ASISTENTES
Pedro Carrasco
Jorge Flores
Juan Luis Capilla
Pablo Carrascosa
Andrés Nieto
Antonio Nieto
Pablo Carrascosa “Jr.”
Alfonso Merino
José Luis
Santi “Yanqui”
Mario Lozano
Toni Nieto
Juan Nieto
Óscar
Km:
62
Domingo,
23 de agosto de 2015
El verano es una
estación, para algunos, propicia al reposo, la desidia, a realizar actividades
o tareas distintas a las cotidianas, en definitiva, a la ruptura con la rutina.
En el caso que nos ocupa, al cronista perrigalguero le ocurre un tanto de lo
mismo. Si durante el ejercicio cuesta menear el árbol para que caiga alguno, en
el periodo estival resulta harto complicado. A ello se unen la baja durante
algunas semanas de Javi (principal promotor) y la escasa autoridad que tenemos
Pedro y yo para incitar al personal. Como bien comentaba Pedro, tal vez hubiera
que dar vacaciones en esta época a la
sacrificada y, a veces, poco reconocida labor de cronista. Por tal motivo,
habiendo fijado él que escribe la ruta, me remango, con el fin de que el blog
no quede desangelado y huérfano de crónica tan prolongadamente, procediendo a
relatar brevemente lo acontecido en esta jornada, en la que tampoco hubo muchos
aspectos a destacar.
Cuando llego a la plaza
ya había varios perrigalgos en la plaza, pero después de hacer un repaso y
viendo la ausencia de notables asiduos, considero que llegarán en breve y, de
esta forma, no ostentaré el ignominioso título de tardón, pero mi gozo en un
pozo, pues ya nadie más nos acompañará. En total nos juntamos 14 ruteros. El
verano no sólo aletarga a los cronistas, también causas mella al perrigalgo
dominguero. No habiendo propuestas sobre la mesa, y teniendo en cuenta el calor
y la “jartá” de polvo que tragamos el domingo pasado, planteo la posibilidad de
hacer la ruta de Villagonzalo, ya realizada el año pasado a primeros de
septiembre, y que igualmente que esta vez, ya relaté. Es aceptada y no perdemos
más el tiempo, iniciando la marcha,
Bajamos por la calle La
Reina, para tomar el camino de la Bomba y continuar por el camino del río hasta
el puente de hierro. Cuando accedemos a la N-430 para seguir la ruta del Camino
Mozárabe, nos golpea con virulencia el fuerte viento que sopla racheado del
oeste. Si el año pasado nos vimos sorprendidos por una fuerte aguacero que nos
caló hasta los huesos, en esta ocasión será esta inclemencia meteorológica,
principal enemigo del ciclista, quien nos castigará duramente hasta San Pedro
de Mérida. A poco de incorporarnos pincha Juanito. Pasado Torrefresneda, a la
altura del paso de la autovía, José Luis, oliendo a chamusquina, decide cortar
por lo sano, “tomando las de Villadiego”, y nos abandona para volver al pueblo
por la pista del canal. Llegados a San Pedro, cruzamos la autovía dirección
Valverde de Mérida, tomando la primera salida a la izquierda de la carretera,
como ya propuso el anterior año Jorge. Seguiremos por un camino de tierra con
constantes subidas y bajadas para torcer a la izquierda, llegar a la margen del
río Guadiana, que queda a nuestra izquierda y continuar a gran velocidad hasta
el badén desplomado, lugar en el que nos detenemos brevemente para contemplar
el gran caudal del río a su paso por este punto.


Reanudamos la marcha,
dirección a Villagonzalo, inicialmente por una camino paralelo al río, donde
contemplamos cómo inexorablemente el camalote invade gran parte de su curso,
debiendo incorporarnos a la carretera a falta de unos dos kilómetros para
llegar a la localidad. Una vez en la población, nos detenemos junto a la
iglesia para reponer fuerzas. En esos momentos, desde fuera, escuchamos los
canturreos de los feligreses, lo que da
pie a la siempre recurrente conversación sobre la fe, la iglesia, la religión o
la existencia de un ser superior, llegando a argumentarse algunas posturas con
pasajes del Águila Roja, con referencias, incluso en ese sentido, al Atlético
de Madrid. Non me preguntéis por qué. Enfrascados en tan interesante plática,
se nos olvida que debemos reanudar la marcha.



Tras varias tentativas
de Pedro con el fin de alargar la ruta, finalmente se decide volver por la
colada de Valdetorres. Pista de tierra que transcurre por campos de cultivo
hasta la carretera de Valverde de Mérida a Guareña. Tomada dicha vía, la
abandonamos a escasos metros para tomar otra pista que sale a la izquierda
de la misma y por la que se transita a
gran velocidad, pasando por la inactiva planta de biomasa. Otra descomunal
inversión sin visos de ser productiva. En lugar de continuar hacia la carretera
de Guareña a Valdetorres, Pedro propone dirigirnos a la izquierda, para seguir por un camino que conduce paralelo al
Guadiana, hasta el badén de la carretera a Yelbes, y hacia allí nos vamos. En
el badén nos reagrupamos justo cuando un tractor cargado de tomates se dirige a
la fábrica para descargar. Aunque inicialmente se desecha la idea de ponernos a
rebufo, por los peligros que pude conllevar transitar tras el mismo, la
tentación es tan grande que uno a uno nos exprimimos para llegar la cola del
remolque que nos llevará hasta Tomates del Guadiana.

Como ya comenté, sobre los
riesgos de circular en grupo tras el tractor, pasado Yelbes, Pedro y Mario
enganchan sus manillares y yo, justo detrás de ellos, por segundos presagio lo
peor, aunque por suerte ambos mantienen la firmeza y logran desengancharse. El
susto es mayúsculo por las consecuencias que hubiera podido tener una caída
rodando en grupo a la velocidad a la que transitábamos. Los vellos como
escarpias.
Finalmente llegamos al
pueblo entorno a las 12:30, excelente hora para poder disfrutar sin prisas de
unos refrigerios y unas patas de calamar que nos coloca Alejandro.
Dije que iba a ser
breve y al final, me he enrollado como una persiana vieja. Será la edad.
Esperando poder
encontrar cronista para la próxima ruta, sin más tela que cortar, hasta la próxima.
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Crónica Juan Luis Capilla |