miércoles, 30 de abril de 2014

CASI DE LA MANO, LLEGAMOS A ALANGE Y SU PANTANO



    
     

                                   INTRODUCCIÓN DEL TRIKI
Pa que no me bengais diciendo que me escaqeo de acer crónicas hos enbio estas cuatro linias. No e ido con vosotros porque sois tos unos mariquitas que no me aceis ni puto caso cada vez que digo que ballamos a las cruzes. Asi que me boi con los niños a acer una rutita por el rujidero. No pienso vajarme del vurro i sigo pensando que esto es una jerarquia. Y es que, como dice aquel paisano: “Mientras que manden estos cuatro cavrones…”

            Tras este guiño desenfadado en honor a nuestro gran TRIKI BELTRAN, vayamos a nuestro propósito. 


En esta ocasión la familia perrigalguera se ha dividido en tres partes. A saber, por un lado los cuatro sherpas que han ido al Jerte a explorar una ruta, para cuando vayamos en Julio (se comenta en los mentideros de la peña que nos han preparado una buena jupa). Por otro, Juanma y el Triki se han dado un garbeo por el Rugidero con nuestros benjamines, Antoñito y Pablito.  Finalmente, el grueso de la peña se fue a hacer la ruta de Alange.
Esta etapa estaba marcada en el calendario que se conforma a primeros de año pero, no se sabe muy bien por qué, parece estar gafada, ya que hasta en dos ocasiones ha resultado fallida por diferentes causas. Sin embargo, ya que no se ha podido hacer por lo “civil” (léase saliendo desde el pueblo y comer en Alange con toda la harca), se ha decidido hacerla por lo “criminal” (léase marcarse un recorrido circular llegando hasta Alange, pero con salida y llegada en Guareña).
Tocaba madrugar y en esta ocasión los quince Perrigalgos que se animaron fueron puntuales en acudir al Paseo (el Capi incluido), nuestro punto de “quedada” (¡qué palabreja tan feísima!) de cada domingo. Cargamos las burras en el furgón de Javielillo y en varios coches partimos hacia Guareña; teníamos la intención de arrancar a las ocho y media y cumplimos a rajatabla con el horario previsto.


Aparcamos al lado del polideportivo cubierto e iniciamos los preparativos para la marcha. Nos acompaña Carlos Moriche, un espontáneo que se va iniciando en este bonito deporte del pedal.

 Andrés ya había dado muestras de dar por saco con las prisas que dice tiene hoy, por tener que acudir a una comida con no sé quién y, en el ínterin, piropea groseramente a sendas limpiadoras orondas que se dirigen al polideportivo con un contenedor de basura en ristre.
Dirección a Manchita, los primeros kilómetros son de una ligera subida, entre una interminable sucesión de olivares (a la mierda los de Jaen). Pasamos por las afueras de Manchita, donde hay burros paciendo. En un corralón se oye graznar un pavo y un mastín nos sale al paso con ladridos amenazadores. 


Tras un giro a la derecha iniciamos una subida de un kilómetro que viene a equivaler a nuestro Cuadradillo (salvando las distancias) y que, en comandita con lo soleado que se presenta el día, contribuye a que comience a sobrarnos parte de la ropa. Pablo le pregunta a Tite si le empieza a estorbar el pijama que lleva bajo el maillot, a lo que responde con su sempiterno toque hilarante, enfatizando las palabras y poniendo voz aguardentosa: “Lo que me sobra es la bici, no el pijama. LA BICI”.


Vemos un hito indicando que la ruta que seguimos se denomina Luis Chamizo, en honor al poeta natural de Guareña, autor del “Miajón de los castúos”. 

Entre jarales y monte bajo cogemos hacia la izquierda en una bifurcación de caminos que nos conduce , tras una bajada un poco peligrosa, al arroyo Borrachuelo. Antonio el Chino, siempre temerario, lo cruza sin miramientos por un charco más hondo de lo que aparentaba, empapándose los pies. El resto lo hacemos con la bici de cabresto por un tramo seco, a la izquierda del charco.

