miércoles, 31 de octubre de 2012

Equipaciones de Invierno

Se abre el plazo para la equipación de invierno, la semana que viene estarán aquí los distintos tallajes para la prueba que será en la sede y donde tendrán que llevar 70 euros si es la equipación completa y 40 si es solo la chaqueta.
Por favor decirselo a los que veaís porque hay personas que no ven ni el correo ni la página con lo que el boca a boca es lo mejor.



miércoles, 24 de octubre de 2012

ANTENAS DE ARROYO SAN SERVÁN.


Tomas David Casado
Javi Parejo
Andrés Nieto
Pablo Carrascosa
Gerardo Muñoz
Pedro Carrasco
Domingo Pablos Junior
Paco Cidoncha
Jose Luis Jimenez
David Liviano
Angel Tomas Tena
Isaac Garcia.
Pedro Collado
Diego Nieto
Juan Nieto
José A. Blanco
Miguel Andrade

Videos:
primer video:
segundo video:
tercer video:

Ruta:Trujillanos-Via de la Plata-Embalse Romano de Proserpina-Esparragalejo- Presa de Montijo-Arroyo de San Serván-Antenas de Arroyo-Arroyo de San Serván-Calamonte-Mérida-Trujillanos.

¡A esas antenas hay que subir! ¡Ahí arriba deberíamos llegar algún día! ¡Tenemos que hacer una ruta y escalar a las antenas! Estas son algunas de las expresiones que más de uno hemos pensado al ir dirección Badajoz o Almendralejo y observar, en lo alto y a lo lejos, las antenas de repetición o telefonía situadas en la sierra de Arroyo San Serván.

Pues bien, hoy día 21 de octubre de 2012, nos toca realizar la ruta a las Antenas de Arroyo de San Serván, ya anunciada en semanas anteriores. Inédita para la mayoría, solo Domingo y Pedro Carrasco, como no, han tenido oportunidad de coronar esta cima, por lo que serán los que nos guiarán durante el trayecto.

Bien por la hora de la partida, 8 de la mañana en la plaza, o por la publicación en nuestro blog del perfil de la subidita, no somos muchos los Perrigalgos que nos concentramos en el punto habitual a la hora señalada. En total nos juntamos 16. Cargamos las bicis en el camión de Pablo y abandonamos Santa Amalia  en coche hacia el Centro de Interpretación de Trujillanos, donde nos espera Domingo. Ya en esta localidad próxima a Mérida, observo bastantes perneras, manguitos y camisetas térmicas dado que el frescor de la mañana es importante. Blanco se ha equivocado, se creía que íbamos a subir a La Covatilla, y se ha forrado hasta el punto que solo se le ven las gafillas. Pedro Carrasco presenta unos carrillos con una tonalidad ligeramente sonrosada ¿Cómo es posible con el frío que hace?... En fin, a las nueve y poco, nos metemos en faena y comenzamos a pedalear.

Abandonamos Trujillanos por la vía de servicio paralela a la autovía A-5 dirección Mérida. Inmersos en un continuo sube y baja que te van despojando del frío, oímos el claxon de un conocido coche por la autovía. Era Emiliano que de viaje a Portugal nos saluda.

Queremos visitar el embalse Romano de Proserpina, lo que supone realizar la variante mas larga de la ruta, según Pedro Carrasco, unos 75 km. A los 7 km aproximadamente del recorrido, abandonamos la vía de servicio hacia un camino que sale del margen derecho. El camino está algo embarrado por las últimas lluvias y sin darnos cuenta subimos una cuesta, bastante tendida eso si, de unos 2 km, que por lo menos a mí me calentó del todo. Estábamos cerca de Mirandilla.

