lunes, 31 de agosto de 2009

"Los niños",
fuimos a

Arroyomolinos.

Domingo, 30 de Agosto de 2009



Asistentes a la ruta:
Jose María Almaraz
Emiliano Andrade
Jesús Beltrán
Juan Luís Capilla
Pablo Carrascosa
Paco Cidoncha
Pedro Cuesta
José Carlos Escobar
Pablo Gallego Casillas
José Mari Garrido
Antonio Indias
Moisés López
Lalo Muñoz
Javi Parejo

Hora de salida: 9:05 h.
Hora de llegada: 12:50 h.
Tiempo empleado: 2 h y 45 min
Velocidad Máxima: 63,50 Km/h.
Velocidad Media: 20,70 Km/h.
Distancia recorrida: 63,700 Kms.

Perfil del recorrido

Recorrido: Plaza de España, Ctra Ex-206, camino del Búrdalo, Finca las Monjas, Mina La Parrilla, Ctra de Arroyomolinos, Arroyomolinos de Montánchez, Almoharín, Pistas hasta la ermita de Sopetrán, Pista de Servicio de la Autovía, Conquista del Guadiana, Pista de los viveros, camino del Río Búrdalo , Ctra Ex 206, Plaza de España.

Comentario:
A mi habitual llegada tardía, al punto de partida de todas nuestras rutas, me encuentro con José Joaquín, que acompañado por José Luís van a realizar una ruta alternativa, más asequible a la preparación de José Luís. Comentada esta incidencia con el resto del grupo, estos comentan que se les había propuesto una ruta más liviana, que la que a la postre, se realizaría, rechazando ambos esta proposición y decidiendo hacer la guerra por su cuenta.

Esta salida dominical, se presentaba algo extraña ante la ausencia de los “cabezas de familia”, quedando el grupo un poco huérfano, lo que daría al final con una traviesa, bonita y entretenida ruta, aunque algo larga.

Dispuesta la marcha, el grupo se encamina por la carretera en dirección a nuestro querido, pero deteriorado río Búrdalo, transitando el grupo en paralelo a su cauce aguas arriba hasta llegar al Cruce del “Huerto Juárez”, y virando después en dirección a la Finca “Las Monjas”, para a continuación cruzar la autovía y tomar el camino asfaltado de la Mina de la Parrilla,antigua carretera a Alcuéscar, para no abandonarla hasta llegar a Arroyomolinos.

Los primeros estiramientos del grupo comienzan al llegar a la cuesta del cortijo Valdecabreros, próximo a la Mina de la Parrilla. En este punto, Antonio se queda rezagado y ya no conseguiría recomponerse, y en poco tiempo con el rompepiernas que supone el subibaja del recorrido acabaría por abandonar y volverse en el tercer o cuarto subibaja.

El grupo espera en la puerta de acceso de la finca “Los Castillejos” antes de enfrentarse al último repecho que culmina en la “Cuesta de los Raneros”, más conocida entre nosotros como “Cuesta del Quinto Pino” por el nombre que tiene en la entrada una de las casitas de la zona.

A toda velocidad el grupo desciende alcanzándose velocidades de vértigo. Debido a esta alta velocidad se produce el estiramiento del grupo, que ya no se reagruparía hasta llegar a Arroyomolinos.



Llegados a la población paramos en el pequeño merendero que hay a la entrada del pueblo como a 1 km de distancia. Conversamos con unos paisanos de la zona que allí se encontraban, matizando sobre lo viejo y nuevo según la edad y el espíritu de cada cual.

Aprovechamos para tomar la barrita energética de rigor, y después de un corto, pero restaurador descanso, el grupo se adentra en la población para explorarla en su integridad y llegar hasta el corazón de la misma, que según entendíamos, estaría en la Iglesia cuya torre, desde lejos habíamos divisado.

A los componentes de esta Peña Cicloturista, nos sorprendió gratamente el aspecto externo del pórtico, el labrado de su fachada y la estructura de esta “Iglesia de la Consolación” de Arroyomolinos y no faltó el típico comentario sobre el desconocimiento de “Lo Nuestro”.



