Mañana de
niebla gorda. Salgo a la terraza y hoy toca abrigarse con la manta paduana y
echar en la mochila el chubasquero, por si acaso, que pesa poco.
Llego a la
plaza a la misma hora de todos los domingos y me encuentro con un buen grupo de
perrigalgos y la furgoneta del pana de Valdehornillos descargando bicicletas.
Saludo al personal y me doy cuenta de que no llevo los guantes, así es que otra
vez de vuelta a casa a por ellos.
Cuando
regreso veo, que David Gómez y su novia, se van sin bajar las bicis del coche.
Les ha dado miedo el sirimiri y se han largado por donde han venido.
Alguien
pregunta por ahí, que hacia dónde vamos a ir. Salgo voluntario, pongo ruta y
escribo la crónica. Propongo ir al Puente Ladrillar, todo el mundo de acuerdo y
allá que vamos.
Bajamos por
la calle de los muertos y dirección al río nos encontramos a un grupo de
ciclistas, que se nos han adelantado en la salida y ya regresaban a casa. De
éstos, algunos se unen a nosotros y otros se vuelven a casa, el pana, mi
hermana y su avatar Miguel. Ja, ja, ja… es su avatar, porque mi hermana le dijo
que si se iban con los demonios de los perris, él la tendría que acompañar en
caso de que se diera la vuelta.
Llegamos al
río Búrdalo y giramos a la derecha, dirección Malmedra.
Entre charlas y risas,
nos plantamos en el canal de Orellana, a la altura de La Parrilla, el cual no
le abandonamos hasta el camino travieso. Cogemos dicho camino, entre barro y
baches, que nos lleva a la carretera de Arroyomolinos de Montánchez (la
carretera de La Parrilla, Alfonso).
Hacemos
reagrupamiento y acontece el primer costalazo del día, Miguel, el Avatar, no
saca la cara de los pedales y al suelo que va a parar, sin más consecuencia.
Cogemos las monturas y salimos dirección al Quinto Pino. Carretera estrecha con
el alquitrán levantado a tramos, con curvas y una pendiente continua hacia arriba, hasta dicho punto sin descanso.
Cada cual, lo sube a su ritmo. Casi siempre hacemos este tramo bajando, hoy ha
tocado subir. Volvemos a reagrupar y una vez todos arriba, continuamos bajando
para coger, a la derecha, un camino. Nos topamos con una cancela candada. Sin
problema, bicis para el otro lado, saltar y para adelante.
Aquí es
cuando entramos en territorio indio, que más adelante nos encontraremos con las
flechas. Como dice la canción … esta noche ha llovido, mañana hay barro. Eso es
lo que nos encontraremos de aquí en adelante, mucho barro.
Camino
abajo, hasta que damos con una bifurcación, ya está aquí el lío, ¿por dónde?
Pues para arriba. Vamos buscando un puente en un arroyo, cogemos un cuestón “pa
reventá”. Como dice mi amigo Yanki, me huele a pegado. ¿Quién ha visto que en
lo alto de un cerro haya un puente que cruce un arroyo?
Según el
Garmin de Javichuelo cogiendo una vereda de cabras, nos lleva al destino. “Pa
adelante” y segundo costalazo del día, en una cuesta embarrada, mi hermana da
con los tocinos en el suelo, haciéndose daño en una muñeca. ¡Qué manía con
querer bajar de la bici sin soltar la cala de los pedales! La misma caída kilómetros
atrás de su Avatar.
Llegamos a
una hondonada entre jaras y retamas y nos encontramos con una alambrada, que saltamos
para llegar al Puente de El Ladrillar, que divisamos a unos 200 metros. Este
puente está en mitad del campo y digo esto, porque no existe ningún camino que lo cruce. En su
tiempo debió ser un paso de ganado para cuando viniera el arroyo crecido.
Aprovechamos
para comernos las viandas y hacer un descanso en el camino. Nos hacemos el
retrato y de vuelta al pueblo, que nos queda un
buen trecho. Salimos campo a través hasta encontrarnos con un camino
repleto de vacas colorás y ovejas. Seguimos para adelante y el Avatar rompe la
cadena. Mi hermana se queja de la muñeca y decidimos continuar sin esperar. Nos
acompaña Pancho, Pablo y José Luis.
Continuamos
los cinco hasta encontrarnos con la casa rural La Atalaya y he aquí, en éste
punto, donde sucede el embrollo del día. En vez de coger a la derecha,
imaginaros, cogemos a la izquierda, dirección a Almoharín. Llegamos a una bifurcación, hay un indicador que pone Almoharín y a la
derecha no ponía nada. Ya mosqueados, José Luis, contacta con Javi y le avisa
del despiste, quedando con él en esperarnos en el canal de Orellana.
Llegamos al
canal, cogemos dirección Santa Amalia y a unos cuantos kilómetros nos
encontramos con los perris, que vienen a nuestra búsqueda. Imaginaros el
cachondeo, que traían los judíos demontres. Bueno, suelen pasar estas cosas,
con tantos cruces de caminos.
Continuamos
por el canal y nos desviamos a la izquierda, dirección 301, para tomar la pista
de servicio dirección Conquista. Una vez allí, cruzamos la autovía para ir a
parar al río, reagrupamos, cogemos la carretera y camino a la sede. Cervecita y
cada uno para su casa.
PD.: El
Domingo 12 de Marzo, haremos la ruta a Guadalupe, que será por carretera, por
Obando. Hora de salida, 8:00 h. en la plaza.
Nada, que te has convertido en un fenómeno de la escritura, relatando con pelos y señales las andanzas por esos barrizales, con desorientación incluida.
ResponderEliminarTodo listo para Guadalupe.
Que buena crónica demontre, no se te escapa nada...bueno si, a mi compadre patas arriba, jajaja
ResponderEliminarBueno y la próxima la clásica, suerte y al toro...