lunes, 25 de enero de 2010

EL RUGIDERO


24 de Enero de 2010
Asistentes a la ruta:

Emiliano Andrade Rodríguez
Juan Manuel Barroso Morcillo
Florencio Benítez-Cano
Juan Luis Capilla Camacho
Pablo Carrascosa Sánchez
Paco Cidoncha Carrascosa
José Carlos Escobar Dorado
Pablo Gallego Casillas
José Luis Jiménez Dorado
Alberto López Fuentes
Andrés Nieto Cortés
Marcos Nieto Dorado
Domingo Pablos Bautista
Javi Parejo Jiménez
Diego Parejo Jiménez
Francisco Velarde Dorado

Tiempo empleado: 2 h.47 m. 29 sg.
Velocidad Máxima: 47,9 Km/h.
Velocidad Media: 16,4 Km/h.
Parciales: 46,00 Kms

VIDEOS DE LA JORNADA:
Recorrido: Plaza de España, Carretera de Cáceres, Sajonia, Canal de Orellana, Camino de Cuadradillo, El Entalle, Camino de las Mezquitas, Parque de Cornalvo, El Rugidero, Camino de las Mezquitas, Mesas del Capitán, Camino del Borril, Canal Principal de Orellana, Pista de la acequia, Sajonia, Carretera de Cáceres, Plaza de España.

Comentario:
Casi toda la noche se llevaría lloviendo, con poca intensidad, eso sí, pero no dejó de caer ese agüilla hasta cerca de las siete de la madrugada, y a partir de esa hora, el cielo se fue despejando cada vez más. A la hora de salir, las nueve de la mañana, aún estaba el cielo parcialmente encapotado y a medida que hicimos el recorrido, éste se fue despejando casi totalmente y salió un sol espléndido para un día maravilloso de cicloturismo. Sin embargo, aunque no nos llovió, como he indicado anteriormente, sino que lució el sol, no nos mojamos por arriba, pero en cambio
bien que nos mojamos por abajo.
Los arroyos iban tan crecidos, los charcos de agua eran tan numerosos, e incluso los caminos, en algunos tramos, parecían verdaderos arroyos, tal es así que nos pusimos hasta las trancas de agua y de barro, y las bicicletas como nunca las he llegado a ver e esa guisa.



Pero en fin, estos jóvenes y audaces “Perrigalgos” parece que disfrutan con estas cosas, y se les veía totalmente felices y ufanos, metiéndose por los charcos, en el fango y desafiando a estos intratables caminos invernales.

Yo casi siempre iba el último, tanto para acompañar al amigo Emiliano, cuánto más para no verme inmerso en esos desafíos campales de los hombres contra los caminos encharcados y los desbordados arroyos. Por algunos lugares parecía como si hubiera estado allí una piara de jabalíes removiendo el terreno en busca de alimento. Las rodadas de las bicicletas bien se podían seguir en esta ocasión sin ninguna dificultad.
Algunos pusieron pie a tierra, en algún charco algo más profundo, mojándose los zapatos, otros se hundieron hasta las trancas en el barro y todos, en general, recibimos nuestra dosis de agua con las salpicaduras.
Llegamos al río Muelas, ya en el Parque Natural de Cornalvo, y paramos donde lo habíamos hecho en otra ocasión que hicimos este recorrido: Nos hicimos las fotos de rigor con los adelantos tecnológicos agregados de trípodes, y luego decidimos, guiados por Domingo, visitar el lugar conocido como “El Rugidero” o también “El Berrocal del Rugidero”, en una ruta corta de senderismo, dejando todas las bicicletas agrupadas en el lugar indicado.









El citado Rugidero es una zona granítica del cauce del río Muelas, con un cierto desnivel del terreno, donde las aguas torrenciales han labrado, a través de los siglos, una serie de oquedades y cuevas de una belleza impresionante, y al pasar el agua entre ellas forma un enorme ruido que es de donde le viene el nombre de Rugidero. Alguien lo comparó con Los Pilones, del Valle del Jerte, pero vamos a dejar cada cosa en su sitio.
Yo regresé por el lugar indicado, por la vereda de cabras, en tanto que el resto de los Perrigalgos se arriesgaron a regresar por la orilla opuesta, sorteando los pedruscos como si fueran verdaderas cabras montesas.
El regreso lo hicimos por la Mesa del Capitán y la Cuesta del Borril, donde el osado Pablo Carrascosa se cargo el plato grande, doblándolo en una piedra del camino. Paquito Cidoncha no pudo frenar a tiempo, en un arroyo, y se tiró contra el maestro, embistiéndolo por detrás. Menos mal que la cajita de Danone le salvó de tan bestial choque, que no tuvo más consecuencias que las risas desenfadadas del resto de los compañeros.



En esta ocasión nos ha acompañado por fin el amigo Tato, que hace mucho tiempo que no lo hacía, el cual nos indicó, por si no nos habíamos dado cuenta, que era un “rhgecorhgido con mucho barrhgo”.

Hasta la semana que viene.


Nota del administrador: Flore no se percato de la caída que tuvo Andrés al engancharse el manillar con una retama en la salida de la carretera vieja, cayendo a un charco, del cual salió de un salto, cual rana saltarina, sin apenas restos de agua y barro.

En estos momentos de “barro y agua” que estamos sufriendo queremos, desde estas líneas dar las gracias a las lavadoras(1), sin las cuales no sabríamos que sería de nosotros.

(1) (Leáse esposas, madres, compañeras, . . . . . .y electrodomésticos por algún componente que le toca a él, por esto de la igualdad.)
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Nuestro compañero Lalo me ha recomendado este interesante artículo sobre las bondades del uso y disfrute de la bicicleta:

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