Pancho sufre un amago de avería en la cadena de su flamante burra, que queda en nada. Cruzamos un inmenso prado en la finca Valdelapeña; la bajada vertiginosa de una loma queda inmortaliza por Javielillo con la nueva cámara de fotos.


 Al poco pasamos por el cortijo de la finca, un vetusto edificio con una ermita incluida que, seguramente, conoció mejores momentos en tiempos pretéritos. Un hombre de edad provecta nos saluda al pasar desde el umbral de la puerta principal.  
Al frente se alza la sierra Vista Alegre, sobrevolada por una decena de buitres leonados planeando en círculos, que marca el inicio de una cordillera que termina en las inmediaciones de Alange, nuestro punto de destino.


Torcemos a la derecha y pronto pasamos a la parte de la solana de la cordillera de marras. Desde un otero se avizora a la izquierda el semiderruido cortijo de la finca La Garza y, más allá, la presa del mismo nombre, sobre el río San Juan.
El camino es estrecho y pedregoso y discurre, sinuoso, en un incesante sube y baja entre lentiscos y jarales en flor, que exudan olores que despiertan los sentidos hasta del ser más insensible.

Tras cruzar un bosque de eucaliptos de un par de kilómetros, pasamos por una casa de campo llamada El Capao, según reza en un letrero con letras de azulejos. Pronto torcemos a la izquierda en una rápida bajada que nos conduce a la entrada de la finca El Hoyo, una especie de caldera circular de varios kilómetros de diámetro con olivares centenarios como denominador común.
En la carretera que lleva a Palomas, ascendemos un puerto de un par de kilómetros con un porcentaje del 6 % de desnivel. Nos detenemos a reponer fuerzas en un paraje presidido por una pequeña ermita en honor a San Isidro, donde los habitantes de La Oliva de Mérida celebran una romería en honor al santo patrón. Saludamos a varios hombres atareados montando un toldo para pasar un día de campo. Y es que en todos estos pueblos de alrededor (Guareña, La Oliva, Cristina, Valdetorres, Manchita…) se celebra la romería de Cuasimodo donde, según el dicho popular, se lo comen todo.

En la charla distendida, Tite se arranca con uno de sus espontáneos chistes: “Le dice un amigo a otro: Tengo en el palomar doce mil palomas. El otro inquiere: ¿mensajeras? A lo que responde el primero: No te exagero nada”.
De nuevo en marcha giramos a la derecha por un terreno entre retamas y jaras, jalonado con sembrados de cereales. Desde un altozano divisamos a lo lejos la localidad de Alange recortada sobre un límpido horizonte, y la empinada atalaya rocosa sobre la que se levanta la pequeña fortaleza llamada La Culebra, edificada por los árabes en el siglo IX. A la izquierda se columbra en lontananza la majestuosa Sierra Grande de Hornachos.
Ganamos la carretera que une Palomas y Alange, por la que recorremos 3-4 kilómetros hasta Alange. Dejamos el balneario de termas romanas y sus jardines a la derecha, y cogemos un camino por la orilla del pantano sobre el río Matachel. Se trata de un gran embalse que inauguró en el año 2000 el que fuera ministro de fomento socialista, José Borrell, según dice una placa junto a la presa.



Andrés interpela a una pareja de novios con su conocido sonsonete. “Venimos de Santa Amalia”. Y el chaval le espeta de forma despectiva, con cierta retranca: “Pues ya os queda menos”.
En la presa nos comemos el resto de barritas y plátanos y nos retratamos. Andrés, contumaz, sigue con su cantinela de apremiar al personal para que se ponga en marcha (¡qué pejiguera, madre mía! ¡que no te caiga, vamos!)   
Al poco de arrancar, para desazón del “prisiña”, va Mario y pincha (¡qué ocurrencia!). Diez minutos de receso en subsanar la avería y, de nuevo en marcha, volamos hasta La Zarza con el aire de culo.