Hicimos acopio de agua en la casa de una amable señora, que desvío el caudal de su manguera, del riego de sus macetas, de su precioso patio con vistas a la calle, para llenar nuestras sedientas botellas, que debido al calor reinante, habían agotado todas sus reservas.

Parte el grupo de esta preciosa población, en dirección a desandar lo andado, pero de forma espontánea, el grupo decide cambiar el itinerario previsto con el fin de evitar las duras cuestas que anteriormente habíamos bajado con gran celeridad.

Se decide ir por Almoharín, y se opta por una mayor distancia, frente a la dificultad del terreno que ofrecía la opción de la Cuesta del Quinto Pino.

El buen estado del firme y lo agradecido de las pendientes favorables para el buen y fácil rodar de nuestras monturas, nos puso en un plis plas en Almoharín, para a continuación ir alejándonos de la población por la pista asfaltada que lleva al canal de Orellana.

Llegados a este punto y ante la anunciada falta de los “cabezas de familia” comienzan una serie de chiquilladas entre los componentes.

Algunos deciden que ante lo caluroso del día, apetece un baño en el canal, y Lalo ni corto ni perezoso se deshace de todo lo que le estorba para nadar y de un salto se coloca en el guardarail, que hace la función de baranda del puente y se lanza al agua cual rana saltarina, acompañándoles “ipso facto”, Juan Luís, Los dos Pablos, Jesús Beltrán, Paco y José Carlos. Mientras, el resto del grupo esperamos entre carcajadas a que finalizaran el feliz baño.



Estando unos en el agua y otros saltando desde el pretil del puente, pasa la Peña Ciclista de Miajadas, con bastantes componentes, que casualmente hacían ruta de pistas con bicicletas de carretera.

¿Que pensarían ante semejante escena, estos buenos y ortodoxos ciclistas de la Peña de Miajadas?


Refrescados la mitad del grupo, se reemprende la marcha, pero optando unos por el recorrido propio del camino a la Ermita de Sopetrán, y Beltrán y Paco por un recorrido alternativo.

Llegados a la Ermita al mismo tiempo, cada cual se defendía según su criterio, unos decían que era más corto por haber llegado antes a la misma Ermita, pero yo más creo, que fue debido a la alta velocidad que imprimieron, más que a lo corto del recorrido.

Reagrupados en la Ermita, el grupo rueda compacto durante un trayecto hasta que llegados a unas higueras al lado del camino, algún bicicletero paró a probar los higos de la zona, afirmando que estaban buenísimos. Pero con esta pequeña travesura, el grupo se distanció de la cabeza y ya no se reunió, hasta llegar al puente del Búrdalo ya cerca de Santa Amalia, para una vez reagrupados, hacer entrada en la población por la Calle José Gutiérrez como es habitual, aunque algunos atrocharon por la calle del Salón Moderno.

Llegados a la plaza con un horario más tardío de lo que es habitual, pero con una jornada de cicloturismo algo más traviesa y entretenida por lo anecdótico del recorrido, aunque eso si, algo agotadora por la longitud recorrida y la dureza de algunos tramos.

Y después de refresco y bocadillo “cada mochuelo a su olivo.”

Nota: Es de destacar en esta jornada, la incorporación de nuevo al grupo, de nuestro recuperado compañero Jesús Beltrán después del accidente que sufrió en la bajada del Cuadradillo.

Por Emiliano Andrade

lunes, 24 de agosto de 2009

Al mercadillo de
San Pedro de Mérida


Domingo, 23 de Agosto de 2009

Asistentes a la ruta:

Jose María Almaraz
Emiliano Andrade
Juan Manuel Barroso
Juan Luís Capilla
Pablo Carrascosa
Antonio Indias
Juan Carlos Muñoz
José Gerardo Muñoz (Lalo)
Andrés Nieto
Domingo Pablos
Javi Parejo
Diego Parejo
Manolo (de los Puerto)

Hora de salida: 9:00 h.
Hora de llegada: 12:00 h.
Tiempo empleado: 3h.
Velocidad Máxima: 52,50 Km/h.
Velocidad Media: 21,80 Km/h.
Distancia recorrida: 61,700 Kms.

