Participantes:
Domingo Pablos
Juan
Luis Capilla
Diego
Nieto
Pedro
Cuesta
Pablo
Carrascosa
Manuel
Ángel Del Río
Diego
Parejo
Juanma
Barroso
José
Antonio Nieto
Jorge
Flores
KM.-
63
Domingo,
7 de septiembre de 2014
Suena el despertador y
tras un rato de remoloneo por fin decido levantarme para proceder al ritual
propio antes de cada ruta dominguera. Tras haber desayunado y comenzado a
vestirme, una tromba de agua comienza a caer. Un aluvión de whatsapps resuenan
en el móvil e intuyo cuál es el contenido: “Y ahora qué hacemos”. “Pues ya que
estamos vestidos”... Sólo Diego Parejo muestra su negativa a salir con estas
inclemencias. Espero hasta que amaina y ni corto ni perezoso para la plaza que
voy. No dejan de ser tormentas veraniegas que tras soltar la carga tienden a
disiparse o eso es lo que espero. Cuando llego, sólo los cuñados, Jorge y Jose,
y Diegui se encuentran allí. Parece que hoy la troupe va a ser cortilla. Entre
veraneantes, lesionados, Extremoduros, fiestas de Don Benito, lobos solitarios,
tormentas y qué se yo que otras circunstancias, finalmente sólo nos congregamos
diez perrigalgos. “Pocos pelos pero bien peinaos” (Pedro, te tomo prestada esta
recurrente y graciosa frase) y entre ellos, Diego, que “donde dije digo, digo
Diego”.
Tras hacer algo de
tiempo para comprobar que la tormenta y el riesgo de lluvia han pasado, se
decide iniciar la marcha. Previamente, el hoy cronista propone ruta. A pesar de
mi predilección por el monte, me arranco con un itinerario de carretera que
transcurre por algunos de los pueblos más antiguos de nuestra Comarca y que
previamente había preparado (mal preparado como luego se verá): San Pedro de
Mérida, Valverde de Mérida, los inéditos Don Álvaro y Villagonzalo, para volver
por Valdetorres. El ofrecimiento es bien acogido y a pistear se ha dicho.
Bajamos por la calle La
Reina, para tomar el Camino de la Bomba y continuar por el camino del río hasta
la N-430. En este tránsito, Domingo me plantea que para ir de Don Álvaro a
Villagonzalo debemos volver sobre nuestros pasos hasta Valverde de Mérida. Muy
ufano yo, respondo que como había comprobado en el Google Earth hay una
carretera que va de Don Álvaro a Villagonzalo y
Valdetorres. – De eso nada – responde Pedro, - No hay carretera -,
circunstancia que confirma Domingo. Ante tal contundencia repliego velas y
decidimos borrar de un plumazo a Don Álvaro del itinerario, mientras mi cabeza
sigue dando vueltas a lo comprobado en el dichoso programita.
Con buen ritmo cruzamos
Torrefresneda, y transitamos hasta San Pedro por el itinerario de la Ruta
Mozárabe. El cielo se va despejando y el sol se muestra, lo que unido a la
humedad existente, provoca una fuerte sensación de bochorno. En menos de una
hora nos colocamos en San Pedro de Mérida. Cruzamos la autovía dirección a
Valverde de Mérida y en ese instante Jorge expone la posibilidad de tomar un
camino que sale a la izquierda de la carretera, siguiendo un itinerario
realizado en una ruta cicloturista en la que participó. Como la cabra y el
perrigalgo tiran al monte, por el camino nos adentramos y es ahora Valverde de
Mérida la población que se cae de la ruta, haciéndose añicos la propuesta
inicialmente prevista. Esto es una auténtica
“jerarquía”, término que, alejado de su originario significado, tengo que
explicar al amigo Del Río, proveniente
del singular vocabularios del nuestro Triki y del que hace uso la peña cuando
la cosa de desmadra. El trazado es un constante sube y baja. En uno de estos
altos, giro mi cabeza a la izquierda y contemplo el verdor de un arrozal
situado en la ribera del Guadiana que contrata los tonos ocres y parduscos que
presenta la dehesa en esta época del año. El camino, entallado en algunos
tramos entre zarzales y paredes de piedra que custodian olivares, nos conduce
al puente que cruza el río Guadiana, encontrándose más allá un badén que parece
derruido en su parte central. Como la curiosidad del perrigalgo no tiene
parangón, allá que nos dirigimos para comprobar que se trata de un efecto óptico,
y el firme sólo está hundido en torno a medio metro. Tras hacernos unas fotos y
cruzar el badén, abandonamos el camino para continuar por una carretera que,
tras unos cuatro kilómetros nos conducirá, esta vez sí, a Villagonzalo,
localidad inédita para esta peña. Durante el pedalear, ha salido a colación el
tema la famosa foto que tanto revuelo causó, en la que aparecemos Pablo y yo
dando unos masajes a un acalambrado Pedro. Y es que para una vez que sufre este
contratiempo nuestro querido Pedro, esta imagen sirve para ilustrar el artículo
sobre calambres musculares de una revista de ciclismo. Pero como él me comentó,
peor hubiera sido que la imagen escogida
fuera aquella en la que aparecen Paco y él ataviados al más puro estilo
mondonguero (Carniceros y Matachines.com: “Como descuartizar un puerco a golpe
de pedal”). Para cerrar este tema, lo cierto es que le hubiera costado poco el
autor de esta artículo haber pedido permiso para utilizar esta imagen, pues
resulta lastimoso que una revista de
prestigio utilice indebidamente fotos ajenas para ilustrar sus reportajes.
