POLVO ERES…Y EN BARRO TE CONVERTIRAS.

Domingo, 14 de Marzo de 2010

Asistentes a la ruta:

Emiliano Andrade

José Manuel Benitez-Cano
Juan Luis Capilla
Pedro Carrasco
Pablo Carrascosa
Paco Cidoncha

Pedro Cuesta

José Carlos Escobar
Antonio Indias
Jose Luis Jiménez
Lalo Muñoz
Andrés Nieto
Carlos Nieto

Domingo Pablos
Alberto López

Santiago Sánchez
Pancho Velarde

Hora de salida: 9:00 h.
Hora de llegada: 12:44 h.
Tiempo empleado: 2 h 44 min
Velocidad Máxima: 48,3 Km/h.
Velocidad Media: 16,8 Km/h.
Distancia recorrida: 45,600 Kms.

Recorrido: Plaza de España, Carretera de Cáceres, Sajonia, Canal de Orellana, Camino de Cuadradillo, El Entalle, Camino de las Mezquitas, Parque de Cornalvo, El Rugidero, Camino de las Mezquitas, Mesas del Capitán, Camino del Borril, Canal Principal de Orellana, Pista de la acequia, Sajonia, Carretera de Cáceres, Plaza de España.

Comentario:

Como la semana pasada el mal tiempo nos impidió salir a hacer la ruta dominical, hoy el personal estaba con un acusado síndrome de abstinencia (aunque no lo parezca, tenemos algo de bici-dependencia) y a la hora indicada nos hemos juntado la nada despreciable cifra de diecisiete ciclistas.

Dos “números” noveles se unen en esta ocasión al grupo: uno es hijo de Yeyo (y por ende, sobrino de nuestro maestro Flore) y el otro es hermano de Andrés; desde hoy motejado por Pedrito Cuesta como “Andrés GPS”, por su acendrada propensión a perderse; Juan Luis dice que es capaz de despistarse incluso en un cuarto de baño.

¿¿ Dónde está Wally (Andrés)??

El propio Juan Luis “apadrina” la ruta y propone que vayamos a ver El Rugidero. No viene Flore, por lo que tengo todas las papeletas para hacer el inventario de la etapa. También faltan los “brother” Diego y Javi, así que hoy la cámara de video…

Tras un invierno con un tiempo tan lluvioso que no lo recuerdan ni los más viejos del lugar, parece que la primavera se despereza y el monte empieza a lucir en todo su esplendor.

Subimos la cuesta de Cuadradillo, donde se produce la primera dispersión del pelotón. Domingo hace de cicerone con Juan Carlos, el hermano de Andrés, indicándole los lugares por los que vamos pasando.

Algunos le dicen a Emiliano que le chirría algo en la bici. Cuando empieza a cundir la opinión de que “porque no engrasa los ejes le llaman abandonao”, como decía aquella canción de Atahualpa Yupanqui, explica a los malpensados que ha cambiado esta semana el piñón del tensor y se le ha olvidado echarle grasa.

Pronto nos adentramos por un autentico barrizal, y hasta tenemos que vadear arroyos que bajan aventados. El peligro de dar con los huesos en tierra aumenta sobremanera, por los socavones (socabrones, diría yo) que ha hecho el agua al hozar en algunas zonas de los caminos.

Sanos y salvos (y con los pies pingandito) llegamos al río Muelas, lugar al que hemos venido a visitar.

Nos comemos el refrigerio, dejamos las bicis al cuidado del Yanqui y enfilamos andando por una vereda.

El arroyo va haciendo ringorrangos y pronto barruntamos, a lo lejos, el rugir del agua al pasar entre unas peñas que la naturaleza ha dispuesto de manera aleatoria y casi grotesca. Se me ocurre que quien bautizó este lugar con el nombre de El Rugidero, tampoco se tuvo que romper mucho la cabeza.

Nos introducimos en cavidades horadadas por el agua durante miles y miles de años, nos retratamos en algunas de ellas, nos extasiamos con el sabio capricho de la naturaleza y con lo agreste del lugar y, maravillado, exclamo jocundo: “¡Me cago en las muelas del río Muelas, por dónde va metido!”.

La etapa, que quería ser únicamente cicloturista, se troca en una prueba casi de triatlón: ciclismo, senderismo…y, por poco, hasta de natación. Y es que Pancho, al saltar sobre una peña para salvar la corriente, resbala y se mete en el agua hasta las rodillas, ante la hilaridad del grupo.

!!! Hombre al agua ¡¡¡

Algunos se “meten” con Emiliano. Llenos de barro hasta las trancas, se hacen cruces viéndole a él cuasi impoluto.

El personal se impacienta con la hora. Y es que en el subconsciente está grabada como un estigma la una del mediodía, hora en que da comienzo el Gran Premio de Bahrein, con un “FRENANDO ALONSO” que sale tercero con su flamante Ferrari.

Volvemos sobre nuestros pasos, subimos la cuesta de Las Mezquitas, cruzamos Las Mesas del Capitán y bajamos El Borríl; algunos temerarios se lanzan a “tumba abierta” por las curvas, las piedras sueltas y el mal firme de la peligrosa cuesta.

Al cruzar un charco hondo, Paco aterriza en él (mejor dicho, ameriza). Ha clavado la rueda delantera de la bici y ha caído como un fardo, todo lo largo que es. Andrés, que viene detrás, le pide disculpas con cierto retintín por descojonarse de risa.

El interfecto, recuperado del susto, le pide a Emiliano que inmortalice el momento con una foto; yo hago lo propio, enarbolando sus embarrados guantes como si fueran las orejas de un morlaco, con las que han premiado a un hipotético diestro por su buena faena.

Antes se había “jondeao” al cruzar un arroyuelo el hermano de Andrés; en esta ocasión el principiante cayó todo lo “corto” que es.

Nos reagrupamos al llegar al canal de Orellana y contamos el altercado a los que iban delante. Entre risas, bromas y ocurrencias pedaleamos camino de casa. La felicidad del cansancio, mezclada con el buen humor y la camaradería, alcanzan su punto álgido cuando llegamos a la sede, donde Maricarmen nos recibe con los brazos abiertos, o lo que es lo mismo: sujetando una bandeja llena hasta la bandera de bocadillos calentitos de panceta.

Un saludo a todos los Perrigalgos, que cada vez somos más…y mejores.

FDO.: PEDRO CARRASCO CUESTA.