EL CAZADOR CAZADO.

Como era de ley, tenía que escribir la crónica de mi suceso del pasado sábado 10 de agosto.

A las 7-50 de la mañana quedo en la rotonda del cazador ( de Las Cruces) con dos compañeros y con un tercero que uniría al grupo de camino a las cruces.

Una vez juntos, los saludos mañaneros y la pregunta casi obligatoria “¿ a donde vamos?.

Se decide visitar la reserva de la pajosa con la intención de hacer una buena ruta y a la vez averiguar el camino de vuelta, ya que siempre nos perdemos o mejor dicho cogemos el camino equivocado.

Metidos en faena, pedaleando en pareja nos dirigimos a los eucaliptos del reventón y de ahí todo el camino seguido hasta la reserva.

Cuando el camino se empieza a estrechar y algo más complicado de andar, nos colocamos en fila india. Miguel Alvarado, el más fortachón, hace de guía, Antonio le sigue, yo en tercer lugar y Floren cerrando el cuarteto.

Pendientes en todo momento del camino que nos tocaba de andar, ya que era empedrado y con muchos baches.

No marcaba todavía el cuenta kilómetros de mi Mérida los 25 kms, cuando Antonio se percata de algún animal cerca por el ruido y movimiento de la jara.( Y tanto que estaba cerca). Se trataba de una cierva que decidió cruzar el camino justo cuando yo pasaba, y el encuentro fue casi suicida.

Yo cuando la ví estaba debajo de mi bici. Me chocó en la rueda delantera y pasé por encima con la trasera.

De tal forma que al ir cuesta abajo me hace saltar por los aires, tanto que doy una vuelta completa y caigo en el camino tal como iba montado en la bici, casi sentado y mirando “palante”.

El dolor en la cadera es tan fuerte que caigo fulminado por un mareo que me hace perder el norte,

Los compañeros acuden nerviosos a mi rescate, cuando vuelvo “ en

 sí”, me vienen las peores sensaciones, cuando los temblores y el pánico me impiden el mover las piernas.

Viendo que allí no tenemos cobertura uno de ellos consigue desde un punto más alto, contactar con el 112 , y al cabo de una hora más o menos, el helicóptero pudo vernos en medio del monte.

Una vez que tanto médico,  enfermero y piloto están con nosotros, me preparan en una camilla-flotador(especial para evitar movimientos) para  el traslado hasta el helicóptero, ya que estaba a unos 200 metros pues más cerca no había forma de aterrizar.

La primera exploración del médico, era tranquilizadora ya que mis constantes eran buenas y los movimientos de brazos y piernas correctos, pero había que examinar más a fondo en el hospital.

15 minutos después estoy en la residencia, donde asombrado al ver a tantos efectivos, me abordan para llevarme a quirófano.

Hechas las pruebas pertinentes, tan solo hay una fractura en la pelvis derecha y toda la espalda magullada del aterrizaje.

Después de todo lo aparatoso del golpe, la movida del helicóptero y todo lo que se pensaba, he de decir que he tenido mucha , pero que mucha suerte por lo ha podido ser y lo que ha sido.

De momento estaré en reposo, lo suficiente como para tener claro que no se puede ir de caza en bicicleta, !chao!

Nos vemos pronto,                                        TATO