lunes, 29 de junio de 2009

La Cuesta de Pedro Cuesta
( domingo, 28 de junio de 2009 )

Asistentes a la ruta:
José María Almaraz Luna
Juan Manuel Barroso Morcillo
Florencio Benítez-Cano
Juan Luis Capilla Camacho
Pablo Carrascosa Sánchez
Pedro Cuesta Flores
José Carlos Escobar
José Joaquín Gallego
Moisés López Calle
Andrés Nieto Cortés
Domingo Pablos Bautista
Diego Parejo Jiménez

Tiempo empleado: 2 h. 20 m. 28 sg.
Velocidad Máxima: 40,5 Km/h.
Velocidad Media: 18,2 Km/h.
Parciales:42,540 Kms
Odómetro: 51.336 Kms.
Totales: 107.915 Kms.

Recorrido: Plaza de España,…Carretera de Cáceres, Sajonia, Canal de Orellana, Cuadradillo, El Entalle, Castillejos, Cuesta tremenda, Pared de piedra, Camino de los Castillejos Reunidos, El Entalle, Cuadradillo, Canal del Orellana, Sajonia, Carretera de Cáceres, Plaza de España.
Comentario
El grupo ha estado un poco mermado respecto de los recorridos que venimos realizando últimamente. Cuando nos juntamos en la Plaza hacía una temperatura muy agradable aunque el sol picaba un poquito, luego durante el recorrido fueron apareciendo algunas nubes y llegó a nublarse totalmente manteniéndose así hasta el final con una temperatura bastante buena y con una brisa muy agradecida.
Sin embargo el recorrido de hoy ha estado marcado por una serie de desaciertos que al final se han quedado en simples anécdotas para ser contadas al resto de los componentes del equipo que hoy no han estado presente.
José Joaquín se quedó atrás en la Cuesta del Cuadradillo y nadie sabía si se había quedado rezagado o si por el contrario se había vuelto para atrás, como alguien apuntó que había manifestado, no sabemos si en serio o en broma, así que le estuvimos esperando mientras su cuñado Andrés volvió atrás para ver que pasaba y apareció con él un poco después. Seguimos la marcha con la duda aún en el aire de no saber adónde ir ya que Pedro Cuesta quería subir por la Cuesta de la Novia, bajar por el Borril de nuevo al Canal y luego coger la nacional antigua y la vía de servicio para llegar hasta San Pedro, recorrido que parecía un poco largo, por lo que pasamos de largo la Cuesta la Novia y nos fuimos hasta El Entalle. Tomamos por allí hasta los Castillejos, y al llegar a la altura de la casa, en lugar de seguir hacia delante, torcimos a la derecha. Yo creía que ese camino era sólo de entrada a la casa, pero pronto me daría cuenta que siguiendo más a la derecha aún, se dejaba la casa a un lado y el camino continuaba por una improvisada pendiente parecida a los cortafuegos tan repentinos por los que hemos pasado en anteriores recorridos. Tal es así que nada más comenzar la cuesta, algunos se tuvieron que bajar de la bicicleta, porque les cogió de imprevisto y no pudieron poner el desarrollo adecuado. Los que tuvimos más suerte de meter enseguida la reductora aguantamos algo más, pero como íbamos tan despacio y tan juntitos, en cuanto se caía uno, debido a la cantidad de piedras sueltas que cogían las ruedas, los demás íbamos detrás. Sólo de esta guisa consiguió subir Andrés, que se cubrió de gloria en esta ocasión, aunque no le duraría mucho dicha euforia.
Yo no conocía ese camino, pero en cuanto me situé un poco y vi la plantación de alcornoques que había, enseguida deduje por dirección que llevábamos que iríamos a parar al camino que hemos llevado siempre de los Castillejos Reunidos, aunque algunos, los más, no se situaban bien, y estaban totalmente desorientados. Al llegar al final de todas las pendientes y coronar en un altozano a modo de pequeña meseta, enseguida me percaté de la situación y fuimos de esta guisa a parar al camino antes indicado, exactamente por la pared de piedras que en otras ocasiones hemos cruzado por la portada canadiense.
Allí mismo paramos a reponer energías y allí mismo aprovechamos para hacernos la foto de rigor, que en esta ocasión correspondía hacerla a Pedro Cuesta porque llevaba el traje del Spiuk de Extremadura en lugar de llevar el de la Peña.
