martes, 14 de junio de 2011

ME DA UN TUFILLO QUE NO VIENE EL CAMIONCILLO



Javi Parejo
Pedro Carrasco
Pancho
Flores
Agustín
Tomás David
Pedro Cuesta

Kilómetros: 90 Media: 18 Km/h

Crónica de Pedro Carrasco Cuesta.

Antes de relatar la crónica de la etapa, quiero hacer mención a la I RUTA DEL CAMINO MOZÁRABE, promovido por ADEVAG, que se corrió el sábado con salida y llegada en nuestro pueblo, con más de 50 cicloturistas venidos de distintas localidades, y donde una docena de Perrigalgos dieron esplendor a la prueba con su presencia. FELICIDADES A LOS PROMOTORES.
Tal y como habíamos comentado el domingo anterior, el primer grupo de Perrigalgos se ha dado cita a las siete en el Paseo. Cuando llego, solo cinco compañeros esperan. Me comentan que creen que ya estamos todos los que somos; solo falta Flore, que se ha acercado a casa un momento a echarse “cremita” en la cara para el sol, y que tras su enésimo Camino de Santiago, que ha terminado hace un par de días, ha decidido acompañarnos, por ser esta una etapa que discurre por carretera; recordemos que su maltrecha próstata le hace huir de los caminos como de la peste, aunque el sábado hizo una excepción y corrió la ruta del Camino Mozárabe.

Al Maestro le sobraba hasta la gorra.

Con el pueblo sumido en la quietud, los siete Perrigalgos arrancamos dispuestos a pasar una jornada de ciclismo plácida y sin sobresaltos. Rodamos a buen ritmo por la pista de La Parrilla, camino de la Dehesa Vera, donde hemos quedado en recoger a los que han decidido acortar la etapa y arrancar desde allí. Javi y Pedro Cuesta comentan que en la ruta del sábado el Presi y Andrés mostraron sus discrepancias con esta iniciativa, arguyendo que se corre el riesgo de romper el grupo. Al parecer, el dedo acusador apunta directamente a Javi y a mí. En mi descargo quiero argumentar que el grupo no se va a romper porque cuatro o cinco veces al año nos salgamos de la norma establecida; pienso modestamente que esta peña no tiene por qué ser algo encorsetado y cuadriculado con el “sota, caballo y rey” como único dogma de fe.Cuando nos vamos acercando a la Dehesa Vera y no nos adelanta el camioncillo de Pablo, el mosqueo es generalizado. Llegados al lugar de marras, Pedro llama a Pablo (parece un pasaje del nuevo testamento por el nombre de dos apóstoles, pero no) y confirma los peores presagios: no van a venir y, al parecer, han quedado en salir a las nueve, como de ordinario.

Así las cosas, seguimos adelante atrochando por el camino de la derecha, buscando la carretera de Arroyomolinos a Almoharín. Pronto cogemos la carretera de subida que nos acerca a las primeras estribaciones del Col de Montánchez, que no es tan duro como el Tourmalet, pero que tampoco es manco.
Pasamos por las fincas La Herrumbrosa, El Hinojal y La Quebrada, que da nombre a esta ascensión. El pelotón se disgrega en las primeras rampas. Agustín Shandy parece haberse tomado un respiro en practicar el “cinco contra uno” y anda fino. Flore viene de Santiago tocado por la vara del apóstol y rueda como un tiro. Los dos se adelantan y hacen la subida juntos.
Por detrás formamos un grupo que también se rompe. Pancho empieza a rezagarse y Javi da la vuelta para ponerse a su altura, decisión que secundamos Pedro Cuesta, Tomás David y yo, y decidimos subir a tren todos juntos (pocos pelos pero bien peinaos). Javi pone la nota de humor y relata a ratos la subida, como si de un avezado periodista de radio se tratara.


