lunes, 16 de marzo de 2009

Las Mezquitas
( Domingo, 15 de marzo de 2009 )
Florencio Benítez-Cano Benítez-Cano

Asistentes a la ruta:

Moisés López
Javi Parejo Jiménez
Alberto López
Juan Carlos Muñoz
Juan Luis Capilla
Pablo Gallego
Florencio Benítez
Roberto Pérez Monago
Jesús Beltrán Simón
Emiliano Andrade
Diego Parejo Jiménez
José María Almaraz Luna
José María Garrido
Pedro Cuesta Flores
Juan Manuel Barroso
Paco Cidoncha
Antonio Indias

Domingo, 15 de marzo de 2009

Tiempo empleado: 2 h. 23 m.30 sg.
Velocidad Máxima: 42 Km/h.
Velocidad Media: 18 Km/h.
Parciales: 43,160 Kms
Odómetro: 50.639 Kms.
Totales: Kms.

Recorrido: Plaza de España, Carretera EX­-106, Cruce del Sajonia, Canal de Orellana, Camino de Alico, Carretera Vieja de Madrid, Camino del Borril, Camino de las Mezquitas, Ruta Roja de Cornalvo, Castillejos de Abajo, Camino de Cuadradillo, Canal de Orellana, Cruce del Sajonia, Carretera de Cáceres, Plaza de España.