 En el pueblo de la piel y el cuero cogemos la pista del Canal del Zújar. Cruzamos los arroyos Cazuelas, San Juan y Caballo rodando como posesos y sobre la una menos cuarto arribamos a Guareña, cuyos habitantes más rezagados aún andan con los últimos preparativos para salir al campo a pasar el día “de jira”, como decimos en mi pueblo. 


Cargamos las bicicletas, cogemos los coches, nos felicitamos por el estupendo día de ciclismo del bueno que hemos pasado y ¡hala!, zumbando para el pueblo. En la sede nos “recetamos” la birra o el refresco de rigor. Hoy nos toca zamparnos unas alitas de pollo con patatas fritas, que nos saben a poco para la “jambre” que nos ha despertado el pedaleo.
Como corolario, decir que animo a la gente a hacer de vez en cuando rutas inéditas como ésta, con dos premisas como objetivo: no caer en la monotonía por el hecho repetir las mismas rutas una y mil veces, y descubrir y conocer nuevos parajes de esta sin par y asendereada Extremadura de nuestras entretelas.
Hasta la próxima, “correliebres”.

Crónica de Pedro Carrasco Cuesta

martes, 22 de abril de 2014

Sierra El Saltillo


Track ruta:



Bueno  después de que nadie  quisiera hacerse ayer cargo de la crónica por unos motivos u otros me toca a mí narrar lo ocurrido, mucho trabajo me estáis dando,  pero en fin que le vamos hacer. Como cada domingo a las nueve van llegando Perrigalgos a la plaza pero hoy parece que el número será sensiblemente menor  ya que a la  hora habitual  nos congregábamos pocos,  hoy teníamos la visita de Víctor hermano de Mabel que se encuentra de  vacaciones en su pueblo ya que ahora reside en Alicante, por lo visto se enteró de nuestras salidas y decidió acompañarnos, espero que se lo haya pasado bien,  y que le haya sorprendido los alrededores de nuestro pueblo.

 Hoy nuestro compañero Pancho está más contento de lo habitual, porque será ahhhh es que estrena burra una Radon skeen de doble suspensión preciosa, entre comentarios y comentarios van llegando los más rezagados. Propongo que realicemos la ruta a nuestra “Cuesta Madre” para probar la nueva adquisición y como todos estamos de acuerdo pues para adelante.

Me retraso un poco para hablar con nuestro “sherpa” y dilucidar el recorrido y llegamos a un acuerdo de momento,  tiraremos por La Parrilla y al llegar al cortijo de Valdecabreros  nos desviaremos por la cancela para así llegar al camino Travieso.  Este tramo  es muy bonito ya que discurre entre encinas  y charcas llenas con las aguas caídas , el verde de la dehesa esta espectacular. Yo también estoy de estreno ya que he cambiado tanto el manillar, la tija y el sillín, lo comento porque hoy tendrá algo de importancia que ya le comentaré más adelante.



Enfilamos la bajada y cogemos dirección  al objetivo,  pero antes de llegar al cortijo nos desviamos por una puerta para intentar no ser vistos por el guarda. Empieza la subida y el grupo se estira cuando llevamos unos trescientos metros percibo el ruido de una moto, me temo que el guarda nos ha visto desde el cortijo y se dirige hacia nosotros pero  no miro para atrás sigo y sigo hasta que el guarda llega a mi altura y me dice que donde vamos le explico que a coronar el cerro y dice que hay no se anda, intento convencerle de una manera y otra que es nuestra cuesta Madre que si patatín que si patatán y al final accede a dejarnos, algunos nos alegramos pero otros no tanto. Continuamos la subida y encumbramos para la satisfacción de todos.
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 Nos comemos nuestros plátanos y demás viandas y decidimos que vamos a crestear toda la sierra el Saltillo y salir a la Pista de La Parrilla. Las vistas son preciosas tanto por un lado como por el otro, nos vamos empapando del paisaje y llegamos a un punto donde desparece el camino. 