A medida que ascendemos, las encinas y los alcornoques dan paso a los robles y las vistas comienzan a extasiarnos. Siempre en subida, damos la vuelta a la sierra. Ahora se ofrecen ante nuestros ojos los distintos pueblos (Torre de Santa María, Valdefuentes, Torremocha…) diseminados en los Llanos de Cáceres.
Cuando copamos el puerto, ya viendo el pueblo de Montánchez con su castillo al fondo, Agustín y Flore nos esperan para reagruparnos. Todos juntos atacamos los tres kilómetros más duros, que nos conducen a copar la cima de la sierra, sembrada de grandes antenas y repetidores de radio y televisión.

Disfrutando de las vistas y papeando un poco.


Montanchez
Altitud sobre el nivel del mar 993,80 m.

En el último kilómetro, Pancho siente un pinchazo en su pierna y decide con buen criterio no forzar, echando pie a tierra. Los demás hacemos cumbre atacando, cada uno a su ritmo, las duras rampas finales. Arriba nos espera la gloria. La satisfacción y el orgullo de ver cumplido el objetivo nos colma de felicidad. Las magníficas vistas ponen la guinda a un estado casi inefable de exaltación. Viendo La Bola, nos enfrascamos en una discusión sobre cuál de las dos cumbres es más alta. La versada posición del maestro Flore, que dice que es ésta más alta, zanja el “affaire”
Merodeamos por la cima, ora mirando al este ora al oeste. Identificamos cada sierra: la de Pela, la de Magacela Las Cruces, La de Rena, que desde aquí parece insignificante…

Vistas del Castillo de Montanchez desde las antenas.


Tras la preceptiva foto de rigor y el tentempié tiramos para abajo, y en plisplás llegamos de nuevo a Montánchez. Paramos a llenar los bidones en una fuente natural, de donde mana un chorro de agua fresca y cristalina.



"La Bola" al fondo
Altitud sobre el nivel del mar 953,50 m.

Por una pista rural estrecha pero con buen asfalto, iniciamos un vertiginoso descenso a más de 60 por hora. Nos cruzamos con grupos de ciclistas subiendo y les vamos saludando. Muchos conocen a Flore, cuya sombra, al igual que la de los cipreses, es muy alargada en esto del ciclismo.
Antes de llegar a la carretera de Cáceres, torcemos a la derecha por un camino. Un par de kilómetros de ascenso y otros dos de bajada, entre jarales y encinas, nos llevan justamente al pueblo de Valdemorales.
Ya en la carretera, nos dejamos caer por el tendido descenso hasta Almoharín. Son las once y decidimos volver por el camino más corto; Pancho sigue con las molestias en la pierna y, para colmo, su rueda delantera parece tener un grillo dentro, por el persistente y monótono chirrido que hace.
Pasamos por la ermita de Sopetrán, llegamos a la autovía, dejamos Conquista a la derecha, cruzamos Marmedra, y a las doce y cuarto nos plantamos en la sede, sanos y salvos y con la satisfacción pintada en la cara. El padrino consorte, Alejandro, nos dice que acaban de irse los Perrigalgos que han salido a las nueve. Refresco, birra, bocata, gazpachito…y hasta luego, Lucas.
Con esta crónica este Perrigalgo se despide de los compañeros por unas semanas. Voy a hacer algunas rutas en solitario con la bici de carrera y expiar mi culpa si la hubiera.
Ah, que se me olvidaba: os espero a todos el próximo sábado día 25 de Junio en la Casa de la Cultura, las diez de la noche, para la presentación de mi libro. Voy a pasar lista, que lo sepáis.
Hasta la próxima, “correliebres”.

1 comentario:

  1. 1. Gracias a la PEÑA por la inestimable colaboración en el desarrollo de la ruta cicloturista Camino Mozárabe.
    2. Enhorabuena a los que salieron a las 7 por lograr la cota y a los de las 9 también, por salir a disfrutar pedaleando.
    3. Por intentar zanjar, que si a las 7 que si a las 9: La unión de este grupo es demasiado fuerte como para que se rompa por ningún lado. Y si hay la más mínima fisura, asamblea recolgona y caldereta al canto.

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