Participantes:
Capilla
Carrascosa
Toni
Diegui
Tomas David
Pedro Carrasco
Javi Camacho
Paco
Cidoncha
Juan
Ismael
Hoy
toca madrugar para ir a Campanario, ruta programada hace varias semanas y que
no se pudo realizar por motivos ajenos a nosotros.
Entramos ya en el tiempo de que
no sabemos que ponernos, porque a primera hora hace frío pero una vez va
transcurriendo la mañana va sobrando ropa.
Antes de salir compruebo que hace
freso y me pongo manguitos y perneras, espero a mi primo Diegui y nos vamos
hacia la Plaza. Al llegar solo me encuentro a tres Perrigalgos, pero van
llegando poco a poco, hasta llegar un total de nueve, más Toni que nos espera
en Medellín.
Una vez llegados los cuñados, salimos puntuales y esta
vez tiramos por la calle San Juan para recoger a Capilla que iba muy fresco y
se adelantó a poner algo de ropa, los demás iban bien abrigados ya con la
chaqueta de invierno como Don Pedro. Tiramos dirección Medellín con fresquito,
allí estaba esperando Toni, seguimos hasta Don Benito, cogemos la carretera
hacia La Haba a un ritmo tranquilo, la gente está arrecida, llegando a La Haba
me pasa Tomas David la cámara, que dice que él no quiere cargos.
Llegando al pueblo cogemos un
camino a la izquierda y aquí paramos, nos aconseja Pedro que a partir de aquí
va sobrando la ropa, porque viene un par de kilómetros de cuestas, así pues la
gente empieza a desplumarse. Dicho y hecho, cruzamos la carretera de Quintana y
empezamos a subir como siempre cada uno a su ritmo hasta un cruce de caminos
donde hay que girar a la izquierda, aquí el GPS Don Pedro no lo tiene claro, hasta que se resetea y
continuamos rodeando Magacela pasando por el cementerio hasta llegar a una
carretera.
Aquí empieza el día negro de Capilla, porque se
da cuenta que ha pinchado, mientras lo arreglan yo aprovecho y voy a
fotografiar el dolmen que está a unos metros. Una vez arreglado el pinchazo, seguimos
por la carretera unos poquitos metros y giramos a la izquierda por una pequeña
aldea que está a la falda de Magacela, la atravesamos para continuar por una
pista asfaltada que nos lleva casi hasta nuestro destino, después de unos cinco
kilómetros, sale un camino señalizado, indicando que quedan dos kilómetros hasta el yacimiento
de La Mata.
Por este camino de tierra, que al
final hay una cuestecita que se las trae, van subiendo uno a uno, una vez todos
allí, hay un chaval esperándonos al que le sorprende nuestra puntualidad, eran
las 10:10, creo recordar. Una vez que estamos todos juntos, empieza a
explicarnos la historia de los yacimientos, de pronto llaman a Capilla al móvil
y se tiene que ir, cuando echa mano a la
bici se da cuenta de que vuelve a estar
pinchada, vaya día, la arregla mientras a nosotros nos enseñan los yacimientos tartésicos. Capilla,
finalmente, se va, ha quedado con su mujer para que venga a por él.
Una vez terminada la ruta por los
yacimientos, nos hacemos la foto de rigor y aprovechamos para comer un poquito
en un “Plis-plas” pues llevamos una hora allí y tenemos que volver. Deshacemos lo andado y nada más salir Pedro se
lleva un buen susto, le salta la cadena y a punto estuvo de caerse, eso sí, se
llevó algún arañazo que otro. Seguimos por el mismo camino pero en vez de tirar
dirección La Haba, seguimos hacia Villanueva por el mismo camino, aquí empieza
el viacrucis de Ismael, con el tío de la marra que le dio de lleno.
Por fin llegamos a Villanueva, y
ponemos dirección a Don Benito, por la carretera pasando por el Hospital, hasta
la rotonda para girar a la derecha hacia el cementerio. Cogemos la antigua
carretera, pasando por la rotonda del Tordo y de aquí al Río Guadiana, una vez
allí cogemos un camino que nos llevará hacia la Nacional 430 a la altura de
Ruecas, dejamos a la izquierda dos eucaliptos,
que según Pedro son los más antiguos de Extremadura. Por aquí ya vamos más
tranquilos, pero a Ismael le ha dado el de la maza bien dado.
Cogemos la Nacional antes de
llegar al río y ya la altura del cementerio la dejamos, para tirar por una
pista hasta Hernán Cortés, aquí se queda Toni y continuamos hasta Santa Amalia,
a un ritmo tranquilo para llegar todos juntos y con 83 kilómetros a la espalda,
ya en Santa Amalia como de costumbre parada en el Bar de Moniato, para tomarnos
la cervecita que entra de vicio.
Hasta la próxima!!!
Un saludo, Juan.
Fotos, crónica…Juan, haces de todos y muy bien hecho. Ruta propiamente cicloturística que nos ha permitido conocer otro pedacito de nuestra historia. Lo que estoy aprendiendo gracias a la bicicleta.
ResponderEliminarEn cuanto a mi particular batalla con los abreojos, ha sido relajarme con el tubeless y me han atacado sin compasión. Como diría el gato Jinks, de Pixie y Dixie: ¡Malditos abreojos!
Juanito pulcritud y corrección en el relato de una ruta más didáctica que bonita.
ResponderEliminar