Recorrido: Plaza de España, Ctra Ex-206, Cruce del Sajonia, Pista Canal de Orellana, Ctra vieja de Madrid, Pista de Servicio de la Autovía, San Pedro de Mérida, Alto del Mercadillo de Viñuela, San Pedro de Mérida, Pista de Servicio de la Autovía, Ctra vieja de Madrid, Pista Canal de Orellana, Cruce del Sajonia, Ctra Ex 206, Plaza de España.

Comentario:
Como viene siendo habitual a la hora de partir comienzan a surgir las dudas sobre la ruta a trazar, perfilándose dos grupos diferenciados, quizás por las capacidades físicas y por la disponibilidad horaria de cada uno.
De una parte se presentaban los componentes dispuestos a una larga jornada de pedaleo, proponiendo un viaje a Arroyomolinos de Montánchez, y de otra parte un grupo, al cual le parecía excesiva la propuesta, pero sin proposición de recorrido alternativo.

Como suele ser también habitual, sin el mas mínimo problema hubo, “fumata blanca” entre los componentes del grupo, ante la espontánea propuesta de ir hasta San Pedro de Mérida por la Pista del Canal de Orellana.

Mañana escasa de frescor y a sabiendas el grupo del calentamiento conforme avanzara. La salida se realizó a las 9:00 h. y un poquito.Partimos como siempre de nuestra querida Plaza en dirección a la “Calle de los Muertos”, para girar después en dirección al río.

El grupo marcaba un buen ritmo y con las buenas condiciones climáticas estábamos de momento en la pista del Canal de Orellana .

El rodar del grupo era alegre y por lo agradable del terreno y la facilidad de la orografía no se produjeron grandes distanciamientos entre los componentes, yendo el grupo compacto hasta llegar a las cercanías de San Pedro de Mérida.
En este punto Juanma nota un ruido extraño en su rueda delantera, y tiene que parar para apretar los tornillos de sujeción que se le habían aflojado, siendo al final del recorrido, esta la única incidencia del día.
Por el pequeño problemilla surgido el grupo se estira quedando algunos componentes rezagados mientras otros ya se encuentran en la Plaza de San Pedro de Mérida tomándose su pequeño descanso y su restauradora barrita energética.

Una vez hecha la fotografía de rigor y el descanso reglamentario, sale el grupo para hacer la coronación del alto del Mercadillo de Viñuela, quedándonos algunos rezagados que tenemos problemillas con las cuestas, pero que en mi caso el problema de las cuestas es solo con las que son “cuestaarriba”, las otras, las llevo bastante mejor.

Una vez coronado el alto por todos y cada uno de los componentes, unos con mayor diligencia que otros, desandamos lo andado y enfilamos a San Pedro de Mérida a toda velocidad.

Con toda la inercia que supone este descenso, atravesamos las calles del pueblo a toda velocidad, pero de pronto y todo emocionado en el descenso que yo iba, oigo decir a gritos ¡¡ por aquí !! , rompiéndome el ritmo de descenso que llevaba ante lo agradecido de la bajada, para desviarnos y salir por la gasolinera de Porro.

Emprendemos la marcha de vuelta por el mismo recorrido sin más anécdotas que reseñar, tan solo la del estiramiento del grupo, debido a la alta velocidad a la que se rodaba, con la consiguiente descolgada de algún componente.

Llegados estos bicicleteros a la plaza, a una muy buena hora en un compacto y bienavenido grupo, y con la finalidad de enfrentarnos ahora, a los quehaceres propios dominicales, que también requieren de toda la dedicación y atención.

Y después de refresco y bocadillo “cada mochuelo a su olivo.”