©Florencio Benítez-Cano Benítez-Cano
Santa Amalia (Badajoz)
Marzo de 2009


Comentario

Cuando nos juntamos en el plaza, en los cometarios previos a la salida, no se ha hecho, en esta ocasión, ningún cometario de fútbol, pero no me percaté de este hecho hasta que no regresamos, cuando estando tomando las consumiciones de rigor en el Bar Cidoncha, la sede de nuestro grupo ciclista, José Antonio, “el carbonero”, el camarero también, a quien tuvo que ayudó Antoñito, el hijo de nuestro Antonio “el panadero”, porque al parecer era un poco corto, según su propio criterio, al que yo le recriminé diciéndole que yo sería enano, nos preguntó por Domingo y sobretodo por Andrés, porque dijo que les tenía preparado una noticia que había salido en el periódico en el día de hoy, referente al Real Madrid o algo parecido.
Yo estaba pendiente más bien de los nuevos fichajes, gente joven, que si siguieran adelante podrían formar un buen club de ciclismo o de cicloturismo en este nuestra localidad, donde siempre ha imperado más la cultura de “la caldereta”, que no es mala cultura siempre que estuviera en el lugar que le corresponde. Las fotos de rigor a los dos jóvenes allegados, y como no a otro fichaje, Paquito Cidoncha, que según él era más veterano que yo en este grupo, y yo le dije que en este grupo “no”, posiblemente en el del año pasado, que aunque fuera la semilla, poco tiene que ver con este grupo cicloturista consolidado al día de hoy. Puede que esté equivocado, por ello ruego a todos los componentes que si tienen algo que aclarar que lo aclaren ahora o callen por siempre jamás.
Las primeras pedaladas por la carretera fueron al unísono hasta que llegó el cruce con la autovía, donde el grupo se estiró un poquito, pudiéndole agrupar de nuevo en la pista del Canal de Orellana. El primer intento de torcer a la derecha, camino de Cuadradillo, fue abortado por el organizador de la ruta, que en este caso le correspondía a Javi Parejo. Así que torcimos poco después por el Camino de Alico, y hubo las primeras divergencias, de si tiramos por aquí, o tiramos por allí, así que desde estas páginas pido el rigor que corresponde a la disciplina del grupo, para que siga las instrucciones del jefe de filas del día de la ruta. Por fin parécese que hubo consenso y caminamos todos por la Carretera Vieja de Madrid, camino del Confesionario y del Borril. Pero antes de llegar al lugar indicado, Juan Luis Capilla, volvió a sufrir idéntico infortunio que sufriera el día de la ruta de Las Moreras, hace un par de semanas. Como aún estábamos cerca, la caída hasta el Canal era cuesta abajo, y en el Canal no tendría problemas para que vinieran a recogerle, decidimos de mutuo acuerdo, y con su consentimiento, continuar la marcha.
Rodando ahora cuesta abajo, el grupo pedaleaba eufórico y desenfrenado, sin hacer siquiera caso a los fieros mastines que nos salieron al paso, que incluso pudieran dar más brío a este vertiginoso pedaleo.
Pero llegó la Cuesta del Borril, y el terreno se empinó endiabladamente hacia arriba, posiblemente sea la cuesta más larga que hayamos subido hasta ahora, aunque no la más empinada, pero se nota que a pesar de que el pelotón va cada vez mejor, la explosividad de las primeras pedaladas hacen que se desinflen los pulmones y no le llegue el suficiente oxígeno al corazón para bombear más sangre ante este considerable esfuerzo, así que algunos números se iban quedando atrás y cada cual subía aquella tremenda pendiente como podía, hasta llegar a la Mesa del Capitán, enorme meseta ahora desarbolada, antes plantada de odiosos eucaliptos, y con una anchurosa pista de firme regular por la que se pedalea a placer, y allí arriba iban esperando los que llegaban primero hasta que se rehizo el pelotón y continuamos la marcha.
Esto sí que es coser y cantar, como se suele decir, comentaban algunas personas cuando emprendimos una enorme cuesta abajo, interrumpida a veces por algún odioso pedregal o por algún charco, donde se oían los gritos de “AAAAAGGGGGUUUUUAAAAA……”
Pasamos al lado del cortijo de Las Mezquitas, que da el nombre a esta bonita ruta, una de las más preciosas realizadas hasta ahora, por comentarios que escuchaba a las personas ciclistas, y por mí mismo también.
Pronto llegaríamos a las inmediaciones de las Rutas de Cornalvo, que una de ellas estaba marcada con una flecha roja, y por fin a la zona llamada “El Berrocal del Rugidero”, sobre el Arroyo de Las Muelas, lugar donde se pueden admirar espectaculares formaciones graníticas, que se han ido modelando a lo largo del tiempo, y donde paramos a descansar un poco, a repostar energías y hacernos la foto de rigor. Como cosa anecdótica cabe citar el plátano de Tato que estaba medio desecho, pues no se acaba de enterar que con el traqueteo de al bicicleta, por estos infernales caminos pedregosos, las cosas blandas se ponen casi inservibles.
Los demás suelen llevar barritas energéticas como si fuera una jornada de siega, y Paquito que llevaba un par de naranjas, aunque no sé si se comió las dos o tuvo bastante con una.
Volvimos a reemprender la marcha, por el mismo lugar que habíamos venido, y una vez rebasado el cortijo de Las Mezquitas, nos desviamos a la izquierda para tomar la senda roa, la número 4 de las de Cornalvo, que va paralela al Arroyo de la Fresneda, hasta que termina la ruta de senderismo y hay que volver para atrás, pero nosotros continuamos el camino que sigue hacia los Castillejos de Abajo y poco después llegamos al transitado camino que nos llevaría, luego de subir algunas cuestecillas hasta la Casa de Cuadradillo. A partir de aquí el terreo cae de manera paulatina hasta el Canal Principal de Orellana, luego de bajar una bondadosa pendiente donde los ciclistas disfrutaron como niños bajando a toda marcha. Yo había bajado el primero para hacerlo con precaución y en solitario y aproveché para hacer algunas fotos según iban llegando y dando unas frenadas de escándalo, ¡pobre bicicletitas!
Nos reagrupamos de nuevo, pero a medida que se aproximaba la carretera de Cáceres, los nervios afloraban a la piel, hasta salirse fuera de ella y pedalea como verdaderos posesos, perdido así la bonita costumbre de reagruparnos para terminar todos juntos la marcha al entrar en el pueblo y llegar a la sede, ¡como se notaba que no habían venido los dos jefes de fila, que parece que imponen más respeto!
Tomado el obligado refresco en el bar se escuchó una propuesta deshonesta, la de ir todos juntos a Guadalupe, en cuanto tuviéramos los trajes nuevos. Como se me pidiera que diera mi opinión contesté que por mí a SANTIAGO DE COMPOSTELA.

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