MONTÁNCHEZ 12.0 Y COMO PAGAR LAS CONSECUENCIAS DE UN RESACÓN CUMPLEAÑERO

Fotos:

https://drive.google.com/drive/folders/0B5MDsZxcuoPiMmFOSkg1ZDFTMmc?usp=sharing

ASISTENTES

Tomás David

José Antonio Puerto “Noca”

Diego Nieto

Paco Cidoncha

Javi Parejo

Diego Parejo

Javi Camacho

Juan Luis Capilla

Pablo Carrascosa

Pablo Carrascosa Jr.

Toni Nieto

José Luis

Juan Nieto

David Fuentes

David Cobos

Manolo Cobos

Km: 55

Domingo, 2 de octubre de 2016

Habiendo transcurrido parte de la primavera y el letargo del caluroso verano, ya está bien de hacerse el longuis y dar un paso al frente, desempolvar el teclado y ponerse hacer la crónica de esta ruta especial de convivencia a Montànchez, que quedó marcada para este fin de semana allá por enero. La voluntariedad del novel Juanma, me ha tocado la fibra de la responsabilidad.

Las ocho era la hora marcada para la salida desde la Plaza y, como de costumbre, llego con unos cinco minutillos de retraso, apurando el margen de cortesía. Pero una vez allí, haciendo un recuento mental, me falta José Luis, que ya durante la semana venía haciéndose el remolón y dejando algo incierta su presencia en esta ruta. Ante mi pregunta por su ausencia, la repuesta es que el susodicho había llamado alertando de su retraso por haberse quedado “jondeado” en la piltra, motivo por el cual toca esperar, pero no será él, el único motivo del retraso en la partida,  ya que David Cobos, que finalmente se había animado a venir junto con otro compañero, seguramente a instancias de Diego Parejo, embajador de Santa Amalia en Valdehornillos, también se había quedado dormido. Y es que la honorífica distinción de “tardón” es patrimonio de muchos, aunque el Sambenito lo porte el que escribe. 

El primero que llega es José Luis y posteriormente David y su compañero de Valdehornillos, que no es otro que Manolo, viejo conocido y buen pelotero de aquellos años gloriosos de la Unión Amaliense, al que hacía tiempo que no veía. Tras la foto de salida, iniciamos la ruta con veinticinco minutos de retraso, lo que ya de inicio provocará cierto retintín con mi pronóstico de que la llegada a Montánchez rondaría las 12 horas y con holgura.

Bajada por la calle de los muertos, para acceder por la EX-206 y así continuar con paso tranquilo hasta Cuadradillo, para pasar a tomar contacto con el seco y polvoriento camino. La subida, como de costumbre, pone a cada uno en su sitio y los que venían con manguitos, por repelús al frescor mañanero, comienzan a despojarse de ellos, y es que, a pesar de encontrarnos en octubre, el calor de este verano sigue alargándose en demasía y lo que debería ser el “veranillo de San Miguel” es verano en toda regla. 

Continuamos a hasta la bifurcación del Entalle, donde nos detenemos a reagruparnos.,. Según lo inicialmente previsto, deberíamos tirar por el Entalle dirección el río Aljucén pero, sin previo aviso y de forma unilateral, Javi toma la dirección contraria hacia los Castillejos de Abajo. ¡Toma moreno! P´a manigero, yo, porque lo valgo. En definitiva, qué más da si terminaremos en el mismo sitio, aunque con tanto cambio, se complica que lleguemos a las 12. A la altura de los Castillejos Reunidos, Pablete lleva floja la rueda trasera, pero se decide inflarla y continuar, lo que supondrá que definitivamente haya que parar posteriormente a la entrada de los eucaliptos, ya que es un pinchazo sin duda alguna. Vamos a ver, Pablo, el líquido de tubeless (tenía menos jugo que el ojo de la Inés) hay que recebarle cada cierto tiempo, no es como el apaño de la cámara del camión. 

A gran velocidad se transita hasta llegar a la bifurcación para finalmente tomar la variante de la variante, que nos conducirá al río Aljucén, lugar en el que nos detenemos para tomar alimentos. El entorno dista mucho del que contemplamos en invierno  debido a ausencia de lluvia desde la primavera y al exceso de calor de este verano, existiendo un único charcón en el curso de lo que en otra época del año es un caudaloso del río.

 Tras el avituallamiento y la foto, nos ponemos en marcha. A partir de aquí será un constante subir y bajar, rompe piernas total, que tendrá como principal damnificado a José Luis, a pesar de que en cada parada se afana por tomarse una auténtica variedad de geles, barritas y qué sé yo cuántos brebajes más. En estos casos es donde tenía que hacer los experimentos el de Herbalife. Abandonamos el camino para pisar el asfalto que nos conducirá hasta Alcuéscar, reagrupándonos en la Fuente del Castaño. 

 

Son la 12 cuando salimos de esta localidad, con lo que ello implica…Tomamos la carretera que conduce a Montánchez y en las primeras rampas, José Luis no aguanta el envite. Cada uno sube a su ritmo, salvo David, Pablo y Yo (luego se unirá Javi),  que nos quedamos con el ínclito para que no se descarríe. El ascenso será una auténtica penuria, entre bufidos, quejidos y amagos de calambres (el tío no consintió que le masajeáramos, con el fin de no ser retratado y disputarle a Pedro Carrasco la humillante distinción de ser el exponente del “calambrazo” en las revistas de ciclismo especializado). Y es que el deficiente estado de forma que arrastraba, unido a, parece ser, un fin de festejo de cumpleaños de los de dos orejas y rabo, no podían traer otra consecuencia que la aquí relatada. Aunque para ser justos, es de encomiar el tesón y la capacidad de sufrimiento del interfecto.

Por fin llegamos a Montánchez, justo cuando repiquetean las campanas y marca el reloj la una de la tarde. Alguno me recuerda mi osadía en el pronóstico de llegada. Y es que me ha pasado como a Pedro Carrasco con los kilómetros. Aunque si estuviéramos en Canarias serían las 12. En la plaza nos recibe nuestra incondicional troupe entre aplausos y exclamaciones animosas, y por ello es de recibo manifestar que sin nuestras perrigalgas, perrigalguillos y demás acompañantes, no tendrían sentido estas jornadas.

Después de la ducha en el Pabellón, gentileza del Ayuntamiento, con la inestimable intermediación de Suso, propietario del Restaurante La Montanera, nos dirigimos a este establecimiento para manducar y departir en excelente compañía. 

Enhorabuena a José Puerto “Noca” por las gestiones  llevadas a cabo para que nuestra estancia en Montánchez fuera perfecta

Sin más tela que cortar, hasta la próxima.

Crónica Juan Luis Capilla