Por Emiliano Andrade

viernes, 21 de agosto de 2009

RUTA NOCTURNA 9 DE AGOSTO DE 2009


GRUPO DE FORNIDOS CICLISTAS


DOS GUAPAS PARTICIPANTES


DESTINO FINAL "PUENTE ROMANO DE MEDELLIN EN "LA GALAPAGERA"


PARADA DE REAGRUPAMIENTO EN LA FABRICA "TOMATES DEL GUADIANA"


SALIDA DESDE EL PARQUE HERNÁN CORTÉS

lunes, 10 de agosto de 2009

Ruta Cicloturista
a las Mesas del Capitán.

( domingo, 9 de agosto de 2009 )


Asistentes a la ruta:
Jose Maria Almaraz
Pedro Cuesta
Andres Nieto
Emiliano Andrade
Juan Luis Capilla
Juan Manuel Barroso
Antonio Indias
José Carlos Escobar
Domingo Pablos
Pablo Carrascosa
Moisés López
Pedro Carrasco

Tiempo empleado: 2 h. 45 m.25 s.
Velocidad Máxima: 50.2 Km/h
Velocidad Media: 18,03 Km/h.
Parciales: 38,900 Kms.

Recorrido: Plaza de España, Ctra Ex206, Río Búrdalo, Pista de Malmedra, Don Rodrigo, Camino Viejo de Madrid, Venta la Guía, ”El Confesionario”, Cuesta del Borril, Mesas del Capitán, Cuesta la Novia, Cuadradillo, Pista de canal de Orellana, Cruce del Sajonia, Ex206, Plaza de España.

NOTA DEL ADMINISTRADOR
Por vez primera tenemos dos comentarios para una misma ruta, lo que es de agradecer al tener dos puntos de vista del mismo recorrido.
La semana pasada, tuvimos dos rutas y un solo comentario y sin embargo en esta ocasión, se presentan dos comentarios para una sola ruta. EL comentario 1, desde la perspectiva de un buen rodador y el segundo comentario el mismo recorrido, pero desde el punto de mira de . . . , digamos, un "rodador" no tan bueno, por no decir . . . . .


Comentario 1:
PINCHAMOS, LUEGO EXISTIMOS.

