Fotos:
Track ruta:
Videos:
https://youtu.be/zGLOVqeXzv0
https://youtu.be/u8yQ2CHX1Q0
https://youtu.be/wtP8gkFd6Vg
https://youtu.be/4l7a1tUvYwk
https://youtu.be/cg3zHVMEkbU
https://youtu.be/7Jn8LH4mFHI
https://youtu.be/zGLOVqeXzv0
https://youtu.be/u8yQ2CHX1Q0
https://youtu.be/wtP8gkFd6Vg
https://youtu.be/4l7a1tUvYwk
https://youtu.be/cg3zHVMEkbU
https://youtu.be/7Jn8LH4mFHI
Participantes:
José Noca
Pedro Carrasco
Jorge Flores
Juan Luis Capilla
Javi Parejo
Diego Parejo
Javi Parejo
Diego Parejo
Ángel Tomás Tena
Pablo Carrascosa
Tomás David
Antonio Aparicio
Andrés Nieto
Antonio Nieto
Pablo Carrascosa “Jr.”
David Liviano
Pedro Antonio
Alfonso Merino
Mario Lozano
KM.- 55
Sábado, 27 de junio de 2015
Llevaba mucho
tiempo escaqueándome de la labor de cronista, por lo que, tras varias negativas
a la redacción, me veo en la tesitura de acometer la exposición de lo
acontecido en este fabuloso fin de semana en el Valle del Jerte.
Los días 27,
28 y 29 de junio son los marcados para este acontecimiento que agrupa a una
gran parte de la familia perrigalga, en él que la realización de la ruta por
estos bellos parajes, no es más que el eje vertebrador para disfrutar de una
convivencia en la que la camaradería y el buen ambiente reinante han permitido
que estemos deseando año tras año la llegada de estas fechas.
Como en
ediciones anteriores, a lo largo del viernes
los participantes van llegando al punto de encuentro, que no es otro que
el Camping Rio Jerte en Navaconcejo, con sus fabulosas instalaciones, donde con
antelación se habían hecho las reservas en los bungalows, a excepción del Yeyín
y familia, que se aferra a su tienda de campaña, aunque el Chino tenga una
versión muy particular de esta cerrazón.
En esta
ocasión, la ruta ha sido preparada por Pedro Carrasco, transcurriendo desde
Navaconcejo al Puerto de Tornavacas, simultaneando varias rutas para bicicleta
de montaña diseñadas por el Centro BTT del Valle del Jerte, para finalmente
volver al punto de partida. Con el fin de evitar el pavor provocado por la
avanzadilla en la anterior edición, lo que supuso un desenfreno en la
preparación para la misma, Pedro, con buen criterio, se ha limitado a dar
algunas pinceladas del recorrido para abrir boca.
La noche del
viernes transcurre tranquila, en previsión de lo que acontecerá al día
siguiente. Teniendo en cuenta la ola de calor subsahariano que nos invade,
incluso en estas tierras, con buen criterio se acuerda adelantar la salida
media hora de la inicialmente prevista. Incompresiblemente, cuando se propone
salir a tempranas horas, el personal fija su mirada en mí. En esta ocasión, y
sin que sirva de precedente, me parece del todo lógica la propuesta.
A las siete y
media los perrigalgos están listos para la partida. Pero surge un imprevisto de
última hora: José Luis y María Jesús tienen que volver al pueblo por motivos
personales, lo que supone vernos privados de su agradable compañía durante el
resto de la estancia. Qué le vamos a hacer, si por bien es, esta clásica se va
a reeditar durante muchos años y a buen seguro estaréis entre nosotros.
Habiendo
llegado ya Tomás David y Toñi, que han salido del pueblo cuando los gallos aún
deben estar de siete sueños, no demoramos más la salida y, tras la foto de
grupo, nos ponemos en marcha. A diferencia de otros años, transitaremos hasta
Cabezuela del Valle por camino, dejando el río Jerte a nuestra derecha.
Una vez
llegados a esta localidad, cruzamos el puente, de infausto recuerdo para mí, y
nos adentramos en el pueblo para iniciar la ruta que nos conducirá a los
pilones. De manera inmediata el firme se torna hacia arriba y comenzamos una
dura ascensión de varios kilómetros con unos porcentajes que creo recordar
llegaban al 19%. Con la lengua rozando los pedales y el corazón en la boca,
llegamos a un descanso, lugar en el que nos reagrupamos antes de saltar una
cancela. El rostro de los presentes denotaba el sufrimiento al que habíamos
sometido a nuestro cuerpo. Alguno comentaba con sorna que estas primeras rampas
le habían metido un buen viaje al depósito de combustible.
