miércoles, 1 de julio de 2015

AL FILO DE LO IMPOSIBLE: DE NAVACONCEJO AL PUERTO DE TORNAVACAS.



Fotos:
Track ruta:


Participantes:

José Noca
Pedro Carrasco
Jorge Flores
Juan Luis Capilla
Javi Parejo
Diego Parejo
Ángel Tomás Tena
Pablo Carrascosa
Tomás David
Antonio Aparicio
Andrés Nieto
Antonio Nieto
Pablo Carrascosa “Jr.”
David Liviano
Pedro Antonio
Alfonso Merino
Mario Lozano

KM.- 55

Sábado, 27 de junio de 2015

Llevaba mucho tiempo escaqueándome de la labor de cronista, por lo que, tras varias negativas a la redacción, me veo en la tesitura de acometer la exposición de lo acontecido en este fabuloso fin de semana en el Valle del Jerte.

Los días 27, 28 y 29 de junio son los marcados para este acontecimiento que agrupa a una gran parte de la familia perrigalga, en él que la realización de la ruta por estos bellos parajes, no es más que el eje vertebrador para disfrutar de una convivencia en la que la camaradería y el buen ambiente reinante han permitido que estemos deseando año tras año la llegada de estas fechas.

Como en ediciones anteriores, a lo largo del viernes  los participantes van llegando al punto de encuentro, que no es otro que el Camping Rio Jerte en Navaconcejo, con sus fabulosas instalaciones, donde con antelación se habían hecho las reservas en los bungalows, a excepción del Yeyín y familia, que se aferra a su tienda de campaña, aunque el Chino tenga una versión muy particular de esta cerrazón.

En esta ocasión, la ruta ha sido preparada por Pedro Carrasco, transcurriendo desde Navaconcejo al Puerto de Tornavacas, simultaneando varias rutas para bicicleta de montaña diseñadas por el Centro BTT del Valle del Jerte, para finalmente volver al punto de partida. Con el fin de evitar el pavor provocado por la avanzadilla en la anterior edición, lo que supuso un desenfreno en la preparación para la misma, Pedro, con buen criterio, se ha limitado a dar algunas pinceladas del recorrido para abrir boca.

La noche del viernes transcurre tranquila, en previsión de lo que acontecerá al día siguiente. Teniendo en cuenta la ola de calor subsahariano que nos invade, incluso en estas tierras, con buen criterio se acuerda adelantar la salida media hora de la inicialmente prevista. Incompresiblemente, cuando se propone salir a tempranas horas, el personal fija su mirada en mí. En esta ocasión, y sin que sirva de precedente, me parece del todo lógica la propuesta.

A las siete y media los perrigalgos están listos para la partida. Pero surge un imprevisto de última hora: José Luis y María Jesús tienen que volver al pueblo por motivos personales, lo que supone vernos privados de su agradable compañía durante el resto de la estancia. Qué le vamos a hacer, si por bien es, esta clásica se va a reeditar durante muchos años y a buen seguro estaréis entre nosotros.

Habiendo llegado ya Tomás David y Toñi, que han salido del pueblo cuando los gallos aún deben estar de siete sueños, no demoramos más la salida y, tras la foto de grupo, nos ponemos en marcha. A diferencia de otros años, transitaremos hasta Cabezuela del Valle por camino, dejando el río Jerte a nuestra derecha. 

Una vez llegados a esta localidad, cruzamos el puente, de infausto recuerdo para mí, y nos adentramos en el pueblo para iniciar la ruta que nos conducirá a los pilones. De manera inmediata el firme se torna hacia arriba y comenzamos una dura ascensión de varios kilómetros con unos porcentajes que creo recordar llegaban al 19%. Con la lengua rozando los pedales y el corazón en la boca, llegamos a un descanso, lugar en el que nos reagrupamos antes de saltar una cancela. El rostro de los presentes denotaba el sufrimiento al que habíamos sometido a nuestro cuerpo. Alguno comentaba con sorna que estas primeras rampas le habían metido un buen viaje al depósito de combustible.