Con una tela verde que oculta a la vista las obras de la plaza como telón de fondo, va acudiendo un incesante goteo de Perrigalgos a la cita de cada domingo.
Dan las nueve en el reloj de la villa y da comienzo la cuenta atrás para la salida, por dar tiempo a algún rezagado. En la espera, suena el móvil de Domingo. Es Flore, que ha iniciado su enésima gesta del Camino de Santiago en bici (esta vez arrancando desde Mérida) y se encuentra en el cruce de Las Herrerías, camino de Cáceres, Plasencia ...
Alguien apunta que vayamos a su encuentro, pero enseguida la idea queda desestimada por la excesiva distancia que nos separa (cien kilómetros ida y vuelta). Y es que los Perrigalgos tenemos la autonomía que tenemos, y no hay más chinches que la manta llena.
Domingo hace la pregunta de rigor: “¿Camino o carretera?”. Es, un suponer, como cuando vas a un restaurante y tienes que dilucidar entre carne o pescado. El chaval del grupo, Moisés, que al igual que las cabras tira al monte, se apresta a decir: “Camino, camino”. Y el mismo Domingo propone una ruta a la que todo el mundo dice amén.
Ya en marcha los doce que al final nos hemos juntado, dirigimos nuestras ruedas (que no nuestros pasos) hacia el Búrdalo, Marmedra, Don Rodrigo y Las Monjas para, tras cruzar la autovía, dejar atrás los regadíos y alcanzar la zona boscosa de los montes.
En el camino se comenta la ruta que hicieron hace una semana al castillo de Magacela, donde una manta abrojos (el enemigo público número uno de los ciclistas) hizo tales estragos en el grupo que acabó con las existencias de cámaras de repuesto en un santiamén.
Al poco de adentrarnos en los montes por la mal llamada “carretera vieja Madrid-Badajoz” (que tiene de carretera lo que yo de capador de ranas), como premonición a la conversación que llevamos y como si todos fuéramos un hatajo de agoreros, se produce el primer altercado. Es Andrés, que arranca de su rueda trasera en llanta un maldito abrojo (abreojo para los enemigos). Dejando volar la imaginación, se me ocurre que tal vez el romano que inventó aquella mortífera arma que consistía en una barra de hierro unida por un trozo de cadena a una bola con puntas, pudo inspirarse en un abreojo.
Andrés arregla con mano diestra el pinchazo en un plisplás. Y estando agachado en pompa inflando la rueda, el cacho cabronazo se jarrea un sonoro cuesco. Juan Luis, que estaba justo detrás, es el principal damnificado y zanja el asunto pegándole una patada en el culo y apartándose de su punto de mira, haciendo aspavientos con la mano en la nariz.
Al pasar por la venta La Guía, José Carlos comenta que hace unos días, al pasar por aquí, le salió al encuentro un mastín con aviesas intenciones y “le pidió los papeles”. Al final cuenta que el chucho le obligó a darse la vuelta.
Rodando a buen ritmo el grupo se dispersa y los de delante nos paramos en el Confesionario para reagruparnos. Haciendo un recuento, faltan tres números que no acaban de llegar. Suponemos que han tenido alguna avería, lo que nos corroboran cuando llegan diez minutos después. Ahora ha sido Emiliano el que ha pinchado, pero esta vez le hace menos gracia que cuando pincha otro y arguye que no viene mal un pinchacillo que otro para descansar.
Al poco de reanudar la marcha pincha Antonio. En la espera, Andrés se arranca con un chiste que pone en solfa la fobia que le tienen los gitanos al trabajo. Cuenta: Le dice un gitano a un paisano: “A mí me gustan todas las palabras que terminan con la letra a: cantá, fumá, bailá...”. Y le pregunta el paisano: “¿Y trabajá?”. A lo que responde el calé con su deje característico: “Esa no, payo. Trabajal no termina en a”. Emiliano le da la réplica y dice: Le cuenta un amigo a otro: “Mira, debajo de ese árbol hice yo el amor por primera vez, y delante de su madre”. Y el amigo, sorprendido, le pregunta: “¿Y qué te dijo?”. Dice: “Beeeee”.
Subiendo la cuesta del Borril volvemos a disgregarnos (cada cual sube el exigente repecho arreglo sus fuerzas), para agruparnos de nuevo arriba y hacer la parada para comernos el piscolabis en Las Mesas del Capitán, un paraje despejado de árboles desde el que se divisa una bonita panorámica.
Se comenta sobre la ruta nocturna en bici que se celebra esta noche, en la que algunos van a participar, y que está enmarcada en las actividades de la Semana Cultural.
Lo que nos queda de recorrido ya es coser y cantar: cuestas en bajada de La novia y Cuadradillo, Canal de Orellana y para casa por el Sajonia. Sin embargo, todavía queda otro pinchazo. Ahora ha sido José Mari, pero su rueda pierde poco aire y decide inflar e intentar llegar al pueblo.
Como corolario de esta crónica, decir que si hubiera que plasmar la historia de la etapa a modo de un cartel taurino, éste diría en su encabezamiento: “Cuatro pinchazos, cuatro”. Y si se tratase de usarla como argumento para el rodaje de una película, el director tendría que cambiar la sempiterna frase y decir en su lugar: “Silencio, se pincha”.

PEDRO CARRASCO CUESTA



Comentario 2 :
LAS MESAS DEL CAPITÁN

Fin de semana de eventos varios, a los cuales, como no podía ser de otra manera, los componentes de esta nuestra querida y cada vez mas consolidada Peña, no podían ni querían faltar.
Por esto de las fechas estivales, tan festivas ellas, lo que en principio se prometía una escasa asistencia a nuestra habitual ruta dominical, se torno en una más que aceptable participación de bicicleteros.
En un primer momento de incertidumbre sobre que ruta trazar esta mañana de verano, Domingo hizo la indecente proposición de salir al encuentro de nuestro compañero Flore, el cual esta realizando el enésimo Camino de Santiago, pero esta vez partiendo desde tierras Cordobesas y Sevillanas para realizar el camino, pero con el trazado de la Vía de la Plata.
Digo lo de indecente proposición, porque se trataba de salir a su encuentro en el Cruce de las Herrerías, que según se comentaba, dista más de 50 km de nuestro Pueblo. Pero no es la ida, sino la ida y venida, con lo cual la ruta sería de unos 100 km. (Susto).