Iniciamos una bajada, adentrándonos en la
frondosidad del robledal. La humedad de esta zona, unido a las temperaturas ya
elevadas, a pesar de la temprana hora, provocan una fuerte sensación de
bochorno que acrecienta la sensación de fatiga.
En un punto del camino, debemos
echar pie a tierra para transitar haciendo equilibrio sobre un tramo del mismo
totalmente pedregoso.
Iniciamos una nueva ascensión, vislumbrando a nuestra
izquierda, la Garganta de los Infiernos. Preciosa panorámica la que tenemos
ante nosotros, que te deja sin aliento cuando finalmente llegamos a los pilones
y contemplamos esas cavidades perfectamente horadadas a lo largo de los tiempos
por la fuerza de las aguas.
Salvo algún que otro senderista madrugador que nos
observa con asombro (alguno debió pensar: - ¡Están locos!), somos unos
privilegiados al poder disfrutar de tan maravillosa postal en exclusiva. Toda
esa obra de la naturaleza para nosotros solos. IMPRESIONANTE. Ni cortos, ni
perezosos, Pablo, Pablete, Angelillo y yo, nos adentramos en las gélidas aguas
para refrescarnos y sofocar el agobiante bochorno.
Reanudamos la
marcha por el camino de vuelta que conduce al Centro de Interpretación de la
reserva, resultando espectacular la bajada a través del robledal. Antes de
llegar al mismo, giramos a la derecha, siguiendo la ruta que nos debe conducir
a Tornavacas, dejando al pueblo de Jerte a nuestra izquierda.
Vamos faldeando
por la vertiente norte de la Sierra de los Tormantos, con constantes subidas de
gran dureza y bajadas técnicas, ahora entre cerezos que en su mayoría ya han
sido cosechados. Durante este tramo, como anécdota, destacar lo acontecido a
Jorge, que habiéndosele metido una abeja entre las gafas, instintivamente pega
un manotazo, saliendo disparadas, con tan mala suerte que Pablo se las traga
enteritas. Más se perdió sen la guerra. Como de costumbre, Pedro tiene
perfectamente controlado el itinerario, a pesar de la complicación del mismo,
por los constantes caminos y veredas que salen a diestro y siniestro.
Tras el
precioso recorrido a la par que duro, finalmente llegamos a la localidad de
Tornavacas, debiendo circular por sus empinadas calles hasta encontrar la
salida que nos conduzca a la carretera de ascensión del puerto.
En una parada
junto a un pilón, al bajarme de la bicicleta, noto como se endurecen mis
piernas y el acalambramiento de las mismas. Nunca me había ocurrido y siento en
mis carnes lo mal que otros compañeros lo han debido de pasar cuando lo
sufrieron. Tras unos estiramientos me recompongo y decido continuar, a pesar de
mis doloridas extremidades. Previamente, Javi y Pedro han indagado sobre si
realizar la ascensión por la carretera o tomar un atroche de mayor dureza y
acceder a ella más adelante. Ante ese dilema, el perrigalgo lo tiene claro, por
la parte de mayor complicación. Son unos tres kilómetros con “rampones” de
escándalo que a duras penas voy sorteando.
Con mis piernas al límite, llegamos
por fin a la carretera y continuamos la ascensión. Es un puerto muy llevadero
con porcentajes que no llegan al 6%, y visualmente muy atractivo, sin embargo
está siendo muy duro para mí, por los constantes amagos de calambres. Sólo mis
reservas de testosterona y la compañía Javi que se coloca a mi vera para
realizar la ascensión conmigo, me insuflan ánimos para continuar y no detenerme
en una cuneta.
Por fin coronamos el puerto y tras reponer fuerzas, nos
dirigimos al mirador para contemplar la impresionante panorámica del Valle,
vertebrado por el río Jerte y jalonado por las distintas localidades que se
logran atisbar, desde Tornavacas hasta Navaconcejo.
