EL RINGUNRRANGO II: CRÓNICA DE UNA RUTA MALOGRADA

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ASISTENTES

Javi Parejo

José Antonio Puerto “Noca”

Juan Luis Capilla

Pablo Carrascosa

Paco Cidoncha

Teodoro Martínez “Tite”

Pedro Carrasco

Francisco Velarde “Pancho”

Jorge Flores

Pedro Cuesta

Antonio Aparicio “Chino”

Diego Nieto

Tomás David Casado

Km: 43

Domingo, 27 de mayo de 2018

La mañana amanece encapotada, aunque con una temperatura algo superior a la de los últimos domingos, lo que invita a colocarse la indumentaria de verano total. Me dirijo a la plaza a una hora prudente, encontrándome ya con un corro de Perrigalgos a la espera de nuevos integrantes. Saludo a cada uno de los presentes, y cuando lo hago con Pedro Carrasco, este espeta: -“Sólo voy a hacerlo una vez. Mi enhorabuena a los madridistas por la Copa de Europa”. Pero este fue el prolegómeno, y como el descorche del tapón de una botella de cava (por tratarse de un seguidor culé), actuando en este foro como altavoz del barcelonismo, a estas palabras siguieron todo lo que por la mente de los seguidores del equipo catalán pensaba con el fin de desmerecer este hito histórico conseguido por el equipo madridista: Que si los árbitros, que si el portero, que si la suerte, que si…Y es que la consecución de la 13ª Copa de Europa (3ª consecutiva y 4ª en cinco años), ha escocido mucho, pero que mucho a la parroquia culé.

Entre tanto, van llegando Perrigalgos hasta conformar un grupo de 13 integrantes (como las 13 Copas de Europa). La semana pasada iba con la idea de fijar ruta, pero estando ya determinada la salida a la Ermita de Santa Lucía del Trampal, me la reservé para este domingo y, por tanto, el derecho/obligación de redacción de crónica. Es una ruta que ya hicimos en parte con algunos de los presentes y que tiene tramos nuevos para la mayoría. Nos dirigimos por la N-430 al paso que permite continuar charlando sobre lo acontecido durante final del sábado, o de las desastrosas consecuencias que las inclemencias climatológicas van a provocar en la agricultura y de rebote, en el resto de la economía de la Comarca. Llegados al Canal voy soltando los destinos. Ahora nos dirigiremos dirección Alico. La intención era subir al olivar de Braulio, pero al pasar por la finca de la Condesa, propongo hacer un tramo por esta hacienda hasta llegar al cortafuego. Quién sabe, a lo mejor este cambio de itinerario a última hora, fuera el principio del desastre final. 

Y es que justo cuando llegamos a la cima para saltar la valla, se  rompe mi porta bidón. Parada de reparación que apañamos con él de Pablo y en el que los asesores de turno aprovechan para arremeter contra mi Mérida justificando la necesidad de plan renove, así como para poner de manifiesto, que debido a la renovación constante del parque bicicletero los tubeless, ya casi no hay averías, ni pinchazos, lo que se refleja en una cierta pérdida de habilidad a la hora enderezar entuertos.

 Solventado el incidente, reanudamos la marcha bajando por el empinado descenso hasta el puentecillo. Saltamos la valla para acometer un pequeño tramo inédito (primer ringunrango) que nos conducirá a El Borril. La elevada altura de la hierba, que ya toma tintes dorados, juega una mala pasada, pues apenas se puede apreciar la vereda por la que transitar, teniendo a veces que desmontar para evitar sobresaltos. Voy delante, pero intuyo ya cierto resquemor por la retaguardia, a lo cual tampoco quiero dar mucha importancia.  La ruta la he puesto yo, y además hoy voy con las espaldas anchas. Cuando llegamos a El Borril, hay que realizar doble salto de alambrada. Casi ná. Esto va in crescendo. Aquí iniciamos otro nuevo tramo de unos tres kilómetros que transcurre por una preciosa vaguada con frondoso encinar y surcado por un arroyo que nos conducirá a los Lomos. Cuando llegamos a la casa, nos dirigiremos en dirección contraria a la misma. Aquí comienza el segundo ringunrango, al que como se puede comprobar soy bastante dado. Tramo de prolongada ascensión que va circunvalando y en el que conforme subimos se pueden apreciar preciosas vistas. Llegados al tramo más alto, comienza un vertiginoso descenso que concluirá en una charca por la que anteriormente ya habíamos pasado. Como los ringunrangos no todos los entienden por igual, más leña al fuego. 

De nuevo en la Casa de los Lomos, ahora hay que dirigirse a los Lomos de Guillén dirección arroyo Fresneda y con destino al paso en el que David Liviano encontró los boletus, para que nos entendamos. Tras alguna dificultad para dar por el camino, por fin llegamos al sitio. Javi, consciente del contubernio que se viene gestando, habiendo sufrido en sus carnes los consecuencias de amotinamientos varios, no se alegra de la situación, pero si disfruta del ambientecillo viendo los toros desde la barrera. En esta ocasión no abrimos la puerta, sino que seguiremos paralelos a la alambrada dirección al camino de Cerros Verdes, debiendo salvar antes de llegar al mismo un cuestón de unos 30 o 40 cuarenta metros con porcentajes increíbles. Ya en el camino, nuestro destino para almorzar es el Cortijo que da a Cornalvo, pero en el tránsito las fuerzas negativas afloran definitivamente. Diegui rompe el núcleo y se jodió el invento. La idea era llegar a Cornalvo y volvernos por Cuadradillo, pero tal como se iban desarrollando los acontecimientos, se intuía que la ruta esta predestinada como Cornulio Caproni. 

Aprovechamos para comer y plantear la estrategia de remolque de Diegui. No queda otra que buscar la pista de servicio de la autovía. Diegui, llevado en volandas, como Carlos V en silla gestatoria, en el recorrido hasta Torrefresneda comienza a dar pedales. ¿Pero qué pasa aquí?. Amotinamiento silencioso y ahora, ¿SABOTAJE?. Por razones inexplicables ha enganchado el engranaje, pero será por poco trecho y habrá que continuar con la operación remolque hasta el Santa Amalia, optando tirar por la pista de Caballero. Ya en el pueblo se le realiza la propuesta de pagarse una ronda por el transporte realizado, a la que no rehúye (no estaría mal que se instaurara como costumbre). En la sede se presenta y cumple por lo que, siendo buena hora y sin prisas, prolongamos el tercer tiempo de forma distendida. Bien está lo que bien acaba.

Sin más tela que cortar, hasta la próxima.

Crónica Juan Luis Capilla