martes, 13 de noviembre de 2012

Antes del Calaverón, perdimos medio pelotón.





Crónica. Miguel Andrade



Después de salida fallida del domingo anterior, toca retomar el ritmo de las salidas domingueras.

Nos juntamos en la plaza 22 perrigalgos, con la ausencia destacada del líder, Tomás David; hoy me toca poner la ruta a mí, y me decido por el rugidero, zona que creo puede estar preciosa después de las copiosas lluvias caídas, como yo no conozco bien las zonas por las que debemos pasar, decido nombrar consejeros exploradores a José Luis y Dominguito.

Partimos hacia el Sajonia con un ritmo lento, motivado por el frío que nos acecha y sobre todo por el aire en contra que a más de uno le hace cavilar…”porque no me habré quedado acostao, con lo calentito que estaba yo en la cama…”

Llegamos a la pista del canal y nos dirigimos a la necesaria cuesta “quitafríos” del Cuadraillo, como siempre, cada uno a su ritmo vamos coronando, en cabeza Moi y Dominguito, la subida se ve interrumpida por los pitidos de un todoterreno que parece que lleva prisa y nos hace apartarnos a todos.

Comenzamos la cómoda bajada y giramos hacia el entalle, que como era de esperar lleva un considerable caudal de agua, que hace que nos mojemos las botas, lo cruzamos con cierta dificultad.

 A partir de ahí comienza la mejor zona de la ruta, cruzamos las mezquitas, es campo a través, zonas de barro, charcos, un paraje precioso, que vamos recorriendo a un buen ritmo y con el grupo disgregado, hacemos una pequeña parada para tomar unos fotos y reagrupar al personal, pero pronto el reagrupamiento se deshace sobre todo porque por esas estupendas veredas es imposible pasar en grupo de más de dos o tres bicis, y sin darnos cuenta nos plantamos en las proximidades del rugidero, los primeros en llegar a toda leche Javi, Dominguito y algún loco más.

Según me contó José Luís el día anterior, habían preparado un acceso al río para poder llegar con la bici, cada uno como puede baja por los berrocales que existen en la zona, cruzamos el puente y nos plantamos en el rugidero, dejamos las bicis en la zona de arriba y haciendo uso de unas escaleras que han excavado en la roca granítica para hacer accesible la zona y unas a cuerdas para poder agarrarse, llegamos a la zona central del paraje, donde nos hacemos varias fotos y tomamos el bocadillo, aprovechamos para hacernos la foto de rigor, no sin ciertas dificultades, debido a la particularidad del paraje.






Volvemos a las bicis y a indicación de mi asesor Dominguito, partimos hacia la presa de Cornalvo, en la subida hacia el camino principal, Andrés voltea su montura y cae al suelo, entre las risas del personal continuamos la subida, pasamos por el mentidero que hace poco ha sido renovado, con una capa de gravilla y vallas de madera, hacemos uso del camino que han habilitado para llegar a la presa evitando los charcos que habitualmente se formaban, en el antiguo camino.



Rodeamos el embalse por la derecha y llegamos a la presa, paramos para observar el paraje y enseguida emprendemos la marcha, bordeando de nuevo el embalse por la otra orilla, hasta llegar al desvío hacia el Calaverón, dónde perdemos a Paco, Pablo y Ángel Tomás, que debido a un despiste tiran hacia Cerros Verdes, después de un momento de confusión, bajo hacia el embalse en su búsqueda pero no veo nada, decido llamar a Andrés para que contacte con ellos, pero no había cobertura, por lo que decido seguir la marcha, me esperan más arriba Diego, Tite, Beltrán y alguno más que se pararon de inmediato cuando avisamos de la falta de los tres perrigalgos, más adelante se paró el resto del grupo. Continuamos la marcha sin ellos, han conseguido hablar por teléfono y ya van hacia el pueblo por otra ruta, con esto nos plantamos en la bajada del Calaverón dónde sufrimos el primer y único altercado del día, le ha tocado a José Luís, su sistema de tubeless no ha soportado un llantazo con alguna piedra afilada y nos vemos obligados a parar y montar una cámara para poder continuar, mientras unos cuantos arreglan el entuerto (como diría Pedro Carrasco) Tite, Beltrán y Rotri nos deleitan con una retahíla de chistes que amenizan el incidente.



Nos ponemos de nuevo en marcha y nos plantamos en el camino de servicio de la autovía A5, de nuevo tenemos el aire en contra, avanzamos en grupo hasta Torrefresneda, y decidimos volver al pueblo por la N-430, Pedro Antonio sufre una pequeña pájara y necesita ser remolcado en ocasiones puntuales, con esto decidimos abandonar la carretera y coger la pista de caballero, da mucha tranquilidad rodar por ahí, debido a la total ausencia de coches, el grupo va unido para minimizar los efectos del viento, llegando a la curva de Noca, el viento nos da de espalda, lo que acelera la marcha, no todos vamos tan frescos, servidor junto con Rotri, cerramos el pelotón. Con esto nos plantamos en la sede, donde nos esperaban los tres del pelotón, que no tiraron por el Calaverón. Devoramos los bocaditos de chorizo, salchichón y queso, y cada mochuelo a su olivo con 48 kms en la mochila y una espléndida mañana de bicicleta y barro.









2 comentarios:

  1. Como siempre, buena crónica de un Perrigalgo; en este caso de Miguelito. Estaba la gente con el "síndrome de bicidependencia" tras quice días sin el chute de pedal, así que hemos disfrutado como enanos en una etapa redonda de temperatura, barro, bonitos parajes con un monte en su máximo explendor y un grupo que respira armonia y maridaje por sus cuatro costados... y con un Tite pletórico con sus chistes; bueno, como en él es costumbre.

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  2. me encanta seguir vuestras rutas.extemadura no tiene fin, y los perrigalgos tampoco.admiro siempre vuestras salidas y al grupo que lo componeis.una ruta diez la de esta semana ...""!!!

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