lunes, 10 de octubre de 2011

Aquellos maravillosos años.

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Participantes
Emiliano
Tite
Pancho
Antonio
El chaval de Badajoz
Alberto

Distancia: 38,60 km






Vínculo ruta:
http://share.abvio.com/0810/8cfb/4e0f/a920/Cyclemeter-MountainCycle-20111009-0914.kml

Recorrido: plaza, pistas, carretera de Valdetorres, Finca los Novilleros, El salto del rio Guadiana, Medellin, Castillo, Cordel, Fabrica de tomates, charcas y plaza.

Por Emiliano Andrade

Aquellos maravillosos años.


Con la ruta principal organizada hasta Cáceres con la subida al Santuario de la Virgen de la Montaña, a las 9 de la mañana no plantamos en la plaza un reducido grupo de 6 bicicleteros de pro, con renombrada valía en estos lares, llámense Antonio Indias, Alberto, Pancho , Tite, el chaval de Badajoz familia de Juan Puerto y el que escribe, que después de muchas semanas de ausencia tiene la intención de ir cogiendo forma para reincorporarme al grupo, aunque con mis condiciones habituales.



La mañana aunque algo fresca invita a pedalear y ante el limitado rodaje de algunos de nosotros después de tantos días sin montar, nos planteamos una ruta suave, como las que hacíamos antaño, de rodar fácil, de buen firme y con contadas y suaves pendientes.



Despues de esperar a Juancarlos algo más del tiempo permitido y haber intentado contactar por teléfono con él, salimos en dirección a las charcas y pisteando nos plantamos en el cruce de la carretera de Valdetorres con la pista de Cerro Mono.



Llegados al badén de Valdetorres giramos a la izquierda en dirección a las fincas Las Caballerías y entre las espadañas aparece subiéndose los pantalones un paisano nuestro de cuyo nombre no es no quiera acordarme, sino que no lo sé, que siendo la primera hora de la mañana le habían apretado las tripas y el hombre estaría evacuando, y creo que ante nuestro paso se alarmó y recogió bártulos sin haber acabado la faena.
Pasada la finca las Caballerías pasamos a Los Novilleros. Durante el trayecto Tite va ejerciendo de cronista-guía de la zona, y va indicando sobre la marcha, “pues aquí estaba la primera pista de aterrizaje de las avionetas, pues aquí estaba de guarda “fulanito de tal”, pues ese montón de tierra es de menganito”, etc, etc.



Llegados al Guadiana y en las primeras chorreras del río, Antonio rememora las buenas tardes de pesca que ha tenido en esa zona. Mientras comentamos sobre el puente el resto del grupo no ha parado y paralelo al Guadiana rueda en dirección a Medellín hasta llegar al sitio de parada programada, “El Salto”.



Con mucha cautela al ir llegando a esta antigua central hidroeléctrica nos bajamos de las monturas ante la abundante presencia de nuestro querido amigo “el abreojo”, que debido a la prudencia que pusimos al adentrarnos entre ramas y zarzas no causo estragos entre nuestras filas, pues algunas ruedas llevaban enclavados varios de ellos, pero en superficie.













Nos dimos un paseo por “las instalaciones” y llegados a la antigua zona de baños nos encontramos con la nueva invasión de camalote que está sufriendo el Guadiana, de nuevo prácticamente tapizado en verde en esta zona por esta planta invasora.






Comentamos sobre las buenas tardes que algunos habíamos pasado en esta antigua zona de baños y los hermosos torsos que se exponían al sol tumbados en toallas sobre la losa de ladrillos.



Cogemos al hombro las monturas para evitar los pinchazos y después de retirar los pinchos de las ruedas, rodamos en dirección a Medellín para afrontar la única cuesta de la jornada, con la ascensión al castillo. Emprendemos la subida al castillo cuando entrando entre las cadenas que cortan el paso a vehículos de cuatro ruedas, miramos para arriba y nuestro compañero de rodada de Badajoz está ya en el último tramo de la subida al castillo.






Alberto no se encuentra con fuerzas para ascender hasta arriba y después de haber parado en el teatro romano decidimos esperar a que descendieran Pancho, Tite, Antonio y el chaval de Badajoz cuñado de Juan Puerto, que con tanta alegría había ascendido al castillo.






Emprendemos el camino de vuelta por el puente de Medellín y la vía pecuaria que parte de la carretera de Yelbes hasta el pueblo, e intentamos ir siguiendo una marcas rojas y blancas de las que desconocemos el significado, hasta que llegados a la charcas, en un pozo pegado al camino, vemos una inscripción que pone camino de Guadalupe junto a las dos marcas de color rojo y blanco.



Resuelto el enigma de las marca de color, pasamos por las charcas, en las que hay bastante gente disfrutando de una apacible mañana de pesca.




Ha sido una mañana en la que disfrutamos de una jornada en la que rememoramos “aquellos maravillosos años” en los que aun se podía disfrutar del paisaje mientras rodábamos y el pedaleo era una actividad relajante.





Llegados a la sede, Alejandro se sorprende de nuestra llegada, pues pensaba que hoy no acudiría nadie por la ruta a Cáceres, y esto unido a la I ruta de la tapa,por lo que él andaba más liado de lo normal, al final nos tuvimos que “apañar” con un buen plato de aperitivos fritos junto al preceptivo refrigerio.



Después de una buena ducha, y ponernos de “guapo”, iniciamos la segunda ruta de la jornada, La I Ruta de la Tapa en Santa Amalia, pero esa es otra historia . . . . . .








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1 comentario:

  1. me encanta visitar esta pagina,primero por las rutas que haceis,segundo , las fotos tan chulas que aportais de la tierra extremeña y tercero,la buena gente que sois...!!

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