 Iniciamos una bajada, adentrándonos en la frondosidad del robledal. La humedad de esta zona, unido a las temperaturas ya elevadas, a pesar de la temprana hora, provocan una fuerte sensación de bochorno que acrecienta la sensación de fatiga. 




En un punto del camino, debemos echar pie a tierra para transitar haciendo equilibrio sobre un tramo del mismo totalmente pedregoso. 


Iniciamos una nueva ascensión, vislumbrando a nuestra izquierda, la Garganta de los Infiernos. Preciosa panorámica la que tenemos ante nosotros, que te deja sin aliento cuando finalmente llegamos a los pilones y contemplamos esas cavidades perfectamente horadadas a lo largo de los tiempos por la fuerza de las aguas. 





Salvo algún que otro senderista madrugador que nos observa con asombro (alguno debió pensar: - ¡Están locos!), somos unos privilegiados al poder disfrutar de tan maravillosa postal en exclusiva. Toda esa obra de la naturaleza para nosotros solos. IMPRESIONANTE. Ni cortos, ni perezosos, Pablo, Pablete, Angelillo y yo, nos adentramos en las gélidas aguas para refrescarnos y sofocar el agobiante bochorno.


Reanudamos la marcha por el camino de vuelta que conduce al Centro de Interpretación de la reserva, resultando espectacular la bajada a través del robledal. Antes de llegar al mismo, giramos a la derecha, siguiendo la ruta que nos debe conducir a Tornavacas, dejando al pueblo de Jerte a nuestra izquierda. 


Vamos faldeando por la vertiente norte de la Sierra de los Tormantos, con constantes subidas de gran dureza y bajadas técnicas, ahora entre cerezos que en su mayoría ya han sido cosechados. Durante este tramo, como anécdota, destacar lo acontecido a Jorge, que habiéndosele metido una abeja entre las gafas, instintivamente pega un manotazo, saliendo disparadas, con tan mala suerte que Pablo se las traga enteritas. Más se perdió sen la guerra. Como de costumbre, Pedro tiene perfectamente controlado el itinerario, a pesar de la complicación del mismo, por los constantes caminos y veredas que salen a diestro y siniestro. 





Tras el precioso recorrido a la par que duro, finalmente llegamos a la localidad de Tornavacas, debiendo circular por sus empinadas calles hasta encontrar la salida que nos conduzca a la carretera de ascensión del puerto. 




En una parada junto a un pilón, al bajarme de la bicicleta, noto como se endurecen mis piernas y el acalambramiento de las mismas. Nunca me había ocurrido y siento en mis carnes lo mal que otros compañeros lo han debido de pasar cuando lo sufrieron. Tras unos estiramientos me recompongo y decido continuar, a pesar de mis doloridas extremidades. Previamente, Javi y Pedro han indagado sobre si realizar la ascensión por la carretera o tomar un atroche de mayor dureza y acceder a ella más adelante. Ante ese dilema, el perrigalgo lo tiene claro, por la parte de mayor complicación. Son unos tres kilómetros con “rampones” de escándalo que a duras penas voy sorteando. 








Con mis piernas al límite, llegamos por fin a la carretera y continuamos la ascensión. Es un puerto muy llevadero con porcentajes que no llegan al 6%, y visualmente muy atractivo, sin embargo está siendo muy duro para mí, por los constantes amagos de calambres. Sólo mis reservas de testosterona y la compañía Javi que se coloca a mi vera para realizar la ascensión conmigo, me insuflan ánimos para continuar y no detenerme en una cuneta. 




Por fin coronamos el puerto y tras reponer fuerzas, nos dirigimos al mirador para contemplar la impresionante panorámica del Valle, vertebrado por el río Jerte y jalonado por las distintas localidades que se logran atisbar, desde Tornavacas hasta Navaconcejo.


Tras esta reconfortante pausa que permite tomar resuello, iniciamos la vuelta que consistirá en bajada tendida y constante por la N-110 hasta Navaconcejo y de aquí al camping, sin más comentario de interés que un pinchazo de Andrés, rápidamente solventado y otro de Pablete a escasos metros de nuestro destino. Otra ruta para el recuerdo.


