Andrés decidio la ruta, obedecimos como reclutas.

Participantes:

Juan Luis Capilla
German Calvo
Juan Carlos Muñoz
Javi Parejo
Jose Luis Dorado
Domingo Pablos
Antonio Aparicio
Jesús Beltrán
Angel Tomás Tena
Tomás David Casado
Juanma Barroso
Diego Barroso
Lalo Muñoz
Andrés Nieto
Manuel Jesús García



Distancia 57.5 Km.

Crónica Jose Luis Dorado.

Desconociendo si a la fecha y hora (20/07/11 – 23:52 h.) de este momento se hubiese animado alguien a comentar lo acontecido por el grupo en la mañana del domingo decido ponerme un ratito delante del ordenador para relatar las vivencias del grupo en la mañana fresca y con viento. A la hora y sitio de costumbre nos vamos reuniendo parte de los componentes del grupo, observando la incorporación a la ruta de Germán que ya se había aventurado a salir con nosotros en otras ocasiones. Se decide realizar la ruta a la sierra de Rena propuesta por Andrés, el cual la propuso pero no orientó al grupo a realizar la ruta por el itinerario correspondiente.


El grupo discurre por la serie de caminos que nos unen con Hernán Cortés para luego una vez llegado a dicha localidad coger la pista alquitranada que nos conduce a la autovía a la altura de Ruecas. Reseñar que el grupo rueda ligero debido a la alegría con la que soplaba el aire a favor, si es que hasta por el culo una ayuda es buena, escuchando al Triqui al respecto parte del grupo la responde que a ver que tal le sienta el aire a la vuelta. Una vez inmersos por el camino que nos llevaría a nuestro destino se habla en el grupo sobre si seríamos capaces de llevar a cabo toda la subida, teniendo en cuenta que la última vez que se realizó la ruta el encargado nos invitó a abandonar la finca con la escusa de haber soltado perdices. Entre charla y pedaleo llegamos a la verja que esta vez había que saltarla y se empieza a subir el primer repecho que más que fuerza se necesita técnica y un poco de suerte siendo el único que lo consigue Juan Luis, creo.


Vistas de los inmensos cultivos de arroz de la zona de Rena.

Una vez todos arriba enfilamos el camino que nos llevaría a la cuesta que corona la sierra dudando cual sería el camino a elegir entre los que iban apareciendo, hasta que llegamos al correcto y empezamos cada cual a su ritmo la subida, reconfortando dicho esfuerzo con unas vistas preciosas en lo más alto. Tomamos el temtempié disfrutando de esas vistas y realizamos la foto de rigor en la cual faltaba Manuel Jesús que nos estaba esperando en los frutales de la parte de abajo de la sierra. Arrancamos para realizar la bajada de la sierra y en dicho tramo de bajada aparecen las problemas neumáticos, ojo no en la montura de Juan Luis sino en la mía (José Luis), y por partida doble al mismo tiempo.

Juanma enseñando a Diego como se tiene que subir.

El grupo se pone manos a la obra a enderezar dicho entuerto ante la sorpresa de que varios componentes comprueban que sus cámaras también están pinchadas, pero no las puestas en las ruedas sino las de repuesto. Una vez resuelto el problema partimos dirección a abandonar la finca con la suerte de no haber encontrado a nadie que nos impidiera realizar la subida, pero para nuestra sorpresa una vez estando saltando la verja para abandonarla, llegó hasta nuestra altura un todoterreno a gran velocidad para recriminarnos nuestra actitud, según decían resultaba ser el jefe.

Después del intercambio de palabras llegamos a Rena, en la cual el compañero Manuel Jesús tampoco estaba allí esperando creyendo por nuestra parte que se habría vuelto por la tardanza. Sin más sobresaltos volvemos por la carretera que nos conduce a Vivares y desde ahí y sufriendo con el aire en contra ponemos rumbo hacia la sede para reponer fuerzas de una ruta entretenida con los montaditos de panceta con los que nuestra madrina nos esperaba para deleitarnos.
Nota: Revisen las cámaras de repuesto por favor.

Pique sano de Andrés, Juan Luis y Agustin.

Crónica Juan Luis Capilla.

Ante la falta de voluntad participativa en redacción de crónica, me encargo de la de este domingo. Pedro, Julio ¿dónde os habéis metido?.¡Emiliano, tío, que este año no las quieres!
Qué le vamos a hacer, todo sea porque el relato de nuestras andanzas domingueras aparezcan, como viene siendo de costumbre, en el blog.
¡Qué veranito más bueno estamos teniendo!. Quitando el fin de semana de la ola de calor (se freía un huevo a pulso), las temperaturas son más que agradables, lo cual se agradece para la práctica de la bicicleta. En la plaza nos juntamos un numeroso grupo, con 16 perrigalgos, lo que viene a ser, la normalidad. Cuando llego, ya está todo el personal concentrado y a punto de partir (no se, pero tengo la sensación de que esto ya me ha ocurrido alguna vez). Parece ser que en esta ocasión estaba bastante clara la ruta a realizar, que no es otra que la que nos conduce a las sierras de Rena.
Cruzamos el pueblo y hacemos un pequeño alto en la gasolinera, para que Javi meta presión a sus ruedas. Iniciamos el recorrido por la pista de la Cooperativa que va a Valdehornillos. Nos apartamos por un camino, que volvemos a dejar para coger otro que nos conduzca a Hernán Cortés. Esta primera descripción del itinerario no estoy seguro si es la correcta, pues son varias veces las que hemos hecho este recorrido y no acabo de aclararme. Puede que sean interferencias entre mi GPS y el de Andrés.
El discurrir es tranquilo y a la vez constante, lo que permite, como debe ser, intercambiar comentarios con los compañeros. Uno de los temas recurrentes es el libro de Pedro Carraco, con todas sus andanzas y anecdotario que no dejan indiferente a nadie. Cuando escribo esta crónica, ya he comenzado la lectura, siéndome algunos de sus pasajes conocido, consecuencia de los constantes comentarios que previamente he escuchado a unos y otros.