Después de este camino enlazamos con diferentes tramos de la antigua Vía de la Plata, por entre encinas y jaras, y aunque el terreno estaba algo pesado, merecía la pena pedalear y salvar charcos de agua por la húmeda dehesa. Al cruzar la A-66 por un paso elevado tomamos una pista asfaltada que seguimos durante 4 km hasta toparnos con el embalse Romano de Proserpina, lugar de veraneo y de segunda residencia de numerosas familias de Mérida. Con el sol ya totalmente desperezado, vamos bordeando la margen derecha del pantano y, al mismo tiempo, sorteando a los numerosos senderistas y ciclistas que nos encontramos a nuestro paso, señal de que el día va a ser fantástico.



Mientras avanzamos, Blanco da una señal de alarma porque su cambio trasero no responde. Se observa que el cable está flojo y nos tememos lo peor, una rotura y de vuelta a casa. Al final solo fue un susto sin consecuencias y continuamos hasta la presa romana, mientras numerosos pescadores intentaban capturar la primera pieza del día.



Proserpina es un embalse situado a 4 km del centro urbano de Mérida, y forma un pequeño embalse en el arroyo de Las Pardillas, a través del río Aljucén. El buen estado del embalse fue debido a que, tras la caída del Imperio Romano, cambió su función de abastecimiento de Emerita Augusta (mediante el acueducto romano Los Milagros) por otros fines, por lo que se continuó cuidando y modificando.[ ]Cabe destacar que es el embalse artificial de la época romana más grande conocido en el mundo mediterráneo. La presa cuenta con 425 metros de longitud y 21 metros de profundidad, y tiene caudal con una capacidad de alrededor de 4 hm³.
Abandonamos la presa por la carretera que nos conduce a Mérida y a tres kilómetros, giro a la derecha para meternos en camino de nuevo. Dicho camino nos enlaza con la carretera de Esparragalejo. Tomamos la nueva variante que aun no es apta para el rodaje de los coches y con un ancho de vía asfaltado de más de 10 metros solo para nosotros nos plantamos en las cercanías de la mencionada localidad. Un par de kilómetros antes de llegar, giramos a la izquierda para avanzar por una pista asfaltada hasta la Presa de Montijo. Un kilómetro antes de llegar a esta presa, Pedro Carrasco pincha, suponiendo el segundo percance del día. Durante la parada se aprovecha para eliminar todo rastro de prendas de abrigo, y comer algo ya que llevamos más de 30 kilometros recorridos y el avituallamiento oficial está en la cima de las antenas, y todavía queda. También algunos…., bueno algunos no, el de siempre, se aparta del grupo para fertilizar orgánicamente un agradecido olivo.

Reemprendiendo la marcha, cruzamos la vía férrea con las bicis a los lomos, para acto seguido cruzar el río Guadiana por la presa de Montijo, y sin dejar esta pista muy bien asfaltada, nos vemos transitando por la vía de servicio paralela a la autovia A-5 hasta llegar al cruce de Arroyo San Serván.



Enfilamos el paso hacia la citada población y  en la primera rotonda, giro a la izquierda y cuesta para calentar, subes y bajas hasta llegar a otro cruce que sirve de punto de partida de la ascensión de 3,7 km.

En este punto, se gira de nuevo a la izquierda en dirección a la casa rural “Los Pozitos”, con z de Zaragoza. Aquí la parte más dura es la rampa que hay justo antes de llegar a la explanada de la casa rural con pendiente máxima del 12%. El grupo ya está totalmente desgajado y cada uno sube como puede. Una vez alcanzada la casa rural se recupera un poco el aliento antes de empezar a subir ya por camino. La subida se puede dividir en tres zonas:
La primera zona, hasta poco después de la 5ª curva es muy dura. Son más de 600 metros. Tiene un 15% de pendiente máxima con un 11% de pendiente media.

La segunda zona, que viene a continuación desde poco después de la 5ª curva hasta la 16ª, permite un pequeño descanso ya que la pendiente se suaviza 8% de media con un 11% de máxima. Hay que aprovechar para recuperar el aliento y las pulsaciones que vienen un poco desatadas después del primer tramo. La gran cantidad de senderistas y ciclistas que hay que sortear durante la ascensión pone otro punto más de dificultad a la subida. También nos topamos con Germán y su bici de descenso, aunque al principio era irreconocible con el casco.
La tercera zona que empieza después de la 16ª curva hasta la cima (después de la curva 22) es la más dura de todas. Se une que vienes ya bastante tocado de toda la subida y la pendiente media del 16% con máximas del 23%. Este último tramo se hace interminable y aunque tienes ya a la vista las antenas parece que nunca las alcanzarás.

