Como era de esperar, la noche de aire y agua, ha sido la
causante de muchas bajas a la cita dominguera cicloturista. Tantas que han
faltado la mitad de perrigalgos que el domingo anterior.
La verdad es, que un domingo por la mañana, se está muy bien
en la camita con el “jotrileo” de las señoras, quien la tenga y a quien le
deje.
¡A
lo nuestro!. Llegué a la plaza a las nueve menos cinco y era de esperar que tan
sólo hubiera tres perrigalgos. Poco a poco, van llegando hasta reunirnos trece.
Menos mal que entre el niño Antonio como medio y Blanco como otro medio,
sumamos doce.
Andrés propone estar en casa a una
hora prudente, porque si no dice que peligra su matrimonio. Decidimos ir al
Picorro por Valdelayegua y allá que vamos.
Mañana fresquita y airosa, dando la
vuelta a la plaza, comenzamos por la carretera de Cáceres dirección al canal
para adentrarnos en el camino de Cuadradillo. Una vez metido en allí, se
presenta el primer repecho de la ruta. Ya coronado empieza a sobrar parte del
atuendo invernal.
Dirección hacia el entalle divisamos
a un ciclista a lo lejos, en sentido contrario. Es nuestro compañero Pedro
Carrasco, que se parece con el casco y las barbas a Moisés cuando iba a abrir
el Mar. Nos comenta, que ha madrugado y ha salido a los ocho para llegar al
pueblo con hora del fútbol que será a las doce. Él para un lado y nosotros para
otro continuamos.
Pasando por el estrecho camino del
Entalle, nos cruzamos con un camión cargado de guarros y un tractor detrás. Me
imagino que iba para remolcarle en algún atolladero debido al barrizal
existente.
Siguiendo en busca de nuestro
destino, cruzamos Castillejos y nos adentramos en Valdelayegua. Llegamos al
tinado, dejamos el camino público y continuamos por uno particular, temiendo que
nos cogiera otra vez el tío del Patrol y
nos hiciera retroceder.
Pasando dos puertas, nos metemos en
plena cuesta arriba hasta que nos tuvimos que bajar de las monturas. La verdad
es que Mario y Moi consiguen alcanzar la cima sin bajarse. ¡Son unos campeones!.
Los demás fuimos llegando conforme fuimos pudiendo, excepto Javi que se le cayó
el bote de las herramientas y llegó algo después. Una vez coronado el puerto
del Picorro, decidimos mandugarnos el plátano, las barritas y algunos que
seguimos todavía con los polvorones.
El amigo Javichuelo ya propone ir a
visitar el vértice geodésico, que está muy cerca. De aquí viene el título de la
ruta, porque últimamente nos ha dado por visitar todos los puntos geodésico que
más o menos están a nuestro alcance.
Pasamos las monturas al otro lado de
la alambrada y decidimos bajar por la Tiesa. Una vez abajo, topamos con un
barrizal propio para jabalíes, que a más de uno hace poner pie en tierra.
Pasando por dos puertas seguidas
tras el barrizal, nos adentramos en los Castillejos de abajo. Divisamos las
presas que tienen en esta finca, que están hasta los topes de agua. La verdad
es que llevamos un invierno muy lluvioso y el campo está idóneo para la
práctica del cicloturismo.
Cogemos el camino hacia la derecha, dirección
a la carretera de Arroyomolinos de Montanchez. Una vez allí, nos dirigimos
hacia La Parrilla con el aire a favor y cuesta abajo, “maricón el último”. Nos
reagrupamos en la casa de La Parrilla y desde ahí hasta Santa Amalia sin parar.
En la sede nos tomamos el refrigerio
y charlamos tomándonos el aperitivo de la madrina, que tan bien nos cuida.
P.D.: E l
nuevo perrigalgo Antoñito, progresa adecuadamente y se porta el tío como un jabato.
Hasta el próximo Sábado, en la cena, perrigalgos.
Tú si que progresas adecuadamente. Debes convertirte en un fijo de las crónicas. Fenomenal.
ResponderEliminarCopadas todas las cumbres con antenas de la Comarca y más allá, así como aquellas que cuentan con vértices geodésicos, a ver que aliciente buscamos ahora para seguir trepando como cabras.
Demontre, la crónica está "al pelo". Pero esa argucia de poner las letras grandes para rellenar más está muy vista, eh perigallo.
ResponderEliminarPreciosa el paraje y al ascensión al Picorro por ese lado, a tenor de las instantáneas de Javielillo. Ya veo que tuvisteis suerte con no ver aparecer al del Patrol.
Nos vemos en la cena. A propósito, a qué hora es. Es que yo ando sin "guasa" de esos, sabéis.