasencia ...
Alguien apunta que vayamos a su encuentro, pero enseguida la idea queda desestimada por la excesiva distancia que nos separa (cien kilómetros ida y vuelta). Y es que los Perrigalgos tenemos la autonomía que tenemos, y no hay más chinches que la manta llena.
Domingo hace la pregunta de rigor: “¿Camino o carretera?”. Es, un suponer, como cuando vas a un restaurante y tienes que dilucidar entre carne o pescado. El chaval del grupo, Moisés, que al igual que las cabras tira al monte, se apresta a decir: “Camino, camino”. Y el mismo Domingo propone una ruta a la que todo el mundo dice amén.
Ya en marcha los doce que al final nos hemos juntado, dirigimos nuestras ruedas (que no nuestros pasos) hacia el Búrdalo, Marmedra, Don Rodrigo y Las Monjas para, tras cruzar la autovía, dejar atrás los regadíos y alcanzar la zona boscosa de los montes.
En el camino se comenta la ruta que hicieron hace una semana al castillo de Magacela, donde una manta abrojos (el enemigo público número uno de los ciclistas) hizo tales estragos en el grupo que acabó con las existencias de cámaras de repuesto en un santiamén.
Al poco de adentrarnos en los montes por la mal llamada “carretera vieja Madrid-Badajoz” (que tiene de carretera lo que yo de capador de ranas), como premonición a la conversación que llevamos y como si todos fuéramos un hatajo de agoreros, se produce el primer altercado. Es Andrés, que arranca de su rueda trasera en llanta un maldito abrojo (abreojo para los enemigos). Dejando volar la imaginación, se me ocurre que tal vez el romano que inventó aquella mortífera arma que consistía en una barra de hierro unida por un trozo de cadena a una bola con puntas, pudo inspirarse en un abreojo.
Andrés arregla con mano diestra el pinchazo en un plisplás. Y estando agachado en pompa inflando la rueda, el cacho cabronazo se jarrea un sonoro cuesco. Juan Luis, que estaba justo detrás, es el principal damnificado y zanja el asunto pegándole una patada en el culo y apartándose de su punto de mira, haciendo aspavientos con la mano en la nariz.
Al pasar por la venta La Guía, José Carlos comenta que hace unos días, al pasar por aquí, le salió al encuentro un mastín con aviesas intenciones y “le pidió los papeles”. Al final cuenta que el chucho le obligó a darse la vuelta.
Rodando a buen ritmo el grupo se dispersa y los de delante nos paramos en el Confesionario para reagruparnos. Haciendo un recuento, faltan tres números que no acaban de llegar. Suponemos que han tenido alguna avería, lo que nos corroboran cuando llegan diez minutos después. Ahora ha sido Emiliano el que ha pinchado, pero esta vez le hace menos gracia que cuando pincha otro y arguye que no viene mal un pinchacillo que otro para descansar.
Al poco de reanudar la marcha pincha Antonio. En la espera, Andrés se arranca con un chiste que pone en solfa la fobia que le tienen los gitanos al trabajo. Cuenta: Le dice un gitano a un paisano: “A mí me gustan todas las palabras que terminan con la letra a: cantá, fumá, bailá...”. Y le pregunta el paisano: “¿Y trabajá?”. A lo que responde el calé con su deje característico: “Esa no, payo. Trabajal no termina en a”. Emiliano le da la réplica y dice: Le cuenta un amigo a otro: “Mira, debajo de ese árbol hice yo el amor por primera vez, y delante de su madre”. Y el amigo, sorprendido, le pregunta: “¿Y qué te dijo?”. Dice: “Beeeee”.
Subiendo la cuesta del Borril volvemos a disgregarnos (cada cual sube el exigente repecho arreglo sus fuerzas), para agruparnos de nuevo arriba y hacer la parada para comernos el piscolabis en Las Mesas del Capitán, un paraje despejado de árboles desde el que se divisa una bonita panorámica.
Se comenta sobre la ruta nocturna en bici que se celebra esta noche, en la que algunos van a participar, y que está enmarcada en las actividades de la Semana Cultural.
Lo que nos queda de recorrido ya es coser y cantar: cuestas en bajada de La novia y Cuadradillo, Canal de Orellana y para casa por el Sajonia. Sin embargo, todavía queda otro pinchazo. Ahora ha sido José Mari, pero su rueda pierde poco aire y decide inflar e intentar llegar al pueblo.
Como corolario de esta crónica, decir que si hubiera que plasmar la historia de la etapa a modo de un cartel taurino, éste diría en su encabezamiento: “Cuatro pinchazos, cuatro”. Y si se tratase de usarla como argumento para el rodaje de una película, el director tendría que cambiar la sempiterna frase y decir en su lugar: “Silencio, se pincha”.