Al final se llega, y parece que nadie ha puesto pie en tierra durante la subida, por lo que la satisfacción es enorme. Sorprende que Pedro Carrasco haya llegado tan retrasado; se le pregunta y alega que se había “pelado” unos cuantos cubatas la noche anterior viendo a su Barça. Después de 46 km, nos metemos el merecido tentempié y nos retratamos en la espectacular cumbre.



Después de descansar y disfrutar de las vistas desde la cima (por lo menos merece la pena la paliza), toca bajar. La bajada cansa casi tanto como la subida. Es muy técnica, larga, cuidado con los frenos porque es muy fácil clavar las ruedas. Cuando llegas de nuevo a la casa rural te duele todo. Una vez abajo, charlamos un rato con Germán mientras veíamos como otros bajaban desatados la cuesta.
Todos reunidos de nuevo, abandonamos Arroyo dirección Calamonte. El continuo sube, y sube y poco baja de esta carretera nos afectó a más de uno, dado la tralla que  llevábamos ya. Migue Andrade y yo íbamos haciendo la clásica goma e inesperadamente Pedro Carrasco también se quedaba, con el “tío del mazo” acompañándole ya hasta el final. Entre Calamonte y Mérida pincha de nuevo Pedro Carrasco, lo que es muy bien venido por algunos para tomar algo de oxigeno.
Entramos en Mérida y cruzamos, de nuevo, el Guadiana por el puente Lusitania. Atravesamos la ciudad, con algunos problemas, sobre todo a la hora de respetar los semáforos, y abandonamos la capital por la carretera del Hotel Las Lomas dirección Trujillanos.
Pedro no se había equivocado, y después de 75 km casi clavados, llegamos al Centro de Interpretación de Trujillanos. Cargamos las bicis en el camión de nuevo y salimos de estampida hacia la sede, que siendo las 13:30 y después de la rutaza que nos hemos marcado apetecía el aperitivo.
A las 13:50 más o menos llegamos a la plaza, cogimos cada uno nuestra máquina y cervecita y bocata.
Afortunadamente ya hemos subido todas las antenas, radares, repetidores y palos de punta que hay en las sierras de nuestros alrededores. Ojala el domingo próximo hagamos una ruta 100% campera.
Hasta la próxima.

David Liviano.

martes, 23 de octubre de 2012

Reunión

El próximo viernes a las 21:00 en la sede reunión para tratar los siguientes puntos:

Equipación de invierno
Ruta La Covatilla
Cena

jueves, 18 de octubre de 2012

A LAS CRUCES FUIMOS PERO LA VIRGEN NO LA VIMOS


Mañana dominguera fresquita me presento en la plaza en horario de costumbre que no habitual en las últimas salidas y ya encuentro a parte del grupo esperando la asistencia de los demás integrantes que iban llegando a la cita. Destacar la incorporación del Vice Andrés una vez recuperado de la lesión sufrida recientemente. Toda vez que no se presentaba ya nadie más a la cita llega el dilema de poner la ruta, unos sugieren a Pedro Carrasco alguna aventurilla con la que sorprendernos pero el día tenía pinta de estar adjudicado y es el amigo Triki el que propone la ruta.
Que si Triki que si, que hoy si, tranquilo que de hoy no pasa, así que todos los presentes ponen rumbo hacia Los Pinos, tranquilo no te alteres Triki que si, que hoy vamos pero a los pinos de la sierra de las Cruces así que arrancamos bajando por la calle San Juan para comenzar la ruta.
La gente rueda tranquilamente por el itinerario de costumbre cuando de ir a las Cruces se trata charlando sobre las rutas especiales efectuadas y también por la que se efectuará el fin de semana que viene.

