lunes, 29 de noviembre de 2010

¡¡ Corre, corre que viene el guarda!!


Domingo, 28 de Noviembre de 2010

Participantes:

Emiliano Andrade
Jesús Beltrán
Juan Luis Camacho
Pablo Carrascosa
Tomás David Casado
Paco Cidoncha
José Luis Jiménez
Julio Jiménez
Alberto López
Juan Carlos Muñoz
Lalo Muñoz
Domingo Pablos
Santiago Sánchez

Distancia: 47 km.

Crónica por Juan Carlos Muñoz

Empezaré la crónica de este domingo al revés, por el final de la etapa, al llegar no demasiado cansados al bar de nuestro amigo Alejandro, a tomar nuestras acostumbradas cervecitas, cola colas y demás cositas, me dijo Emiliano que afilara el lápiz que esta vez me tocaba a mí otra vez escribir la crónica.


¡Pero hombre Emiliano!, si yo no conozco ni los nombres de las fincas que hemos atravesado, estaba perdido, si me llego a perder no llego a casa, como le pasó a nuestro compañero Andrés Nieto, quien por cierto no vino, las malas lenguas dicen que por el disgusto de ver perder a su querido Atlético de Madrid. Con lo bien que había arrancado la liga, bromas aparte, seguro que llegan victorias para ese equipo con el que a pesar de todo, hasta los madridistas simpatizamos.


Emiliano junto con el encargo me daba la retahíla de las fincas visitadas, pero al momento de ahora mismo que escribo no recuerdo más que un par de ellas por lo que pido disculpas por adelantado si no las digo en el orden correcto o meto la pata.


Como digo no llegamos demasiado cansados, ¿os habéis dado cuenta que desde que no viene Javi Parejo, la media ha bajado de los 21 km, hasta los vergonzosos 16 de alguna etapa de la cual no quiero acordarme, y hasta los 18 km escasos de la etapa de este domingo? Si se entera nos mata, y si llega a venir él, se hace el “arakiri” japonés con la bomba de la bicicleta. Así que espero que a nadie se le ocurra contárselo.


Mañana de domingo soleada pero muy fría, como toca en el mes de noviembre. Como suele ser habitual los más impuntuales del grupo se incorporan a la carrera arañado al reloj hasta el último segundo de sueño. Cada día apuran más y nos arañan un par de minutos en su táctica a largo plazo de acabar saliendo a las 9 media de la mañana.


A ritmo no muy elevado nos dirigimos a la autovía que cruzamos en dirección a la pista del canal, no sin cierta confusión y desorientación inicial por la ruta a seguir, finalmente se decide seguir por esta pista hasta el camino que nos lleva al “Finca de los Lomos de Guillén”, espero no haber metido la pata. Lo primero que se ve al llegar a la finca es una puerta con candado, que parte en dos un camino público que una vez traspasada la vaya por arte de magia se convierte en privado.


Como de costumbre, a nosotros ¡vamos!, a nosotros ponerle puertas al campo. Ni cortos ni perezosos saltamos al puerta, en la que en un cartel bien visible y con unas letras bien grandecitas se dice “Prohibido el paso, propiedad privada”.
Uno a uno fuimos pasando la bicicletas, hasta que llegándole el turno a Jesús Beltrán, en el momento de cogerla y levantarla resulta que le golpeó a uno de los compañeros en el casco, pero tranquilo que no le hizo daño, al contrario, a la bicicleta se la salió la rueda, ante el asombro y las risas de todos los presentes. Pero hombre de Dios, ¿cómo has venido con la rueda casi suelta? Silencio, silencio pedían algunos, a lo lejos se veía un vehículo con un par de personas que seguro nos habrían visto a estas alturas de la película. Alguno propuso dejar tirado a Jesús y salir pitando, que se entretuvieran con él mientras el resto escapaba de los guardas de la finca, total si no le conocemos de nada, total si es de Don Benito.


Pero no al final le esperamos, se arregló la rueda, y montados a todo correr sobre las bicis nos alejamos del cortijo mientras un par de hombres nos gritaban a lo lejos e intentaban cortarnos el paso por el camino que atraviesa la finca.


Echándole morro al asunto, y velocidad lógicamente, salimos corriendo y finalmente escapamos. Cuando la cosa se relajó un poco y nos vimos fuera de peligro, Jesús Beltrán nos dijo que como se había quedado el último le habían pegado voces diciendo que nos habíamos dejado la puerta abierta, cosa que era completamente errónea al tener esta un candado puesto, simplemente habíamos saltado.


Tras este incidente llegamos a nuestro destino sin cosas dignas de mención, que no era otro que el “Berrocal del rugidero”, sitio de sobra conocido por todos los miembros del grupo. No había mucha agua a pesar de las últimas lluvias, pero allí pudimos tomar nuestra comida para reponer fuerzas y disfrutar de las vistas del paraje aunque fuera está un poco deslucida por la falta de agua.

De regreso a la sede social, atravesamos varias fincas más donde pudimos ver vacas, caballos, cerdos ibéricos de pura raza, estas son el tipo de cosas con la que disfrutamos haciendo estas rutas, esto no lo pueden disfrutar los habitantes de las grandes urbes.



Nos encontramos con un par de senderistas que se habían perdido, por lo que nos contaron venían de la finca de “Campomanes”, no sé si lo he escrito correctamente. Preguntaban para ir hasta el cortijo, en lo cual nuestro amigo Paco Cidoncha, le dio las oportunas indicaciones para que llegaran a su destino. El GPS de Paco no falla.

Desde allí hasta el pueblo fuimos a un ritmo bajo, muy cómodo charlando.


Por cierto se me olvidaba, en la parada de rigor en el Rugidero se decidió que la cena de Navidad fuera para el día 15 de Enero, y cuando llegamos a la Sede Social se comentó que iniciáramos los trámites para federarnos y poder disfrutar de un seguro médico y de accidentes.

Con todo esto creo que más o menos tenemos crónica el domingo.

Un saludo para todos y especialmente para los lesionados, que se recuperen pronto.


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