Don Pedro comenta que hay otro por la otra vertiente que va a parar casi enfrente de la puerta de Los Castillejos Reunidos, para asegurarnos vamos en busca de él Pedro, Juan Luis y yo. La jara esta espesa pero al final lo encontramos con lo que subimos y cogemos la burra a los hombros y para abajo unos cincuenta metros. Antoñito dice que no pasa que no puede con la bici y que se está arañando todo el cuerpo. 






Don Pedro se vuelve para ayudarle. Una vez todos juntos y con las piernas todas arañadas descendemos por el cortafuegos, pasamos la carretera y nos dirigimos a la infernal para después pasar por Los Castillejos Reunidos dirección el Entalle. Este tramo se hace rápido la peña va bien y no tenemos contratiempos hasta que antes de la última subida al Cuadradillo zassss se me rompe el tornillo que sujeta el sillín, vaya estreno que he tenido.




 Lo cogemos con unas bridas pero ya no me puedo sentar a ver si lo voy a fastidiar del todo con lo que hago el recorrido de pie. Cuando llegamos a la pista del Canal Pedro Cuesta servicial como siempre me cambia la bici para que descanse un poco, se lo agradezco enormemente ya que en esa posición se cargan mucho las piernas.  De ahí a la sede para dar cuentas a las patatitas que nos tenía preparada la madrina.

Crónica Javi Parejo.

PD: Haber si Panchito pone un comentario de la diferencia de burra. Jajajajaj.
       La semana que viene es la ruta a Alange, se realizará de todos modos, si estamos suficientes nos acompañaran las mujeres de lo contrario cogeremos los coches nos desplazaremos a Guareña y desde allí haremos una ruta circular.
      

martes, 15 de abril de 2014

RUTA A ALCUESCAR 2014. DE LUJO.





RUTA 13/04/2014:


Domingo Pablos Senior
Javi Parejo
Paco Cidoncha
Jose Luis Jimenez
Jesús Beltrán
Pedro Carrasco
Juan Luis Capilla
Pablo Carrascosa
Fco. Velarde
David Liviano
Diego Nieto
Teodoro Martinez
Juan Nieto
Pedro Cuesta
Jose Antonio Nieto
Domingo Pablos Junior
Pedro Collado
Jose María Sanchez



Ruta: Santa Amalia-Sajonia-Canal Orellana-Cuadradillo-Castillejos-Valdelayegua-Coto Rubio-Sierra Centinela-Fuente Santa Lucia-Ermita Virgen Fátima (Alcuescar)-Dehesa Navarredonda -Tentadero Jarilla-Cuesta Infernal-La Parrilla-Las Monjas-Rio Búrdalo-Santa Amalia.



Hoy domingo 13 de abril realizamos una de las rutas marcadas en nuestro particular calendario. Y no es una ruta cualquiera. Sin duda la visita a la ermita de la Virgen de Fátima de Alcuescar es considerada, por gran parte de los miembros de nuestra peña, merecedora de podium si tuviéramos que clasificar todas las rutas anuales, y con muchas opciones de hacerse con el oro.

Como sabemos a lo que nos exponemos, se decidió adelantar la salida 1 hora, a las 8 de la mañana en lugar de las 9 habituales. Fuimos 18 los que nos presentamos en la plaza. Repican las campañas del campanario anunciando las 8, y ahí seguimos en la plaza, esperando. En la radio insertada en la bici de Pedro Carrasco se empieza a escuchar el exitazo de Mecano “hoy no me puedo levantar” y aparece Juanlu doblando la esquina. Inmediatamente después, el archifamoso tema “donde están las llaves…” y Paco Cidoncha que aparece por la iglesia parroquial. Por fin estamos todos e iniciamos la ruta.