Sin darnos cuenta nos encontramos atravesando las localidades de Medellín y Mengabril para luego continuar por la pista que enlaza directamente con nuestro destino. En ese trayecto coincidimos con un grupo de paisanas que efectuaban la misma ruta a las cruces pero a pie. Dicho grupo lo formaban entre otras las mujeres de Domingo Pablos y un servidor (José Luis), paramos a saludarlas y animarlas. Emprendemos la marcha y enseguida llegamos a la carretera, divisando la ermita a nuestra derecha pero proseguimos de frente cruzando la calzada alquitranada para adentrarnos en terreno complicado.


Lo que parecía que iba a ser una rutita de transición se complica de repente y  de visita a la virgen nada de nada así que a subir y bajar. En ese momento la bicicleta de Pedro Carrasco parece quejarse de la rueda delantera y la cual deducimos que por el ruido que hacía podrían ser los rodamientos del eje así que por los consejos de unos y otros se le sugiere bajar con prudencia. Llegamos al punto de más dificultad del día que era la ascensión a la zona de los pinos y tela con la cuesta con lo bien que se bajaría, yo creo que más de un tramo de la ascensión de las antenas de Arroyo se parece a este.

Cada cual a su ritmo nos reagrupamos en lo más alto y una vez todos juntos Pedro nos sugiere visitar la “Polla”. Mal pensado más de uno, es una zona rocosa en la cual se encuentra una piedra que tiene forma lo más parecido a la palabra antes mencionada. Una vez allí y observando tal dimensión del aparatejo rocoso yo creo que más de una se apañaría con menos. Comimos, bebimos y nos hicimos la foto de rigor para salir zumbando de vuelta al punto de partida. En el camino de vuelta el mentor de la ruta (Triki) pincha, normal para una vez que nos decidimos venir a las Cruces y no visitamos a la Virgen, pues castigado.

 Arreglado  el entuerto continuamos nuestro camino y el Vice se pone a tirar del grupo, se nota que está fresco y tiene mono de pedales porque puso al grupo en fila para más tarde partirse en varios grupos. Un momento antes de llegar a la carretera que anteriormente cruzamos en la dirección contraria nos adentramos en parte del recorrido de la maratón que se desarrollaba por esos entornos teniendo que sortear con sustos incluidos a más de un participante. Atravesamos la carretera dirección Mengabril  y nos percatamos que parte del grupo no se encuentra con nosotros con lo que decidimos esperar hasta que nos enteramos que el motivo de la tardanza era que Antonio Indias había pinchado. La tardanza en el arreglo se hace larga momento el cual Alberto decide adelantarse al grupo para según él no entorpecer el ritmo de grupo, Domingo padre decide acompañarle. Después de la larga espera aparecen, con lo cual reanudamos la marcha, se intenta poner un ritmo alegre por el retraso que llevábamos teniendo que suavizarlo para reagruparnos varias veces.

Volvimos a atravesar las mismas localidades de la mañana hasta llegar a nuestro destino en el cual ya nos esperaban los compañeros que se habían adelantado. Degustamos los bocatas que nuestra madrina nos tenía preparados como de costumbre regados con las distintas bebidas al gusto de cada cual al tiempo que se comentaba para organizar la ruta del próximo domingo.
Sin más nos vemos el próximo domingo, saludo perrigalgos.

Nota: Le he pasado a Javi un gráfico de la subidita de las antenas y anda que es maricona. Yo me apunto para bajarla, voy a ver si logro convencer a Germán para que me deje la de descenso. Aunque lo tengo crudo y va a ser que no.

miércoles, 10 de octubre de 2012

CÁCERES: TAN CERCA…Y TAN LEJOS


Crónica de Pedro Carrasco Cuesta

Amanece cuando una harca de Perrigalgos empiezan a confluir en el Paseo. Tocaba la ruta a Cáceres, una de las etapas marcadas en rojo en nuestro calendario y había que madrugar, lo que siempre supone un verdadero suplicio para algunos camastrones. En mi calidad de explorador-aventurero (aguafiestas para algunos. Nadie es perfecto) el año pasado propuse una ruta que fue aceptada, y este año he vuelto a tener el honor de dirigir al grupo por un camino alternativo, que discurría por pueblos y parajes desconocidos para la mayoría.