PEDRO CARRASCO CUESTA



Comentario 2 :
LAS MESAS DEL CAPITÁN

Fin de semana de eventos varios, a los cuales, como no podía ser de otra manera, los componentes de esta nuestra querida y cada vez mas consolidada Peña, no podían ni querían faltar.
Por esto de las fechas estivales, tan festivas ellas, lo que en principio se prometía una escasa asistencia a nuestra habitual ruta dominical, se torno en una más que aceptable participación de bicicleteros.
En un primer momento de incertidumbre sobre que ruta trazar esta mañana de verano, Domingo hizo la indecente proposición de salir al encuentro de nuestro compañero Flore, el cual esta realizando el enésimo Camino de Santiago, pero esta vez partiendo desde tierras Cordobesas y Sevillanas para realizar el camino, pero con el trazado de la Vía de la Plata.
Digo lo de indecente proposición, porque se trataba de salir a su encuentro en el Cruce de las Herrerías, que según se comentaba, dista más de 50 km de nuestro Pueblo. Pero no es la ida, sino la ida y venida, con lo cual la ruta sería de unos 100 km. (Susto).

Con buen criterio el grupo casi en pleno, decidió desistir y hacer desistir a Domingo de su intención, siendo el mismo ante los comentarios del resto de bicicleteros, el que cerró la proposición con una frase de peso: “Tendamos un tupido velo”.

Una vez venidos a nuestro natural regazo, en cuanto a recorridos y distancias propias de este grupo de bicicleteros, se propuso realizar la ruta ya repetida bastantes veces, pero no por ello de menor interés, de las Mesas del Capitán por el Camino Viejo de Madrid.
Emprendida la marcha, se marco buen ritmo desde el inicio y enseguida estábamos en la Finca “Las Monjas”, en donde empezaron a darse algunos problemillas mecánicos, tocándole el turno en esta ocasión a Antonio Indias.
Solucionado el problema de Antonio y nada mas cruzar la Autovía por el puente le toca el turno a Andrés, que ante el estreno de nuevas cubiertas, estas le pagan con su primer pinchazo.

Reemprendemos la marcha enfilando el grupo el “viejo” camino de Madrid con su polvoriento pavimento, que debido a las condiciones de la estación estival, esta en unas condiciones no muy adecuadas para rodar. Se dan piedras sueltas, terreno excesivamente seco, arenas disgregadas que hacen culear al mejor jinete y, que decir de los márgenes del camino.

El territorio se visualiza áspero y seco, en el cual las ruedas no deslizan con facilidad y en el que se dan condiciones difíciles a la hora de manejar nuestras monturas.

El paisaje es desolador, no hay verde por el entorno. Lo más parecido a este color, es un azulverdoso de encinas y alcornoques, que debido a la escasez de lluvias en este periodo estival en el que no ha caído ni una gota de lluvia, no presentan apenas follaje y el pasto, es de un aspecto a secarral desértico propio de otras latitudes.

Pasa el grupo por la “Venta la Guía” a toda velocidad, pero controlando y vigilando en todo momento algún extraño movimiento de nuestras cabalgaduras por el inhóspito “viejo” camino de Madrid.

En la subida de la última cuesta previa a la llegada a “El Confesionario” pincho mi rueda trasera que, sin dilación, reparamos con la sustitución de la cámara pinchada, por la de repuesto que llevo y continuamos la marcha, ya que el grupo espera arriba.

Parte el grupo raudo y veloz en busca de la cuesta del Borril, pero de pronto hay que hacer otro alto, esta vez debido al pinchazo de la rueda trasera de Antonio.

Resuelto el entuerto, enfilamos la cuesta del Borril, unos mejor que otros, ya que por la dureza del terreno y de las condiciones en las que se encuentra el camino, es esta una cuesta de “Padre y muy señor mío”.

Acudiendo solo Pedro en busca de los rezagados, el grupo espera a la sombra de la Encina donde habitualmente, se realiza la parada cuando pasamos por estos lares.

Realizada la parada de rigor y tomada la pequeña “barrita energética” partimos en dirección a la “Cuesta de la Novia”, la cual, al ser cuesta abajo en esta ocasión, es de agradecer y no cuando es de subida, que es de bastante dificultad.
Continua el grupo por la “Finca el Cuadradillo” y a toda velocidad, pero controlando. Se comenta algo sobre la incorporación del compañero Jesús Beltrán, el cual esperamos una pronta incorporación de nuevo al grupo.

Llegados al Canal de Orellana, Josemari ve como culea su rueda trasera, pero al no ser un pinchazo grave se decide inflar la rueda y el grupo parte a toda velocidad para llegar al pueblo cuanto antes y no tener que reparar la rueda.

Llegados a la Plaza y entrando en la “Sede”, nos damos cuenta que hoy, no se había hecho la foto de rigor que viene siendo habitual en todas las salidas, y en esta ocasión se decide hacerla en el “Bar Cidoncha”,

y después de refresco y bocadillo, “cada mochuelo a su olivo”.


Emiliano Andrade

1 comentario:

  1. No solamente la "Peña" se afianza cada vez con más fuerza, también nuestros comentaristas van mejorando sus escritos.
    Enhorabuena y felicitaros por vuestras narraciones.
    Saludos

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