Con buen criterio el grupo casi en pleno, decidió desistir y hacer desistir a Domingo de su intención, siendo el mismo ante los comentarios del resto de bicicleteros, el que cerró la proposición con una frase de peso: “Tendamos un tupido velo”.

Una vez venidos a nuestro natural regazo, en cuanto a recorridos y distancias propias de este grupo de bicicleteros, se propuso realizar la ruta ya repetida bastantes veces, pero no por ello de menor interés, de las Mesas del Capitán por el Camino Viejo de Madrid.
Emprendida la marcha, se marco buen ritmo desde el inicio y enseguida estábamos en la Finca “Las Monjas”, en donde empezaron a darse algunos problemillas mecánicos, tocándole el turno en esta ocasión a Antonio Indias.
Solucionado el problema de Antonio y nada mas cruzar la Autovía por el puente le toca el turno a Andrés, que ante el estreno de nuevas cubiertas, estas le pagan con su primer pinchazo.

Reemprendemos la marcha enfilando el grupo el “viejo” camino de Madrid con su polvoriento pavimento, que debido a las condiciones de la estación estival, esta en unas condiciones no muy adecuadas para rodar. Se dan piedras sueltas, terreno excesivamente seco, arenas disgregadas que hacen culear al mejor jinete y, que decir de los márgenes del camino.

El territorio se visualiza áspero y seco, en el cual las ruedas no deslizan con facilidad y en el que se dan condiciones difíciles a la hora de manejar nuestras monturas.

El paisaje es desolador, no hay verde por el entorno. Lo más parecido a este color, es un azulverdoso de encinas y alcornoques, que debido a la escasez de lluvias en este periodo estival en el que no ha caído ni una gota de lluvia, no presentan apenas follaje y el pasto, es de un aspecto a secarral desértico propio de otras latitudes.

Pasa el grupo por la “Venta la Guía” a toda velocidad, pero controlando y vigilando en todo momento algún extraño movimiento de nuestras cabalgaduras por el inhóspito “viejo” camino de Madrid.

En la subida de la última cuesta previa a la llegada a “El Confesionario” pincho mi rueda trasera que, sin dilación, reparamos con la sustitución de la cámara pinchada, por la de repuesto que llevo y continuamos la marcha, ya que el grupo espera arriba.

Parte el grupo raudo y veloz en busca de la cuesta del Borril, pero de pronto hay que hacer otro alto, esta vez debido al pinchazo de la rueda trasera de Antonio.

Resuelto el entuerto, enfilamos la cuesta del Borril, unos mejor que otros, ya que por la dureza del terreno y de las condiciones en las que se encuentra el camino, es esta una cuesta de “Padre y muy señor mío”.

Acudiendo solo Pedro en busca de los rezagados, el grupo espera a la sombra de la Encina donde habitualmente, se realiza la parada cuando pasamos por estos lares.

Realizada la parada de rigor y tomada la pequeña “barrita energética” partimos en dirección a la “Cuesta de la Novia”, la cual, al ser cuesta abajo en esta ocasión, es de agradecer y no cuando es de subida, que es de bastante dificultad.
Continua el grupo por la “Finca el Cuadradillo” y a toda velocidad, pero controlando. Se comenta algo sobre la incorporación del compañero Jesús Beltrán, el cual esperamos una pronta incorporación de nuevo al grupo.

Llegados al Canal de Orellana, Josemari ve como culea su rueda trasera, pero al no ser un pinchazo grave se decide inflar la rueda y el grupo parte a toda velocidad para llegar al pueblo cuanto antes y no tener que reparar la rueda.

Llegados a la Plaza y entrando en la “Sede”, nos damos cuenta que hoy, no se había hecho la foto de rigor que viene siendo habitual en todas las salidas, y en esta ocasión se decide hacerla en el “Bar Cidoncha”,

y después de refresco y bocadillo, “cada mochuelo a su olivo”.