Yo pensé que ya todo el mundo estaba situado y orientado perfectamente, mas no fue así. Comenzaban ahora las pendientes pronunciadas que en otros momentos, la mayor de las veces, hemos subido en otros recorridos, pero que en esta ocasión se bajaban por lo que el grupo se desmembranó enseguida porque unos bajaban como fieras salvajes, otros como personas normales y otros con más miedo que vergüenza, que el miedo guarda la viña.
Así y todo me entalló una rama de zarza de las que crecen más de la cuenta e invaden el camino y me dio en el brazo, produciéndome sendos arañazos con la correspondiente afluencia de sangre, pero era más lo llamativo que el daño real que me produjo.
Así pues, cuando llegamos al cruce del Entalle todos íbamos dispersos y ya camino del Cuadradillo conseguimos reagruparnos. Fue entonces cuando nos dimos cuenta que uno de los mejores, uno de los veteranos empedernidos, faltaba a la cita de aquel reagrupamiento. Era Andrés que nadie sabía nada de él. Bueno una cosa sí se sabía que no iba delante, así pues era lógico que se hubiera quedado atrás en aquella carrera infernal, no por falta de recursos, sino por algún pinchazo o alguna caída.
Todos estábamos indecisos sin saber que hacer, llamamos al móvil más no había cobertura por estos montes, como casi siempre pasa, y ante la indecisión de qué hacer, di una voz y dije que iba a buscarle. Siguieron detrás de mí algunos más, y pedaleamos siguiendo los pasos que habíamos andado anteriormente. Cada vez nos parecía más raro que no apareciera, y por fin llegamos hasta el mismo lugar donde habíamos parado a comer.
Ya sí que no había vuelta de hojas, aquello parecía cosa de brujería, pues no había en este intervalo ningún camino por el que se pudiera haber desviado.
Regresamos José Carlos y yo, hasta el Entalle, donde esperaba el resto del grupo, y por fin nos enteramos que su cuñado había conseguido hablar con él, que le había dicho que se había extraviado y que estaba en un lugar donde había ruedas de los coches colgadas de los árboles, pero que se había cortado y ya no pudo saber nada más.
Pedro Cuesta que se imaginaba el lugar que indicó de las ruedas, se fue en su busca, acompañado de Capilla y de Pablo Carrascosa. Los demás esperamos impacientes allí porque tardaban, haciendo todo tipo de comentarios.
Yo no pude aguatar más y de nuevo salía su encuentro, con la buena suerte de que pasado el cauce empedrado del Entalle me le encontré con cara de espanto y más nervioso que una pavesa. Se puso contentísimo al verme, pero no sabía nada de los otros tres que le habían ido a buscar.
¿Me pregunto por dónde se habría metido para que no se hubiese cruzado con los otros tres?
Aún no sabía dónde se encontraba, y no quería que le dejara solo, pero le expliqué que estaba en un lugar superconocido, que en cuanto pasara el arroyo torciera a la derecha y se encontraría con el resto del grupo. Luego me crucé con un coche y le paré de manera imperativa, preguntando al señor conductor, si había visto a tres ciclistas vestidos como yo, y como me contestó afirmativamente ya me quedé más tranquilo y seguí a su encuentro, hasta que nos juntamos y pedaleamos juntos en busca del grupo.
Ya todo parecía que se había terminado por esta jornada, pero poco después ocurriría otro percance con el que nos dimos un buen susto. Ya en la pista de la acequia que se separa del Canal de Orellana camino de la autovía y del Sajonia, Juan Luis Capilla sufrió una caída, la típica caída “del afilador” y nos dio un buen susto, porque se hizo bastantes heridas, y la sangre como sabemos es muy escandalosa. Pero todo se quedó en el susto, y pudo continuar el camino de regreso.
Esperemos que en estos momentos se encuentre perfectamente bien.
Hay que decir que un señor de los guardacanales paró para socorrernos, pero como no hizo falta, el señor siguió su camino, llevándose nuestro agradecimiento. Aconsejamos a Capilla que fuera al médico para que le viera esas heridas y a Andrés que fuera al sicólogo para que se aplacara un poco del nerviosismo sufrido en esta jornada.
Una vez más hay que instar a todos a que llevemos el máximo cuidado, que aunque lo hagamos, no es malo recordarlo.
El resto del camino lo hicimos muy bien, pedaleando con alegría y subiendo la media un puntito que venía tirada por los suelos con tantas paradas y vicisitudes ocurridas en esta jornada.