Los quince “bicicleteros” que nos hemos juntado nos demoramos para salir; algunos quieren ver ancá Moniato la salida del GP de Japón, que es a las ocho; pero al final pa ná, porque Alonso se pega una hostia en la primera curva y queda fuera de combate. Pero al final la verdadera noticia no estuvo en la F-1 sino en nuestro querido compañero Yanqui, que estaba allí en la sede con una “tarama” de las que hacen afición; es lo que tienen los Perrigalgos, que tanto les da jartarse de dar pedales como de cubalibres. Finalmente, tras la foto de rigor con la fuente de fondo, arrancamos con quince minutos de retraso sobre el horario previsto.

Con dirección a Plaza de Armas contemplamos una bellísima aurora, que por supuesto se han perdido los que no les gusta madrugar. La mañana se presenta con una excelente temperatura para la práctica de nuestro deporte. Rodando con dirección a Miajadas el grupo de cabeza se despista y nos conduce por una pista equivocada. Cruzando el arroyo Hornillo se produce el primer altercado en forma de pinchazo; ha sido Miguelito Andrade el que revienta por un problema en su rueda trasera que no es nuevo: en la etapa anterior ya le volvió a pasar.

Solventado el problema, seguimos camino buscando la primera dificultad orográfica: la subida a nuestra odiada Degollá, que esta vez nos zampamos con relativa comodidad con las fuerzas aún intactas.


El grupo se estira por la carretera de Robledillo, rodando a buen ritmo. Al llegar al cruce de Almoharín, seguimos recto por un terreno ya desconocido para la mayoría. Pronto nos enfrentamos con un duro repechón de apenas un kilómetro, para salvar la sierra y pasar a los “Llanos de Cáceres”. Al copar el puerto llega la segunda incidencia: Agustín “Shandy” ha pinchado. En pocos minutos nos ponemos en marcha de nuevo y llegamos a Robledillo de Trujillo. Lo cruzamos por el centro y contemplamos, sin detenernos, su iglesia, sita en una plaza recoleta donde unos pocos ancianos nos miran, extrañados, al pasar.


Casi sin solución de continuidad cruzamos Santa Ana y Ruanes, donde nos ladran unos perros que seguramente no han visto un ciclista en su vida. Se suceden los encinares mientras transitamos por una carretera en obras (falta le hace) buscando Botija, pueblo donde nos detenemos a comisquear algo.


A dos kilómetros de esta localidad hay un yacimiento arqueológico de gran valor llamado “Villasviejas del Tamuja”. Se trata de un núcleo vetón de la edad de piedra (500 años a.d. C.) que ocupa unas doce hectáreas en un recodo del río Tamuja. Ni siquiera me atrevo a proponer ir a verlo (yo ya lo conozco) porque, según Javi, vamos mal de tiempo y, en cualquier caso, el personal tampoco es que sea muy entusiasta de la arqueología que digamos; y si encima hay que hacer cuatro kilómetros más…

Al poco de arrancar con dirección a Torremocha cruzamos el Tamuja, un río que nace en las faldas de la sierra donde se encuentra La Bola y que va a desembocar al río Almonte.

Ser charla del Barca-Madrid de esta tarde y Lalo plantea un acertijo: “¿Cuál es el florero más grande del mundo? ¿Os rendís? Pues es el Nou Camp, porque en él caben noventa mil capullos”. La ocurrencia también se presta a un cambio radical si el que lo plantea es un culé; en ese caso sería en el Bernabéu en el que cabrían casi los mismos capullos.

