Por ver El Rugidero, me calé entero.

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Crónica Miguel Andrade

Vigésimo Domingo del 2012. 20 de Mayo.


Como de costumbre, sobre las 9.00 horas, van apareciendo por la Plaza de España los componentes de ésta valiente peña, con el fin de pasar una buena mañana por los montes y dehesas que nos rodean y que casi tenemos “trillao”. Se decide partir al Rugidero, ruta que tenía ganas de hacer, pues había pasado varias veces por las proximidades, pero aún no conocía, además me habían hablado de la zona, con lo que suscitaba mi interés.

Hecho el recuento, me percato de bajas importantes en el pelotón, se han caído de la convocatoria, varios de los habituales y algunas veces imprescindibles, como Lalo, Capi, Pablo, Paco Cidoncha, etc.. Además también faltan mis escuderos, Isaac, José Miguel, Pedro Collado y Domingo Junior, aunque tenemos la buena noticia de que se nos incorpora su cuñado y yerno del Presi, Félix que como buen recién casado (entre los que me incluyo) los domingos a las 8.30 estorba en casa; esperemos que no quede en anécdota y se una al grupo en nuestras salidas habituales.

A las 9.10 damos la vuelta de rigor a la Plaza, y salimos por la calle de los muertos, donde se produce el que se puede considerar el pinchazo más rápido de la historia de la peña (que me corrijan los veteranos), a escasos 20 metros de la esquina pincha Tomás David, paramos para resolver el problema, entre el alboroto y las risas de todos, Pedro Carrasco nos llama la atención para que guardemos silencio, pues según indica y tiene toda la razón “la gente está acostada, estamos en mitad del pueblo, y si yo no hubiera salido con la bici, tened seguro que también estaría acostado”, el grupo se silencia, continuamos con el arreglo, Tite encuentra el culpable del pinchazo, un trozo de vidrio que estaba alrededor de los contenedores. Solucionado el tema salimos pitando hacia nuestro objetivo.

Marchamos por la carretera, dirección al Sajonia, a nuestro habitual ritmo de 20 a 25 Km/h, la mañana está fresca, se atisban nubes que amenazan agua justo en nuestro destino, pero nada nos hace cambiar de ruta. Llegamos a la pista del canal, donde nos caen unas tímidas gotas, giramos a la izquierda y buscamos el camino del Lico, para encarar la carretera vieja de Madrid dirección Mérida, el grupo rueda a buen ritmo y mirando de reojo a las nubes que nos acechan cada vez más; subimos hasta el confesionario y giramos a la derecha, emprendiendo una bonita bajada hasta el inicio de la típica cuesta del Borril, esta vez toca subirla, cada uno a su ritmo y dosificando, todos la coronamos sin problemas, y seguimos la marcha para bajar por las Mezquitas hasta el arroyo el arroyo del mismo nombre, giramos a la izquierda dirección Cornalvo y nos plantamos en nuestro destino, El rugidero, donde nos espera “la tormenta perfecta” casi no nos da tiempo a aparcar las bicis, cuando empieza el chispeo, casi todo el pelotón se queda en la parte superior, pues tienen más que vista la zona, además van buscando refugio para pasar el aguacero que se aproxima y tomar el “bocadillo”.

Mientras, Domingo Senior hace de anfitrión y me guía junto con Félix y Diego Nieto hacia El rugidero, hay que andar varios metros, nos vamos mojando, pero tanto me había hablado el compañero Andrés de la zona, que no podía irme de allí sin verlo, y cierto es, que es una zona preciosa, rocas graníticas socavadas por las aguas del Arroyo de las Muelas, ayudadas por las piedras que arrastra en crecidas y tras miles de años de erosión han formado un laberinto de huecos y cavidades increíbles, dignas de apreciar, difundir su existencia y como no, fotografiarse.

Volvemos hacia donde el grupo aguanta el chaparrón, está todos a resguardo, cada uno como puede, Luís debajo de un puente, Diego acurrucado entre dos grandes bolos de granito casi en posición fetal junto a Juan y Andrés, etc....escampa, nos hacemos la foto de rigor y partimos hacia Cornalvo, pasando por el Mentidero.

Rodeamos la cola del embalse y salimos por Cerros Verdes, alternamos subidas y bajadas por dehesas y alcornocales, con lo que alcanzamos la antigua Nacional V. Domingo Senior aprovecha para alimentar a su yerno Félix, lo que provoca algunos comentarios y risas del grupo. Cogemos dirección Torrefresnada, nos desviamos por Cerro Pelao para volver a casa por la pista del canal, el grupo sale endiablado, nos quedamos rezagados Alberto, Antonio Indias y el que os habla, poco a poco vamos dando caza al grupo, conseguimos reagruparnos casi en la autovía.

Iniciamos la vuelta al pueblo a 30 km/h, pero empezamos a acelerar la marcha, el personal tiene ganas de llegar a la sede, el grupo tira fuerte y no mira para atrás donde se van quedando algunos rezagados, ni nos inmutamos en la cuesta de la curva de San Isidro, vamos a 40 por hora, alcanzamos la máxima velocidad a la altura del puente del Búrdalo, algunos cuentakilómetros marcan 44 km/h, aguantamos el apretón hasta el cementerio. En la piscina nos reagrupamos, Andrés, Pedro Cuesta y alguno más dan la vuelta para echar una mano a los que quedaron atrás, reanudamos la marcha a ritmo turista hasta la sede donde nos plantamos a las 12:20 de la mañana con 48 km en las piernas. Es lo que tiene hacer una ruta con un sólo pinchazo y sin incidentes que reseñar, de no ser por el chaparrón.

Mientras degustamos los bocadillos se decide realizar el próximo domingo visita a la Iglesia de Santa Lucía del Trampal, de estilo Visigodo situada en Alcuéscar, declarada Monumento Histórico Artístico en 1993, más información:

http://www.turismo-prerromanico.es/arterural/sltramp/sltrampficha.htm

Debido a la distancia a la que se encuentra se decide salir a las 8:00 horas. Para el que no le interese esta visita, siempre está la opción de las 9:00 h.



Un saludo y nos vemos en el monte.