Dicho está.
En Villagonzalo se
decide parar para recuperar en el centro de la población, junto a la iglesia.
Mientras en la misma los feligreses entonan cánticos litúrgicos, en la plaza
unos obreros se afanan en montar una carpa que intuimos servirá para los actos
conmemorativos del Día de Extremadura.
Toca decidir si para dirigirnos a
Valdetorres lo haremos por carretera o por una colada que justo antes de entrar
en localidad hemos divisado. Finalmente esta será la opción aceptada. Se trata
de una pista de tierra en muy buen estado totalmente recta, que según me
comenta Jorge, transita por una zona de reciente concentración parcelaria y
que, a su vez, es cruzada transversalmente por sucesivos caminos asfaltados. A
gran velocidad llegamos a la carretera de Valverde de Mérida a Guareña y es en
este punto donde descubro mi error. La carretera que supuse haber visto en el
Google Earth y que unía Don Álvaro con Valdetorres, no es sino la línea de ferrocarril
que viene de Mérida. ¡Vaya tela!. Tras unos metros, la abandonamos para tirar
por otra que sale a la izquierda. Con alegre pedalear llegamos a Valdetorres
para continuar hacia Yelbes. Digo Nieto ha venido proponiendo que nos dirijamos
hasta Medellín. El susodicho no va perdido, pues parece ser se está celebrando
un más que “interesante” torneo de voley
playa “femenino” en dicha localidad. La velocidad crece por momentos lo que
provoca que el Presi se ponga serio y amenace con dimitir de su cargo si no se
atiende a su petición de bajar el ritmo. Cuando llegamos a Yelbes, la propuesta
de Diego queda en agua de borrajas ante la oscuridad que barrunta agua. Caen
las primeras gotas y esa será la escusa para, por enésima vez, acelerar de
manera ostensible el ritmo. Arrecia la lluvia y nos detenemos en el Caribe,
también para esperar a algunos rezagados que tardan más de la cuenta,
consecuencia del pinchazo que ha sufrido Diego Parejo.
Parece que amaina y
decidimos que es el mejor momento para poder llegar a la plaza. Craso error.
Nada más salir el diluvio universal cae sobre nosotros. Pero, a veces, cuando
las cosas van mal, pueden ir aún peor. Al girar para tomar la calle José
Gutiérrez, tomo la curva muy cerrada, lo que unido a la abundancia de agua, provocan
que derrape la rueda trasera de la bici, dando con mi rodilla izquierda en el
asfalto, sin más consecuencias que una leve erosión en la pierna. Menos mal que
en el periodo estival Diego hace dejadez de funciones, sino hubiéramos contado
con otro video memorable. Por fin llegamos a la sede como una auténtica sopa,
siendo centro de atención de los parroquianos por el estado en el que llegamos.
Jornada completa, con
todos los ingredientes de una ruta cicloturista en estado puro y que unas gotas
estuvieron a punto de arruinar.
Sin más tela que
cortar, hasta la próxima
Crónica Juan Luis Capilla |
Juanlu sigues conservando una "pluma" magnifica, mejor que el coger de algunas curvas cuando mojadas se encuentran.
ResponderEliminarRuta dislocada no solamente por la variación del recorrido realizado respecto al propuesto sino tambien por la velocidad que en momentos alcanzan algunos que a los "abuelos" nos cuesta aguantar.
Felicidades por la descripción
Hombre Juan Luis veo que cuando no voy te ofreces voluntario, lo tendré en cuenta jajaja. Os mojasteis pero eso tiene que pasar más veces, sino no seriamos Perrigalgos. A ver si la semana que viene puedo acompañaros. Un saludo
ResponderEliminarComo se nota q ibas para abogado. Con ese vocabulario convencerias a cualquier jurado. Enhorabuena por la cronica. Q t mejores la rodilla. Un saludito.
ResponderEliminarComo se nota q ibas para abogado majete. Tienes un vocabulario q convencerias a cualquier jurado. Q t mejores la rodilla. Enhorabuena por la cronica. Un saludito juanlu.
ResponderEliminarEnhorabuena Juanlu por la crónica, los que teneis clase sacais buenos relatos donde apenas hay que contar, ahh si, la estirada al mas puro estilo Arconada, tiene huevos que con cámara o sin ella estoy siempre presente, jajajajaja.
ResponderEliminarPor cierto, hay que ir viendo lo de Montanchez que queda menos de un mes y hay que saber los que van a ir para poder encargar los menús