lunes, 18 de mayo de 2009

Los Lomos de Guillén
( domingo, 17 de mayo de 2009 )

Atencion a la cabeza de Beltrán.
Asistentes a la ruta:
Juan Manuel Barroso Morcillo
Jesús Beltrán Simón
Florencio Benítez-Cano
Juan Luis Capilla Camacho
Pablo Carrascosa Sánchez
José Carlos Escobar Dorado
José María Garrido Parejo
Pablo Gallego Casillas
Moisés López Calle
Juan Carlos Muñoz Tapia
Mario Muñoz Tapia
Andrés Nieto Cortés
Marcos Nieto Dorado
Domingo Pablos Bautista
Javi Parejo Jiménez

Domingo, 17 de mayo de 2009
Tiempo empleado: 2 h. 55 m.28 sg.
Velocidad Máxima: 56,7 Km/h.
Velocidad Media: 20,2 Km/h.
Parciales: 59,36 Kms
Odómetro: 1.970,900 Kms.
Totales: 1.970,900 Kms.

Recorrido: Plaza de España, Carretera de Cáceres, Canal de Orellana, Camino de los Lomos de Guillén, Camino del Mentidero, Pantano de Cornalvo, Carretera del Embalse del Muelas, Camino de las Mezquitas, Camino del Borril, Canal de Orellana, Carretera de Cáceres, Plaza de España.
©Florencio Benítez-Cano Benítez-Cano
Santa Amalia (Badajoz)
Mayo de 2009

Comentario
Ayer, sábado, salí a dar un paseo de los míos por ahí. No tenía las ideas muy claras y al final decidí ir a Mérida por Arroyomolinos, Alcuéscar y Aljucén, para regresar por Guareña. No llegué a encontrarme bien en todo el recorrido, y achaqué este hecho a las condiciones atmosféricas. Pero luego, hablando con Domingo, me comentó que ellos habían ido a Magacela, y que el día había estado muy bueno, a pesar del vientecillo en contra que sufrieron al regreso. Tuve que deducir por tanto que era mi cuerpo serrano el que había estado destemplado por la circunstancia del día de San Isidro, que si bien no hicimos muchos excesos, siempre se come o se bebe algo más de la cuenta.
Hoy, sin embargo, ha estado un día excelente de pedaleo, con el día seminublado y una suave brisa que provocaba una dulce sensación y las sensaciones de mi organismo también eran mucho más agradecidas que las del día de ayer
Los primeros kilómetros, hasta llegar al Sajonia, el grupo se dividió en dos partes un grupito de cinco elementos que tirábamos a buen ritmo y el pelotón de diez unidades que no nos perdía de vista y nos mantenía a raya.
Por la pista del Canal fuimos más reagrupados, pero no llevamos el cuidado que requiere este recorrido, ya que tiene muchas curvas cerradas y cortas y suelen venir muchos coches, que aunque no vienen rápidos, sí que vienen a veces distraídos mirando el agua o las parcelas, y se te echan enseguida encima, así es que desde estas páginas animo a los componentes de al Peña que tomemos todas las medidas de precaución necesarias y vayamos con el máximo cuidado posible.

¡¡ MUCHO CUIDADO,
CUANDO VAYAMOS POR EL CANAL !!

Cerca ya de Cerro Pelao, nos adelantó un tractor y el amigo Andresnico, se fue como un obseso detrás de él, tal es así que se pasó el camino de habríamos de tomar a la derecha para ir a los Lomos de Guillén. Salió Flore a su encuentro, mas antes de encaramarse en el cerro de las pizarras, se le encontró de regreso, pues habíase dado cuenta de su error al mirar para atrás y ver que se encontraba solo como la una.
Subimos bien hasta la Casa de los Lomos de Guillén, y a la salida de la casa, una vez que sufriéramos la impertinencia de los reiterados ladridos de los perros, el camino se bifurcaba en dos ramales, por lo que paramos para decidir cual de los dos tomar, pero había allí un señor, no muy simpático por cierto que nos indicó que cogiésemos el de la derecha.
Después de una bondadosa bajada, llegamos a la hondonada del Arroyo Fresneda, que se cruza por un viejo y sencillo puente típico de los badenes. Me entraron ganas de hacer una foto del lugar pero el grupo se había lanzado tanto en la bajada al arroyo que no había tregua para darles alcance. Por fin me decidí a seguirles apretando un poco más los pedales, pero me encontré con los hermanos Muñoz Tapia, que iban un poquito atrasados y decidí pedalear con ellos. Llegamos por fin nuevamente a una bifurcación del camino que no estaba muy bien marcada y dudamos cual de las alternativas tomar. Por mucho que mirábamos al horizonte, todo era un cerro continuado y no se veía a nadie del grupo. Me puse a dar voces como un desesperado y me fui para la izquierda, donde había un pequeño otero, con el fin de divisar algo desde allí. Pero desde allí no se veía nada. Luego regresé para juntarme con los dos acompañantes y me dijeron que había una portezuela o alambrada que estaba abierta por lo que deducimos que habían pasado por allí. Después de unos minutos de enorme miedo y pavor por encontrarnos perdidos en medio de aquel inmenso monte de enormes encinares y alcornoques, con tremendas subidas y bajadas, escuchamos la voz de Javi que venía a nuestro encuentro. Unos minutos más y no habría dado con nosotros, pues estaríamos camino de sabe Dios dónde.
Decidí así pues, después de este enorme susto que nos dieron, reñirles seriamente por abandonar a tres de sus colegas por estos montes de Dios, donde las encinas se hacen gigantes con lanzas, los ladridos de los perros se asemejan a los aullidos de los lobos, donde el mugir de las vacas se asemejan a las almas del purgatorio penando sus culpas.
Otro buen consejo en el día de hoy:

NO DEJÉIS NUNCA ATRÁS
A UNOS COMPAÑEROS
POR LUGARES COMO ESTOS.

Llegamos por fin a otra casa, y preguntamos al señor que estaba allí, mucho más simpático que el anterior, por el lugar dónde nos hallábamos y éste nos dijo que era la Casa de la Finca del Mentidero. Recordé entonces el cartel puesto con herraduras, al lado de la pista asfaltada que viene del Embalse del Muelas hasta Cornalvo.
Y a la cola de este embalse citado llegamos poco después, rodeando por el sendero que limita con sus aguas hasta llegar a la presa romana, donde paramos para tomar el refrigerio y para hacer las fotos de rigor que en esta ocasión se pusieron de mala cuenta. Intentó hacer la foto Jesús Beltrán, que iba destacando con su traje de Flex, y se subió y todo al balate de la presa, a riesgo de resbalar y caer, y haciendo algún numerito y amago de tirar la foto que al final no salió, menos mal que se reagruparon de nuevo y por fin pudimos hacer la foto del grupo de este día.
Reemprendimos el camino, ahora por el sendero asfaltado que va para el Cortijo del Huevo y para el embalse del Muelas, y llegamos al lugar antes indicado de la Finca del Mentidero donde pone el letrero con herraduras de caballerías, y allí también nos hicimos algunas fotos.
A la altura del Berrocal del Rugidero, nos separamos a la derecha para tomar la dirección del Camino de las Mezquitas, que da lugar al recorrido que hicimos el día 15 de marzo, y lugar donde paramos a reponer energías, el lugar citado anteriormente[1]:
Poco después de las Mezquitas, tomamos un camino a la derecha, en lugar de seguir por el camino habitual de los Castillejos, que nos llevaría hasta la Cuesta del Borril, pasando por la enorme meseta de las Mesas del Capitán.
La Cuesta del Borril fue accidentada, como casi siempre, y en esta ocasión le tocó a Juan Luis Capilla que no pinchó, no señores no pinchó, reventó materialmente la rueda con sendos agujeros por donde se podía entrar incluso un dedo. El resto del camino lo hicimos muy bien. El grupo está muy fuerte, cada vez más, y se puso a tirar de lo lindo por el Canal de Orellana, en los últimos kilómetros, antes de desviarse para el Sajonia, iban cinco unidades en cabeza, incluido el del reventón que no había manera de darles alcance, me puse casi a cuarenta kilómetros por hora al compás de Beltrán y tuvimos que desistir el intento. Nos esperaron a la salida del Canal y nos reagrupamos todos de nuevo y decidimos venir pedaleando agrupados hasta el pueblo. Comenté con Andrés lo bien que estaba el grupo, y él opinaba lo mismo. Pues después de las paradas y de los desniveles y de la arena sacamos una media cerca de los veinte kilómetros a la hora, que superó dicha media cuando llegamos a la Plaza y con un recorrido de casi sesenta kilómetros.
Poco antes de llegar a San Isidro, Javi y Marcos se adelantaron para subir al Cerro, y cuando llegamos a la intersección nos incorporamos Tato y yo para subir también. No sé si pudo ser un acto de indisciplina al grupo, pero pido desde estas líneas las disculpas correspondientes y doy una explicación: Como he indicado al principio de esta narración, en el día de ayer me encontré bastante mal y no fui capaz de entender el porqué, y en el día de hoy he estado tan fuerte que tuve que probarme para ver si respondía. Y la verdad es que las fuerzas me han acompañado, pues incluso luego de subir, me esperaron los compañeros y vinimos los cuatro a un ritmo frenético hasta llegar a la Plaza.
RECUERDO QUE HEMOS QUEDADO
EN SEGUIR SALIENDO
A LAS NUEVE DE LA MAÑANA.

[1] “Pronto llegaríamos a las inmediaciones de las Rutas de Cornalvo, que una de ellas estaba marcada con una flecha roja, y por fin a la zona llamada “El Berrocal del Rugidero”, sobre el Arroyo de Las Muelas, lugar donde se pueden admirar espectaculares formaciones graníticas, que se han ido modelando a lo largo del tiempo, y donde paramos a descansar un poco, a repostar energías y hacernos la foto de rigor. Como cosa anecdótica cabe citar el plátano de Tato que estaba medio desecho, pues no se acaba de enterar que con el traqueteo de la bicicleta, por estos infernales caminos pedregosos, las cosas blandas se ponen casi inservibles”.

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