Emiliano Andrade

jueves, 6 de agosto de 2009

Ruta Cicloturista
Castillo de Magacela

( domingo, 2 de agosto de 2009 )

Asistentes a la ruta:
Jose Maria Almaraz
Pedro Cuesta
Andres Nieto
Javier Parejo
Emiliano Andrade
Juan Luis Capilla
Pablo Gallego
Marcos Nieto
Juan Manuel Barroso
Antonio Indias
Juan Carlos Muñoz
José Carlos Escobar

Tiempo empleado: 2 h. 54 m.25 s.
Velocidad Máxima: 60,300 Km/h
Velocidad Media: 22,03 Km/h.
Parciales: 66,300 Kms.

Recorrido A: Plaza de España, Ctra de Medellín, Medellín, Don Benito, La Haba, Magacela, La Haba, Don Benito, Medellín, Plaza de España.

Recorrido B: Plaza de España, Ctra de Medellín, Medellín, Don Benito, La Haba, Don Benito, Medellín, Pista de Cerro Remondo, Pista de Ruta de los Abreojos, Caseta de Guardacanal de la N-430, Pistas de Patilla, traseras de la Coop. Amalia de Sajonia y a casa.


Comentario:
Al llegar a la Plaza de España de mañanita dominguera y de post-sábado trasnochador y debido a la poca puntualidad que me caracteriza, al incorporarme al grupo voy escuchando los comentarios del personal sobre la ruta a trazar ese día. Empiezo a captar que la ruta que se planteaba era el subir al Castillo de Magacela, " ¡casi ná! ".

Parte el grupo en dirección a la Ctra de Medellín para ir atrochando terreno e ir reservando fuerzas para lo que se avecinaba, que si bien el terreno no es excesivamente duro hasta llegar a las postrimerías del propio Castillo de Magacela, si lo es, por la longitud del recorrido.

El grupo rodaba con alegría y acompañado de una temperatura óptima y unas condiciones climáticas muy adecuadas para la práctica del cicloturismo. Se rodaba a una velocidad considerable, pero el grupo no llego a romperse en este trayecto.

Al llegar a la altura del puente del Arroyo de la Galapagera, se comenzó a oír en la distancia los últimos rescoldos de la música de la feria de Medellín, que ya se antojaba en las últimas, entonces al llegar a la entrada del puente Medieval el grupo giro hacia Medellín, para ver el posible ambiente que pudiera encontrar al cruzar el Pueblo.
Pero como era de esperar, el ambiente era desolador. Tan solo restos de alguna cuadrilla de metelinenses en condiciones deporables, después de una larga noche de juerga, que como suele ser habitual, al pasar junto a ellos, nos animaron a abandonar las bicicletas y unirnos a su fiesta.

Saliendo de Medellín, el grupo va adquiriendo gran velocidad de rodada y en un “plis-plas” no ponemos el equipo al completo y sin romperse en Don Benito, el cual bordeamos por la Ctra de La Haba, enfilando la misma carretera hasta llegar a la población que da nombre a la carretera.

Pero mi salvación venía de la mano de mi buen amigo Andrés, que yo creo que ha sabiendas de lo acusado de mi esfuerzo hasta llegar a este punto, comenta que tiene que dar la vuelta, ya que debe estar a cierta hora en Santa Amalia y no puede demorarse, por lo cual el grupo se parte en dos.

Por un lado nos quedamos Andrés, el que escribe (Emiliano) y José Carlos , que una vez tomado un tentempié en la rotonda de La Haba, damos la vuelta por donde habíamos venido, y por otro parte, el grueso del grupo que quieren completar la subida al Castillo de Magacela, como así se había propuesto inicialmente.

En base a notas facilitadas por Marcos y Javi
paso a narrar la Ruta A:

Después de la huida de los tres mencionados, estuvimos esperando un rato en el ayuntamiento de La Haba, ya que habíamos quedado para hacernos una foto todos juntos, pero un malentendido hizo que estuviéramos esperándonos ambos subgrupos durante un rato, para partir cada uno en una dirección, ignorante de la espera del otro.

