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Llego a la
plaza y me encuentro las vestimentas más variopintas que os podéis imaginar,
unos con chubasqueros, otros sin él, con pantalón largo, con corto, pero el
premio a zarapastroso se lleva mi primo Pablo, con los pantalones cortos,
calcetines largos y las botas del curro jajajaja…
Yo tenía
guardado el As en la manga con el modelo de chubasquero tipo matancero o
bombero torero. Hasta Obispo me llegaron a decir, será por ésto de que ha
estado este fin de semana para confirmar a los chicos jóvenes del pueblo.
Se preveé
lluvia, de un momento a otro y decidimos hacer una ruta por los alrededores,
vamos lo que es cerca.¡ Vaya tela con las rutas cortas!
Llegamos al
puente del río Búrdalo y giramos a la derecha para entrar en la finca de La
Parrilla, por la carretera de Las Monjas. En dicha finca giramos a la izquierda
por la carretera vieja Madrid-Badajoz. Aquí empieza ya a llover, sin mucha
pinta de dejar.
Paramos a
ponernos los chubasqueros, los que íbamos sin él, en el cruce que sube para el
huerto de Los Castaños. Vemos que está la puerta cerrada y decidimos continuar
por la carretera vieja dejando la venta de La Guía a la derecha o más bien lo que queda de ella.
A la altura
de la morera saltamos la primera puerta del día para acceder a la finca. Ya se
nos había olvidado un poco esta subida, pero se las trae en lata. Continuamos
hasta el huerto de detrás de la casa de Cuadradillo con una charca en un paraje
precioso, más bien propio del Norte de España.
…Y
lloviendo.
Nos espera
otra cuesta hasta coronar con la linde de los Castillejos. Llegamos justo al
cortafuego de la ruta que puso en su día Pablo Tato, la cual la catalogó como “fuega
de cuguiculum”. Menos mal, que hoy toca para abajo, pero luego toca para arriba
y más arriba, hasta llegar a una alambrada, que saltándola nos metemos en la
finca de Los Castelló.
…Y
lloviendo.
La última
vez que pasamos por aquí había un carril más o menos limpio, pero hoy está
intransitable, debido a las jaras y las abulagas. Por cierto, dicho día nos
encontramos en este punto a los hermanos Lozano y compañía haciendo una ruta a
pie, hoy no había ni animales. Andando con las bicis cogidas a cabresto unos
cientos de metros, llegamos a un camino que nos conduce a un callejón sin
salida, hay que saltar una alambrada y a los treinta metros otra y otros
cientos de metros otra vez con las bicis a cabresto, hasta coger el camino que
nos conduce al Castillo de la Mina de La Parrilla, que, por cierto, le queda
poca vida debido a que el filón principal está justo debajo.
Decidimos
parar a comernos el bocadillo debajo de un chaparro, por decir parar a comer,
pero la mañana no estaba ni para eso.
“Quien se
cobija debajo de hoja dos veces se moja”
En un punto
de bajada, que deberíamos ir en silencio nos marcamos una orquesta con los
frenos ya que al ir mojados suenan como una trompeta jajaja… menuda
escandalera.
…Y
lloviendo.
Con la que
está cayendo giramos a la izquierda y vamos quedando el pueblo a la espalda.
Llegamos a la linde de la finca de Los Castelló, de nuevo, pero en el lado
opuesto, volvemos a saltar y vamos hacia el cortijo de la finca.
Hoy el amigo
José Noca va a hacer brazos con tanto saltar alambradas con su bici eléctrica
de nada menos de veintidós kilos.
Justo en
este punto suena el teléfono de Julio, parece ser su señora preguntando por su paradero, porque como está
el día…. Se supone, que le pregunta que si llueve, a lo que le contesta que no,
que por aquí no está el día muy malo jajajaja…no podía estar peor.
…Y
lloviendo.
Llegando a
este cortijo solemos pasar en silencio, ya que es una finca privada y nos
pueden llamar la atención. Justo en la misma casa pinchazo, sí, sí, nuestro
Diego pincha su rueda trasera y decidimos continuar un poco para no parar en el
mismo cortijo. Paramos a arreglar el pinchazo, que si la rueda coge aire, que
si no, con más frío que un galgo, se marca Pablo un tarzanito, dice “el Yeyín”,
que sale el aire envuelto en mierda y ésta va haciendo el tarzán en los pelos
del culo, vaya situación, con la calaura que tenemos jajaja… No he visto un
pinchazo más largo, se aprecian en estos días.
…Y
lloviendo.
Seguimos
hasta la puerta que sale al camino de Cuadradillo con la suerte que está abierta y no hay que saltar. Dirección hacia
el pueblo, bajamos la cuesta de Cuadradillo y pinchazo otra vez de Diegui, hay
una cosa que se llama tubeless, le dejamos una cámara y bomba, peor que antes.
Se monta y ésto no coge aire, ¿pero cómo va a coger aire si está usando la
bomba como los de Lepe? Moviendo la mano con la que sujeta la rueda y la bomba
y la que tiene la maneta de la bomba quieta, ¡donde quiera los hay!
Entre risas
y tiritones se prepara el pinchazo y por fin, para casa. Carretera de Sajonia
tranquilitos y hoy no hay cervezas, debido a la calaura, derechos a la ducha
calentita y nada más.
Por último,
comentar que la mayoría de los treinta y ocho kilómetros, que hemos recorrido
han sido por fincas privadas, con quinientos metros de ascenso acumulados, lo
que quiere decir, muchas cuestas y muchas alambradas y cancelas que saltar.
Hasta el
domingo que viene, que haremos la última especial del año, por tierras de
Garciaz.
Crónica Paco Cidoncha |
Ya se echaban de menos tus crónicas, tras el parón agrícola. Nos calamos y embarramos hasta las cejas, pero...¿y lo que disfrutamos?.
ResponderEliminarMuy buena señor Obispo, como nos bautizastes a todos con 20 litros de agua, lo pasamos genial y eso que yo llegue hasta el nabo, jajajajaja
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