Diego Barroso que ha cogido el testigo (y su burra) de su hermano Manuel que le ha cogido la noche

Una vez llegamos a Hernán Cortes, seguimos dirección a Ruecas. El viento, relativamente fuerte, nos da de culo, por lo que el ritmo es alto sin apenas esfuerzo, lo que propicia que alguno se aventure a proponer tirar hasta Guadalupe y, es que, en las veces que hemos realizado esta etapa, no recuerdo al viento como aliado.
Llegados a Ruecas, cruzamos la autovía por debajo, siguiendo la pista asfaltada que abandonamos para coger un camino a la izquierda y que recorremos durante unos kilómetros hasta, por fin, desviarnos de nuevo a la izquierda y tomar un caminillo, en muy mal estado, que nos conduce a nuestro destino inicial, la sierra de Rena, cuya primera dificultad es la llamada en su día, por Pedro Carrasco, Cuesta Criminal. No muy larga, pero con un desnivel considerable, a lo que se une el estado del firme, de piedra suelta. Como suele ser habitual, en las veces que hemos hecho esta subida, el personal se lo piensa antes de atacar el promontorio, realizándose de forma individual y espaciada, lo que permite que los que suben primero pueden ver la evolución de la subida de los demás, con el correspondiente jaleo y ánimo a los compañeros que lo van intentando.

Continuamos para afrontar la siguiente subida, algo más tendida pero también bastante más larga. Manuel Jesús, en este punto decide abandonar al grupo y seguir el camino en solitario (no volvimos a tener noticias de él), pues es temeroso de que, al tratarse de una propiedad privada, alguien nos llame la atención y ello pueda traer consecuencias. Llegados a la cima de la sierra paramos para comer y reponer fuerzas. Desde esta altura la vista se espacia y puede observarse gran parte de nuestra Comarca, que en esta época muestra el verdor de los cultivos.
Bajamos evitando el cortafuegos pero, prácticamente al final del descenso, José Luis se encuentra parado, pues ha pinchado. Nos detenemos para auxiliarle. Cuando la avería está solucionada, me doy cuenta de que la rueda trasera está también floja. Segundo de la mañana para el mismo afortunado, que iguala el record de Antonio Aparicio. Hay que buscar otra cámara. Andrés ofrece la suya, pero se encuentra igualmente pinchada. Aprovecho para mofarme del vice, que es reiterativo en cámaras de repuesto en mal estado. Muy diligente yo, ofrezco la mía, que me precio de tenerlas bien revisada, pero cuando la inflamos pierde también aire, llegándome la cara al suelo. Y es que el dicho de “no te rías de las desgracias del vecino, pues las tuyas vienen de camino”, en este caso se cumplió a rajatabla. Finalmente con la cámara del Triki se solucionó el entuerto y pudimos proseguir hasta la verja que nos saca de la finca, momento en el que, un todoterreno se nos acerca. Es el propietario de la finca que no recrimina entrar en la misma sin el correspondiente permiso. Ante esta circunstancia, sólo te queda disculparte y tirar p´alante.

Vistas de Rena desde La Sierra de Rena.

Seguimos el camino, cruzando la población de Villar de Rena, para coger diversos caminos y pistas que nos conducirán a Vivares y, desde aquí cogemos la carretera de Valdehornillos. El viento pega de frente y hace la vuelta más monótona y sufrida. A ello hay que apuntar que el ritmo tampoco podía ser muy elevado, pues Digo, va acusando el esfuerzo de la ruta y tenemos que ir arropándole. En cualquier caso, al benjamín hay que darle la enhorabuena, pues para su corta edad, se ha portado como un campeón.
Por fin llegamos al pueblo, saludamos a Antonio López y nos dirigimos a la sede, para tomar la refrescante bebida y los apetecidos bocadillitos, en esta ocasión de panceta. En esos momentos están retrasmitiendo, en diferido, el partido del Madrid y Andrés, apoyado por Domingo (La Cúpula del Poder), aprovecha para hacer comentarios irónicos del Mejor Equipo del Siglo XX, pero Alejandro, que se encuentra sembrado, para los pies al colchonero y al culé con sus ocurrentes comentarios y queda zanjado el asunto futbolero hasta mejor ocasión.
Sin más tela que cortar, hasta la próxima

JUAN LUIS