miércoles, 9 de diciembre de 2009

Recorrido


( domingo, 6 de diciembre de 2009 )

Asistentes a la ruta:

José María Almaraz Luna
Florencio Benítez-Cano
Pedro Carrasco Cuesta
José Carlos Escobar Dorado
Antonio Indias Fernández
José Luis Jiménez Dorado
Domingo Pablos Bautista
Javi Parejo Jiménez
Diego Parejo Jiménez
Santiago Sánchez Díaz

Domingo, 6 de diciembre de 2009

Tiempo empleado: 2 h. 39 m. 36 sg.
Velocidad Máxima: 56 Km/h.
Velocidad Media: 17,2 Km/h.
Parciales: 45,750 Kms

Recorrido: Plaza de España, Carretera de Cáceres, Sajonia, Canal de Orellana, Cuadradillo, Cuesta la Novia, Huerto de los Olivos, Mesas del Capitán, Cuesta del Barril, El Confesionario, Carretera Vieja de Madrid, Venta la Guía, Minas de la Parrilla, Pista de las Monjas, Malmedra, Huerto Juárez, Subida a San Isidro, Carretera de Cáceres, Plaza de España.

Comentario

Cuando “lleguemos” del recorrido, nos “duchemos” y nos “preparemos” y “fuiremos” al campo de la Juliani y Cándido Mayoral a recoger un encargo. “Pensemos” venir enseguida, mas no fue así, pues se pusieron las cosas de otra manera y al final “lleguemos” a casa a las ocho de al noche. De tal guisa no pude escribir el comentario de este domingo, el propio domingo y lo he tenido que dejar para hoy lunes, que al ser fiesta, no tengo que trabajar.

Un recorrido precioso y digno de recordar, por varias razones: porque fuimos poquitos y bien avenidos, por el escaso número de incidentes, porque ganamos otro “Perrigalgo” para la causa, que aunque ya había salido con nosotros en alguna ocasión anterior, ahora parece que viene con fuerzas, con bicicleta nueva y mejor entrenado, José Luis Jiménez Dorado, al que otro Dorado Perrigalgo le está dando caña algunos sábados y en definitiva porque estuvo un día maravilloso de pedaleo, pues a pesar de estar nublado, no amenazaba lluvia, no hizo viento significativo y fue un día de esos templados y maravillosos, en contraposición con otros días que salen nublados pero son plomizos, pareciendo que se te va a caer el día encima.


Por fin tengo que comentar desde estas páginas, que se ha rodado como siempre deberíamos rodar, con uniformidad y sin pegar esos tirones tan salvajes, para luego esperar a los que se quedan rezagados.

A la hora convenida, y cuando ya se veía que no vendría nadie más, se pensó en el recorrido y salimos pitando. El personal iba muy abrigado, así que no tardamos mucho en quitarnos alguna ropa.


Como he indicado anteriormente, este recorrido ha estado exento de incidentes desagradables, ni siquiera en la Cuesta del Barril pinchamos, tan solo hubo un incidente un tanto gracioso, pues Diego Parejo, patinó en un charco y cayó de bruces en él, sin ninguna consecuencia que lamentar, sólo que se mojó toda su alma. Luego se quejaba, y José Carlos le decía que ya le gustaría a él apuntarse a estas caídas. Diego no dejaba de relatar su disconformidad con lo desagradable que es caerse en un charco en este tiempo, pero el veterano del grupo le tranquilizó un poco diciéndole que si le gustaba más caerse en verano y romperse la crisma.

En la odiosa y desagradecida Cuesta de Cuadradillo, algunas personas se quedaron un poco rezagadas, como cosa natural, pero se les esperó y enseguida emprendimos la subida de la Cuesta de la Novia. Superada ésta, pedaleamos a placer por las Mesas del Capitán, al tiempo que cada cual mantenía su correspondiente conversación con el compañero de turno, debido a la fluidez del pedaleo. Yo la emprendí con el compañero de oficio, Pedro Carrasco, hablando sobre el recorrido de Carmonita, Cordobilla de Lácara, La Nava de Santiago, el Rincón de Ballesteros, y los Pantanos del Horno Tejero y el Boquerón.

Como he indicado también anteriormente, la bajada de la Cuesta del Borril estuvo exenta de percance y pronto llegamos al Confesionario donde se hizo la parada oficial para el tentempié. A Flore se le había olvidado la cámara y tuvimos que hacer alguna foto con el móvil de Javi.
Seguimos luego por la Carretera Vieja de Madrid y así llegamos hasta la Venta la Guía y de allí a las Minas de la Parrilla, que algunas personas no conocían y disfrutaron un buen rato. Les estuvimos contando, ante caras de incredulidad, que por aquellos tremendos terraplenes, casi paredes verticales, subían y bajaban los moteros. Una piara de guarros salió de unos hoyos y echaron a correr. Iban todos azulados porque se habían revolcado en las tierras del mismo color del paraje minero.

El regreso fue tranquilo y sosegado, imprimiendo un poquito más de velocidad para que la media del día no fuera harto ridícula.

A la llegada a la carretera alguien dio la orden de subir a San Isidro, y varios salimos detrás, al final fue un gesto, que como decía Domingo, no era lo suficiente respetuoso, porque hay que terminar todos donde se dice, pero en fin espero que nos perdone, al fin y al cabo subimos la mitad más uno.

Ya en la sede se presentó Andrés y estuvo un rato con nosotros. Ante la incertidumbre de salir o no salir estos dos días de fiesta, se quedó en que no serían contabilizados para el cómputo de los recorridos habituales, al igual que el del domingo pasado, en que se presentaron dos o tres a tomar café. Se quedó en que ambos días, el que quisiera salir, se personara a la s nueve en la Plaza y punto.

No creo que hoy, al menos se haya personado nadie con este tiempo.

Salud y felicidad.
Flore

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