La predicción meteorológica indicaba cielos despejados y temperaturas rondando los 25ºC, pero, al igual que la semana pasada, una importante niebla nos acompañaría durante las primeras horas de recorrido, lo que obligaba a enfundarse manguitos y perneras, aunque algún valiente no los precisó.

Partimos de la plaza, carretera de Cáceres hasta el Sajonia, mientras se decidía el itinerario de la ruta. La vuelta se haría por la finca de la Jarilla, y con respecto a la ida, al final se optó por llegar al río Aljucén y después tramo inédito hasta las inmediaciones de Santa Lucia del Trampal.

Del Sajonia avanzamos hacia el camino de Cuadradillo, atisbando un paisaje propio del mes de noviembre. El ritmo era alto y la cuesta del Cuadradillo nos la desayunamos sobre las 8:30. Rápido descenso y continuos cambios de rasante habituales hasta llegar al Entalle y poner dirección al cortijo de los Castillejos de Abajo. Se seguía transitando rápido y algunos atravesaban jarales y toda flora autóctona próxima a los caminos con tal de no perder el ritmo. Dejamos la finca de Los Castillejos y entramos en Valdelayegua. En este tramo el que iba primero, pronto quedaba relegado a los últimos puestos, ya que en cualquier bifurcación de caminos, siempre se elegía el incorrecto (siempre hay que ir detrás de Pedro). Una bonita estampida de vacas nos hace detenernos al cruzarse delante de nosotros, lo que nos hace tomar precauciones para sortear estos animales en lo que queda de ruta. Otra estampida, pero esta vez de ciervas, se produce justo unos kilómetros mas adelante y nos detenemos a observar un enorme ciervo que se encuentra al lado de la valla con su cornamenta recién estrenada. Tanto le debió impresionar el ciervo a Diegui que unos metros mas adelante inauguraría el apartado de caídas del día. No sabemos como, se mete en una rodada estrecha del camino, intenta salir, las ruedas pierden agarre y al suelo. No tuvo consecuencias.

Cada vez hay menos niebla y la dehesa se empieza a disfrutar más. De Valdelayegua nos adentramos en la finca de Coto Rubio, y empezamos a transitar paralelos al río Aljucén. Este tramo de ribera, como casi todo el río, es para quedarse allí hasta que te de la noche. El Aljucén hay que cruzarle y lleva bastante caudal. Nuestro vadeador oficial, Jose Luis, lo intenta por dos veces y se queda en mitad del río, por lo que, sin duda, toca mojarse los pies para cruzar. Uno en bici hasta mitad del río, otros a pie con las botas puestas y algunos descalzos con las mismas bien agarradas para evitar cachondeitos, cruzamos a la otra orilla.


 A partir de aquí, tramo inédito y una vez está todo el pelotón recompuesto, nos adentramos por montes y dehesas en pleno periodo primaveral. Lo que vamos observando es lo que hace tan especial a esta ruta. Paisaje verde, verde y más verde y flores a manta. Transitamos por un buen vial con continuos cambios de rasante y exigentes repechos. Llegamos a un cruce de caminos en donde se alza una antigua cruz, indicando el tramo de la vía de la plata hasta Alcuescar. Allí nos encontramos con un septuagenario canadiense y entablamos cierta conversación en ingles. Digo cierta porque estaba casi sordo y el inglés mio no era muy fluido, aunque algo nos entendimos. Muy amable accedió a hacerse una foto con nosotros antes de proseguir nuestros caminos. 


En este receso, el sol por fin aparece y parte de la indumentaria sobraba, por lo que se procedió a su retirada. Seguimos la Vía de la Plata durante 2-3 kilometros y después giramos a la derecha para bordear la sierra del Centinela. Fueron 3,5 kilometros de continuas subiditas y empinadas bajadas por un estrecho camino cubierto por encinas, alcornoques, pinos, jaras, etc … transitando casi siempre entre sombría. Espectacular. Este camino nos llevó a las inmediaciones de la Basílica Visigoda de Santa Lucía del Trampal, justo en el manantial que lleva el mismo nombre, donde alguno aprovechó para surtirse de agua fresca.