Tras esta
reconfortante pausa que permite tomar resuello, iniciamos la vuelta que
consistirá en bajada tendida y constante por la N-110 hasta Navaconcejo y de
aquí al camping, sin más comentario de interés que un pinchazo de Andrés,
rápidamente solventado y otro de Pablete a escasos metros de nuestro destino.
Otra ruta para el recuerdo.
Una vez
refrescados en la piscina natural, a reponer fuerzas con la exquisita paella
que nos preparó Pedro Antonio. Es la segunda con la que nos deleita, por lo que
desde este momento y contando con el unánime respaldo de los que han podido
disfrutarla, quedas designado como HACEDOR DE PAELLAS de esta Peña.
Tras la
merecida siesta, no podía faltar un clásico
de estas convivencias: El partido de vóley playa. En esta ocasión,
después un reñido encuentro, el juego de toque y elaboración triunfó sobre él
más tosco y directo. Finalizado el mimo, los perdedores, valga la redundancia,
perdieron el culo por pasar lo antes posible debajo de la mesa de ping pong,
con el fin de no ser inmortalizados en tan humillante acción, lo cual no evitó
el descojone de los presentes.
Por
la noche, cena relajada, mereciendo una mención aparte todo lo acontecido
durante la sobremesa. Ya con el vaso largo, el Chino se erige en protagonista
con su particular gracejo, no dejando títere con cabeza, y siendo personaje
central de sus dislates, el incordio del vigilante del camping. A la replica,
Pedro, con la sutileza que le caracteriza, como si de un partido de tenis se
tratara, involucrando al resto con comentarios varios que provocan la hilaridad
de los allí presentes y el escándalo a esas horas de la madrugada. Velada para
ser recordada.
El domingo,
con tranquilidad, cada uno se lo plantea con actividades varias y tras la
comida, comienza la escalonada partida hacia Santa Amalia. Como aspecto
negativo, destacar el virus estomacal que afectó a varios perrigalgos,
perrigalgas y perrigalguillas, esperando que ya todos se encuentren
restablecidos de sus dolencias.
Nuevamente, un
fenomenal fin de semana el disfrutado en el Jerte. Desde el lunes comenzó la
cuenta atrás para la edición del próximo año.
Sin más tela
que cortar, hasta la próxima.
![]() |
Crónica Juan Luis Capilla |
Excelente relato de la ruta Juan Luis, se echaba en falta tu excelente pluma , hasta he sentido calambres al leerla.
ResponderEliminarEnhorabuena a todos/todas los asistentes
Sin comentarios Juan Luis. "IMPREZIONANTE" como decia Jesulin de Ubrique el relato y las fotos de la ruta y covivencia. A ver si el año q viene no se me escapa.
ResponderEliminarJuanlu, qué decir de la crónica: EXCELENTE. Por algo eres nuestro "lisensiado". Ah, pero no me seas cínico con la coletilla de "con buen criterio" cuando se decidió adelantar la hora de salida: es que no te quedó más remedio que dar tu brazo a torcer, pajarete.
ResponderEliminarSalvo los contratiempos de José Luis y los aquejados de cagalera, el fin de semana fue redondo. Y es que con tan buenos mimbres el cesto está garantizado.
Especial mención a la sobremesa del sábado por la noche. Y es que pasamos un rato de esos tan felices que, aunque con cuentagotas, siempre te regala la vida.
A partir de ahora a los niños no se les amenaza con el "tío del saco", el sacamantecas o el bobo. Basta con decirles: "O te portas bien o TE PONGO LOS ASPERSORES".
Juan Luis excelente crónica acorde a lo acontecido excepcional fin de semana con mejores personas y don Pedro q amenaza la del sábado ni q fuera una bomba con el chuf chuf chuf
ResponderEliminarLa verdad Juan Luis que no se puede pasar mejor un fin de semana, hubo de todo, la ruta fue expectacular gracias de nuevo Don Pedro pero es lo de menos, porque ya estoy deseando que llegue el año que viene para repetir. Lo narras fenomenal pero siempre te quedarás corto. Estos momentos son los que nos hacen ser la mejor peña del mundo
ResponderEliminarEste fin de semana necesitaba una pluma como la tuya, excelente la crónica, excelente la ruta y excelente todo el fin de semana. Solo de pensar en el tio de la linterna y en las hormigonás se me ponen los pelos de punta jajajaja.
ResponderEliminarTres días en esas tierras se nos van haciendo cortos, para el año que viene dos diítas mas....