martes, 7 de junio de 2011

A FALTA DE PINCHAZOS, BUENOS SON LOS PORRAZOS





Juan Luis Capilla
Pedro Carrasco
Javi Parejo
Jesus Beltran
Agustín Sosa
Tomás David
Juanma
Manuel
Pancho
Jose Luis
Yanqui

Distancia: 57.2
Tiempo empleado: 03:05:23
Vel. Med: 18.9


Crónica de Pedro Carrasco Cuesta.


Como preámbulo, decir que el día de convivencia del sábado fue todo un éxito. Acudieron a la cita Perrigalgos como José Carlos, Alberto, Paco o Antonio Indias, que andaban desaparecidos en combate desde hacía tiempo en cuanto a dar pedales se refiere, pero que tratándose de comer y beber, no dudaron en dar un paso al frente como un solo hombre.




La Madrina nos deleitó con una caldereta con la que nos chupamos los dedos (a la mierda el Ferrán Adriá ese). Las Perrigalgas dieron muestras fehacientes de querernos mucho, y se esmeraron en la cocina para obsequiarnos con toda clase de viandas y repostería. La animación corrió a cargo de la troupe BILANOS AN FAMILI, con una música que lo mismo se agradecía a ratos, como se tornaba en insufrible tabarra.



Hubo una propuesta por parte de no sé quién, que no prosperó, de hacer una colecta para que nuestro campeón a la regularidad, Agustín, alias Shandy, deje de “lavar a mano” y contratar los servicios de una meretriz que nos lo desflore como Dios manda.
Faltaron a la cita “firmas” del calibre del Gran Julius, que anda un poco desquiciado intentando que su jefe se reenganche como Presidente. Lalo y el Presi tampoco acudieron a la cita por problemas de salud de su mujer e hija respectivamente. Desde aquí les deseamos, toda la familia Perrigalguera, una pronta recuperación.



Dejando a un lado el día de ocio y metiéndonos en harina con asuntos del pedal (ambas cosas son a cual más placentera y gratificante), decir que cuando dan las nueve en reloj de la villa, estamos reunidos en el Paseo una decena de Perrigalgos; huelga decir los estragos que ha producido en el grupo el día de convivencia.

El Triqui, que cumplía 55 tacos del ala, estaba “emperrao” con que fuéramos a Las Cruces (¡qué cruz, virgen santa!), pero como no acude a la cita, Javi se empeña en que vayamos a aporrearle la puerta y, si fuera preciso, hasta arrancarle de los brazos de la Luisa. Y dicho y hecho.


El primer altercado se produce a los pocos metros de abandonar el Paseo cuando el Shandy, de manera inopinada, se choca contra un coche aparcado. ¡En qué coño iría pensando el joío mastuerzo! Tras la carcajada general, recogemos al Triqui y los once “supervivientes” arrancamos con dirección a Medellín. Se rueda a buen ritmo con la vista puesta en la sierra de Las Cruces, mientras alguno manifiesta su deseo de hacer una etapa corta y de relajación. El Triqui maldice los JB (Jesús Beltrán) de ayer, y el Capi tiene más ardores que una cabra jarta de ballico. Sin embargo, Javi lleva marcado en el entrecejo (yo soy músico y me acuesto a las ocho) la idea de bordear la sierra, con el consiguiente endurecimiento de la ruta.


Javi y yo vamos comentando no sé qué de la ruta del próximo domingo a Montánchez y José Luis, como si se tratara de una conspiración judeo-masónica, pregunta con retintín: “¿Qué estáis tramando vosotros?”.
Cuando llegamos a la carretera y en lugar de torcer a la derecha la cruzamos y seguimos recto, la suerte estaba echada: vamos a bordear la sierra. Se trata de una ruta inédita para el grupo que solo yo conozco, así que tomo el “mando de las operaciones”. Transitamos por un camino en subida y nos cruzamos con varios ciclistas sueltos con un denominador común: ninguno nos dice ni mu; por un momento me asalta la idea de si serán mudos, pero no, seguro que solo se trata de seres antipáticos y soncones.

Pronto llegamos a un repecho que discurre entre pinos. No tiene más de doscientos metros, pero es tan duro que nos obliga a tirar de todo el desarrollo. Esperando arriba para reagruparnos, alguien propone bautizar el repechón como LA CUESTA DEL TRIQUI, no tanto porque le ha obligado a echar pie a tierra, como por ser su cumpleaños.
Saltamos una valla y nos adentramos por un vericueto de caminos que discurren entre un frondoso bosque de pinos. En una bajada (ahora entre eucaliptos) se produce el otro accidente-incidente de la jornada. Ha sido el Capi quien cae contra unos arbustos (felizmente sin consecuencias para su integridad), tras intentar esquivar a Agustín Shandy. Y es que el Capi ha pasado de los pinchazos a las caídas sin solución de continuidad. Es que pareciera empeñado, como decía aquella bonita canción de Cecilia, en ser el novio en la boda, el niño en el bautizo y hasta el muerto en el entierro, con tal de dejar su sello.


Llegados a la carretera del Valle de la Serena, nos damos de bruces con la famosa cuesta del Reventón, que rompe el pequeño pelotón. La bajada que sigue nos lleva a la ermita de Las Cruces, donde nos refrescamos, nos retratamos, nos alimentamos y oramos (algunos) ante la virgen.De nuevo en marcha volamos de vuelta por el mismo camino sin más incidentes dignos de reseñar, y a las doce y media llegamos a la sede donde nos esperan el refresco, la birra, los bocadillos…y el gazpachito fresquito con que nos obsequia nuestra madrina, que más parece madre.
Hasta la próxima, “correliebres”.

3 comentarios:

  1. Como os gusta el Yantar y el Beber, y lo sano que es...que buena tradicion la Caldereta, que no se pierda, Emiliano, vamos a cambia la musica, no?
    Se aceptan sugerencias Perrigalgos, yo propongo
    grandes baladas Heavys,

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  2. El día de convivencia espectacular, como es costumbre en esta peña.La ruta estuvo bien ya que dimos la vuelta a la sierra por eso caminos que nos descubre nuestro explorador. El Triki creía que se iba a escapar con el coñazo que nos da con lo de visitar a la virgen de las Cruces. Emiliano por favor cambia aunque sea al chiquilicuatreeeeee.

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  3. que bien os lo montais,ese dia no falto de naaaaaaaaaaaaaaa....!!!!!!saludos amigos.

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