Al iniciar de nuevo la marcha me convierto en inesperado protagonista. Muy chulito, en cabeza, cojo velocidad cuesta abajo por la pista alquitranada y en la primera curva a izquierda se me planta delante un pedazo alcornoque que me obliga a tirar de freno trasero. La curva era mas cerrada de lo que yo creía, la bici se me cruza en el asfalto, la enderezo como puedo y el alcornoque cada vez mas cerca. Me lo trago, me lo trago y me lo trago voy diciendo hasta que consigo ir girando el manillar de la jodida 29 y paso a pocos centímetro del tronco aunque no puedo evitar irme a la escasa cuneta que había. No hubo carnaza de milagro. Después del susto, dos kilómetros mas adelante giramos a la izquierda y tomamos el camino que nos llevará hasta la ermita de la Virgen de Fátima. La subida no es muy dura y se transita por un camino aceptable. A los tres kilómetros más o menos se gira a la izquierda en una curva de casi 180º con bastante pendiente. Este es un punto complicado, con rodadas al inicio que provocó la segunda caída de Diegui y casi de Rony. Esta caída ya si que le produjo algunas heridas a Diegui en piernas y antebrazo, aunque muy superficiales. Cada uno como pudo subió hasta el barbecho, pero desde aquí fueron ya pocos los que subieron del tirón hacia la ermita. Era subir una pendiente cercana al 20% por un terreno labrado.




Los integrantes de la ruta iban llegando a cuenta gotas. Después de 42 kilómetros, disfrutamos de las vistas, nos merendamos las barritas y demás viandas, visita del beato Beltrán a la Virgen y su ermita, y foto de rigor a los pies de la Cruz del Calvario. Iniciamos el regreso por donde hemos subido, obviando el tramo de labranza y en el mismo punto donde se cayó Diegui, le toca a Pedro Cuesta besar el suelo, afortunadamente sin consecuencias. Descendemos hasta la pista alquitranada de nuevo y tomamos el camino que nos conduce a la dehesa de alcornoques Navarredonda.

Transitamos rápido observando la dehesa en todo su esplendor, aunque de vez en cuando suena el silbato para aminorar la marcha. La ruta y su longitud van haciendo mella en las piernas. Por entre encinares y continuos sube y baja nos plantamos en el tentadero de la finca La Jarilla. Toca de nuevo cruzar el Aljucén. Hace calor y todos los atravesamos sobre nuestras monturas. No viene mal tener los pies fresquitos. Ponemos dirección a la Infernal sorteando numerosos charcos y barro. En este tramo Tite coge el testigo de Pedro Cuesta y se va al suelo, aunque tampoco le ocurrió nada importante, afortunadamente. Antes de llegar a la Infernal nos reagrupamos. Se empieza la ascensión a esta cuesta tan especial y que parece se encuentra bastante asentada, por lo que el porcentaje de integrantes que logra coronarla sin poner pie es elevado. Aquí, el gran Tite después del esfuerzo, necesita tratamiento fisioterapéutico por que le ha salido un hoyo en la pierna y nos sabe si ha perdio un músculo en la subida. Pablo y Capilla son los encargados de tratarle y parece que bastante bien, porque no volvió a resentirse hasta el final, o por lo menos no se quejó.

Desde la infernal bajamos hasta la pista de Parrilla y ponemos dirección hacia el cortijo. Una vez allí, reagrupamiento y dirección hacia las Monjas. Todo el grupo compacto transita a unos 23-25 km/h hasta el Búrdalo. De aquí hasta la sede en cinco minutos.

Ruta sin contratiempos mecánicos ni físicos importantes, lo que nos permitió realizar 77 km y estar a las 13:30 saboreando las cervezas y aperitivos. Buena ruta.




David Liviano.