martes, 8 de febrero de 2011

ANIMAD AL PERRIGALGO MOI

PARTICIPANTES:
AGUSTIN SOSA
PEDRO CARRASCO
ÁNGEL TOMÁS TENA
JOSÉ LUIS JIMENEZ DORADO
JUAN LUIS CAPILLA
JAVI PAREJO
PABLO CARRASCOSA
PACO CIDONCHA
TOMÁS DAVID CASADO
SANTIAGO SANCHEZ
JUANMA BARROSO
JESUS BELTRAN
MANUEL BARROSO CARRASCO
CARLOS MATEOS GARCIA
MANUEL JESUS GARCIA
ANDRES NIETO
DOMINGO PABLOS
EMILIANO ANDRADE
JULIO JIMENEZ PAREJO
GERARDO MUÑOZ
MANUEL RAMIREZ
ALBERTO LOPEZ
PEDRO CUESTA
ANTONIO APARICIO
DIEGO TAPIA


KM 64.83

TIEMPO 3:17:56

VEL.MED. 19.66

VEL.MAX. 64.73


CRÓNICA DE PEDRO CARRASCO CUESTA
La carestía de cronistas de la peña, agudizada desde el abandono de Flore, aquejado de una dolencia prostática, me hace tomar de nuevo el lápiz para cantar y contar las vicisitudes acaecidas en esta ruta cicloturista.
Llego al paseo con la hora pegada al culo, pero no soy el último. ¿Qué quién falta? Emiliano, quién coño va a ser.
Veo un nutrido e indeterminado pelotón de ciclistas, próximo a la treintena, departiendo animadamente. Hoy se han sumado otros dos noveles: Antonio “el Negro” y un muchacho que dice ser hijo de Diego Tapia. Bienvenidos.

La ruta del día está prevista de antemano. Vamos a Magacela a apoyar con nuestra presencia al compañero Moi, que participa en una competición de ciclocrós.
Camino de Medellin se pedalea a buen ritmo; hace frio y el personal quiere entrar en calor cuanto antes. Al llegar a Don Benito cogemos una pista que discurre paralela a la carretera, con dirección a La Haba.



Dejamos a la izquierda una construcción que se asemeja al Partenón de Atenas, solo que éste está en Don Benito, está más nuevo y, a mi parecer, es un monumento a la ordinariez.
La pista es una sucesión de toboganes que nos conduce a La Haba, donde nos paramos para reagruparnos. El Capi se tira un cuesco, por lo que pasa a integrarse por derecho propio en el “Club de los Peorros” de la peña.
Propongo a la gente el ascenso a Magacela por una ruta inédita y alternativa, y todos dicen amén. Así que torcemos a la izquierda, cogiendo un camino que serpentea en ascenso, buscando la encastillada población de Magacela. El pelotón se estira formando una larga ringlera de Perrigalgos desperdigados. El grupo de cabeza llega a un punto donde se interrumpe el camino y se detienen a recibir instrucciones, que no son otras que seguir todo tieso, campo a través, por un terreno sembrado de piedras sueltas que nos hacen echar pie a tierra. Emiliano comenta: “De aquí cogieron las piedras para hacer el castillo, y éstas deben de ser las que sobraron”.
En un tramo en bajada José Luis frena y Javi se le echa encima, embistiéndole por detrás. El primero grita con sorna: “Me ha empitonao. Me ha empitonao”.
Atacamos una cuesta de no más de trescientos metros. Se trata de una rampa tan dura como bonita, que empedraron los romanos hace dos mil años y que discurre entre olivos centenarios. Más de la mitad de los Perrigalgos la suben andandito, con la “burra” de cabresto.
Al llegar arriba, al pueblo, noto que mi rueda delantera pierde presión.

Mientras el grupo presencia la salida de la prueba ciclista y hablan con nuestro representante Moi, Julio y yo arreglamos el pinchazo.



Nos comemos el plátano, nos tiramos la foto de rigor y esperamos a que pase Moi, para animarle, por un trazado escarpado y casi imposible, donde los corredores se ven obligados a subir con la bici al hombro en algunos tramos.
A las doce salimos de vuelta y bajamos por la carretera a todo meter. En pleno descenso veo al Capi y a Pablo parados en la cuneta. Andrés pregunta: “¿Qué pasa?” Pero hay preguntas que no vienen a cuento. ¡Qué va a pasar! ¡Parece mentira!: el Capi que ha vuelto a pinchar. Y es que en esta peña, si bien el premio a la regularidad está muy reñido, el de los pinchazos tiene dueño.
Sin más incidencias dignas de mención llegamos a la sede pasada la una, tras una jornada de ciclismo placentera donde el compañerismo y el maridaje entre Perrigalgos toma carta de naturaleza con total naturalidad. Y el próximo domingo salimos con la peña de Don Benito, a ver con qué nos sorprenden los compañeros calabazones. En cualquier caso, seguro que será una grata jornada de convivencia, practicando este bonito deporte del pedal.
Hasta la próxima, “correliebres”.

1 comentario:

  1. Reitero mi propuesta de oficializar el honroso premio "AVERÍA", para que al final de la temporada pueda determinarse quién es el ganador.

    ¿Habrá algún mal pensado que especule con el interés que yo pueda tener en este trofeo?...

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