Tras varias curvas en zigzag desaparecen las dehesas y el terreno se torna diáfano y libre de arbolado. Pasamos por la finca Las Golondrinas, famosa porque aquí ha venido a cazar varias veces el rey con el príncipe Rainiero de Mónaco (¡qué fijación la de don Juan Carlos con la caza! ¡Cuando no a elefantes, a perdices!)

La carretera describe una curva donde da la sensación que vamos hacia atrás, alejándonos de Cáceres. Es Miguelito, siempre tan “generoso” en el esfuerzo, el que dice: “Esto parece que está hecho a mala leche. En la puta vida me han salido a mí cien kilómetros desde el pueblo hasta Cáceres”.

Nos detenemos a reagruparnos en Torremocha, justo donde hicimos la parada principal el año pasado. Cuando llegan los últimos, alguien dice: “Venga, no os paréis; seguimos adelante”. Y dice Miguelito, con su deje jocundo, mientras desmonta de su burra: “¡Eso lo dirás tú que no nos paremos!”

El ritmo se acrecienta con un viento favorable mientras cruzamos los pueblos de las Torres (Torremocha, Torrequemada y Torreorgaz). En Torreorgaz nos detenemos a saludar al hombre que le dio la rueda a Domingo cuando hicimos el Camino de Santiago, y quedamos en volver para regalarle unos rosales para el chalet, en compensación por su gesto altruista y generoso.

 Aquí también nos esperan los coches con las mujeres, los niños, Chiqui (nuestro chófer de cabecera en estas etapas) y los convalecientes Capi y Andrés (ánimo compañeros que os queremos ver pronto pedaleando a nuestro lado), que también han querido acompañarnos.


En el cruce de Sierra de Fuentes nos acompañan pedaleando hasta Cáceres tres Perrigalguillos; son los hijos de Pablo, Andrés y el Demontre, que ya hicieron lo propio el año pasado y cada vez están más sueltos.

Llegados a la ciudad, nos queda la guinda del pastel: la ascensión al santuario de la Virgen de la Montaña. Los tres kilómetros de duro ascenso hacen añicos el pelotón, y cada cual sube a su ritmo. En las primeras rampas logro alcanzar a Dominguito y Javi, que mira hacia atrás y dice: “Ya está aquí el cansino”. Pero se marcan un ritmo demasiado exigente y no consigo seguir su rueda (yo creo que esos cabrones fueron a por mí).


Arriba, asomados a un talud, nuestras familias nos vitorean y alientan conforme vamos ascendiendo.

Finalmente aparece el Triqui, cerrando la larga retahíla de Perrigalgos. Luisa la Beltraneja (la mujer de Beltrán) le anima al grito de “Tú sí que vales”, para puntualizar después con un punto de ironía: “Despacito…, pero vales”.

Posamos para nuestras incondicionales entre risas y alegría, rendimos visita a la Virgen de la Montaña…y para abajo a todo trapo. Los más temerarios se lanzan a tumba abierta y José Luis, demostrando estar en su terreno preferido, nos sorprende con la velocidad que alcanza: ¡¡¡88 kms/h.!!! Me da miedo solo de pensarlo. ¡Qué animal!

Llegamos a la Ciudad Deportiva, donde Lalo lo tiene todo previsto (se lo ha currado de verdad) para ducharnos y comer. En las instalaciones se están desarrollando unas Jornadas Deportivas de no sé qué. El caso es que nos dan unas invitaciones y nos sale la comida por la mitad. Nos tomamos unas cervecitas charlando, tras una jornada pletórica de ciclismo en el bar donde nos atienden muy bien. Aunque a mi modesto entender lo mejor, con mucha diferencia, es el “servicio”. El Triqui, como buen profesional de la venta ambulante y mejor “ojo clínico”, de inmediato calibra la copa del sostén de la camarera en la talla cien, bien cumplida.





Después, el personal se va a ver la Ciudad Monumental y tomar una copa, y yo aprovecho para ir a ver el partido de fútbol que juega el Santa Amalia con el Cacereño B. Y también nos llevamos un puntito, aunque pudieron ser los tres.

Hasta la próxima “correliebres”.