Después proseguimos hacia Mígasela con un orden descomunal, de uno en uno, no por ir en formación obligatoria por la carretera, si no por que la cuesta hizo que el grupo se estirara. La verdad es “La Cuestecita” te calienta las piernas de lo lindo.

Una vez en Mígasela, creíamos que todo iba ser coser y cantar, ya que Domingo había dicho que era menos duro que la cuesta del Castillo de Medellín, pero para mi es bastante más dura la de Mígasela.

Antes de subir el primer repecho del Castillo, a Pedro se le salió la cadena con lo que se quedo rezagado.

La subida al Castillo la hicieron del tirón Javi, Pablo, Juanlu, Jose Mª, Juanma y Marcos, y los demás se quedaron con Pedro solucionando los problemas en la cadena.

Estuvimos visitando el castillo y el cementerio que hay dentro y de paso comiendo y bebiendo que no veas que manera de sudar.

Una vez echa la visita al Castillo, a punto de partir a toda velocidad cuesta abajo, nos dimos cuenta que el camino que habíamos subido estaba infectado de abreojos. Antonio nos puso sobreaviso de que venia pinchado, porque la calzada del Castillo estaba nuestro archienemigo “El Abreojo”.

Revisando las ruedas de nuestras monturas nos dimos cuenta que habíamos caído casi todos. Una vez arreglado el entuerto bajamos como auténticos posesos en busca de la gasolinera de La Haba para inflar las ruedas.

Algunos mantuvieron los abreojos clavados, inflamos las ruedas y llegamos hasta la gasolinera de Don Benito, donde Antonio había vuelto ha pinchar. Vuelta ha inflar y tomamos rumbo ha Santa Amalia, cuando apareció un tractor que nos adelanto a la altura del puente de la vía del tren, con lo que todos nos pusimos a rebufo de él.

Todos menos Marcos, que le falló el cambio y no fue capaz, con lo que el Grupo se volvió a partir en dos:
José Mari, Juan Luis, Antonio, Juanma y Javi con el Tractor y Pedro, Juan Carlos, Tato y Marcos a relevo para que no los sacáramos mucho tiempo.

Antonio decía que ojala el tractor llegara hasta Santa Amalia ya que íbamos a 36 Km./h sin despeinarnos, pero todo lo bueno se acaba pronto y a la altura de Medellín se desvío y el aire nos dio una bofetada, aminoramos el ritmo para reagruparnos y una vez todos juntos cogimos un ritmo de 27 Km./h hasta la plaza de España. Bocata, Refresco y pa casa.


Sub-Ruta B:

Una vez tomado el mencionado tentempié en la rotonda de La Haba nos damos la vuelta por donde habíamos venido Andrés, Yo (Emiliano) y José Carlos, en un abrir y cerrar de ojos nos pusimos en Don Benito y enfilamos en dirección a Medellín.

Andrés como tenía prisa, tiraba con saña, pero ahí aguantábamos como jabatos, hasta que en el descenso del puente de la vía del tren de la Ctra de Medellín pincha José Carlos. En este punto, Andrés comenta que no se puede esperar, y en vista que no era problema grave, decide tirar solo y nos quedamos solos José Carlos y Yo.

Una vez solucionado el pinchazo reemprendemos la marcha, pero al llegar al puente nuevo de Medellín comentamos que podíamos ir por el cerro Remondo y enganchar con la pista del canal que sale de la caseta de guardacanal de la N-430, próxima a Hernán Cortés y así lo hicimos, encontrándonos un firme en perfectas condiciones y recién arreglado.

Llegados a la mencionada caseta, buscamos caminos para llegar a Santa Amalia sin pisar la N-430 y ante alguna duda, conseguimos ir enganchando caminos en distintos cruces, no sin preguntar a algún pasante en la zona, hasta llegar a las traseras de la Coop. Amalia de Sajonia y después, directos a casa, que la hora ya apremiaba.
El recorrido total de este subgrupo fue de 62 km.
(“Que ya esta bien”)

Por Emiliano Andrade