Una vez refrescados en la piscina natural, a reponer fuerzas con la exquisita paella que nos preparó Pedro Antonio. Es la segunda con la que nos deleita, por lo que desde este momento y contando con el unánime respaldo de los que han podido disfrutarla, quedas designado como HACEDOR DE PAELLAS de esta Peña.




Tras la merecida siesta, no podía faltar un clásico  de estas convivencias: El partido de vóley playa. En esta ocasión, después un reñido encuentro, el juego de toque y elaboración triunfó sobre él más tosco y directo. Finalizado el mimo, los perdedores, valga la redundancia, perdieron el culo por pasar lo antes posible debajo de la mesa de ping pong, con el fin de no ser inmortalizados en tan humillante acción, lo cual no evitó el descojone de los presentes.

            Por la noche, cena relajada, mereciendo una mención aparte todo lo acontecido durante la sobremesa. Ya con el vaso largo, el Chino se erige en protagonista con su particular gracejo, no dejando títere con cabeza, y siendo personaje central de sus dislates, el incordio del vigilante del camping. A la replica, Pedro, con la sutileza que le caracteriza, como si de un partido de tenis se tratara, involucrando al resto con comentarios varios que provocan la hilaridad de los allí presentes y el escándalo a esas horas de la madrugada. Velada para ser recordada.

El domingo, con tranquilidad, cada uno se lo plantea con actividades varias y tras la comida, comienza la escalonada partida hacia Santa Amalia. Como aspecto negativo, destacar el virus estomacal que afectó a varios perrigalgos, perrigalgas y perrigalguillas, esperando que ya todos se encuentren restablecidos de sus dolencias.

Nuevamente, un fenomenal fin de semana el disfrutado en el Jerte. Desde el lunes comenzó la cuenta atrás para la edición del próximo año.

Sin más tela que cortar, hasta la próxima.
Crónica Juan Luis Capilla


6 comentarios:

  1. Excelente relato de la ruta Juan Luis, se echaba en falta tu excelente pluma , hasta he sentido calambres al leerla.
    Enhorabuena a todos/todas los asistentes

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  2. Sin comentarios Juan Luis. "IMPREZIONANTE" como decia Jesulin de Ubrique el relato y las fotos de la ruta y covivencia. A ver si el año q viene no se me escapa.

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  3. Juanlu, qué decir de la crónica: EXCELENTE. Por algo eres nuestro "lisensiado". Ah, pero no me seas cínico con la coletilla de "con buen criterio" cuando se decidió adelantar la hora de salida: es que no te quedó más remedio que dar tu brazo a torcer, pajarete.
    Salvo los contratiempos de José Luis y los aquejados de cagalera, el fin de semana fue redondo. Y es que con tan buenos mimbres el cesto está garantizado.
    Especial mención a la sobremesa del sábado por la noche. Y es que pasamos un rato de esos tan felices que, aunque con cuentagotas, siempre te regala la vida.
    A partir de ahora a los niños no se les amenaza con el "tío del saco", el sacamantecas o el bobo. Basta con decirles: "O te portas bien o TE PONGO LOS ASPERSORES".

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  4. Juan Luis excelente crónica acorde a lo acontecido excepcional fin de semana con mejores personas y don Pedro q amenaza la del sábado ni q fuera una bomba con el chuf chuf chuf

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  5. La verdad Juan Luis que no se puede pasar mejor un fin de semana, hubo de todo, la ruta fue expectacular gracias de nuevo Don Pedro pero es lo de menos, porque ya estoy deseando que llegue el año que viene para repetir. Lo narras fenomenal pero siempre te quedarás corto. Estos momentos son los que nos hacen ser la mejor peña del mundo

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  6. Este fin de semana necesitaba una pluma como la tuya, excelente la crónica, excelente la ruta y excelente todo el fin de semana. Solo de pensar en el tio de la linterna y en las hormigonás se me ponen los pelos de punta jajajaja.
    Tres días en esas tierras se nos van haciendo cortos, para el año que viene dos diítas mas....

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