lunes, 22 de junio de 2009

"Viaje del Solsticio de Verano"
a Guadalupe "casi na".













Asistentes a la ruta:
José María Almaraz Luna
Juan Manuel Barroso Morcillo
Juan Luis Capilla Camacho
Pedro Carrasco Cuesta
Pedro Cuesta Flores
Pablo José Gallego Casillas
Alberto López Fuentes
Moisés López Calle
Gerardo Muñoz Lozano
Juan Carlos Muñoz Tapia
Domingo Pablos Bautista
Alejandro Parejo Jiménez
Diego Parejo Jiménez
Javier Parejo Jiménez

21 DE JUNIO DE 2009

ETAPA SANTA AMALIA-GUADALUPE

Como el cronista de cámara de esta peña (el maestro Flores) se encontraba ausente, me he tomado la licencia de hacer una glosa de las vicisitudes y/o vivencias de esta etapa.
Amanece en el pueblo y, como por arte de encantamiento, empiezan a converger en la plaza por todas las esquinas ciclistas ataviados de verde. Se cruzan saludos y bromas en un ambiente distendido. La mañana es luminosa y el hombre del tiempo pronostica para hoy que no habrá que tirar de pelliza, precisamente.
Inicialmente se pensó coger la “ruta verde” que discurre por lo que fuera antaño la vía férrea que pretendía unir Villanueva con Madrid, pasando por Guadalupe, y que finalmente quedó inconclusa. Pero al final, tras las reticencias de algunos que argumentaban que podría hacerse muy duro, aparte de que el monte no presenta ahora su mejor cara, se decidió que fuéramos por carretera.
Tenemos previsto hacer los aproximadamente cien kilómetros de ida, para volver en coche. La intendencia corre a cargo de la furgoneta El Molino, que hace las veces de portadora de vituallas, “coche escoba” y medio de transporte para las bicicletas a la vuelta.
Son las siete y media cuando un grupo formado por catorce Perrigalgos ponemos rumbo a la monástica villa de Santa María de Guadalupe.
Transitando por la carretera N-430, vamos desgranando kilómetros con un pedaleo ágil y una ligera brisa, que se agradece, dándonos en la cara.
No son todavía las diez cuando hacemos la primera parada en el poblado de Obando para reponer fuerzas. Tenemos la mitad de la etapa recorrida (50 kilómetros) y el agua que queda en los bidones y en las mochilas es más apropiada para afeitarse que para ingerirla.
Al lado de un hotel, a la sombra de unos árboles, nos espera la furgoneta. Comemos algo, bebemos, repostamos los bidones y bromeamos. Se comenta el dolor que lleva Ale en el culo (es novel en esto del ciclismo y no aguanta el sillín). Viendo un coche aparcado luciendo, a modo de ornato, cintas blancas en las manillas de las puertas y en la punta de la antena, Pedrito Cuesta comenta con marcado retintín: “A alguna le han caído los Reyes esta noche”. Otro, más prosaico y con idéntico sarcasmo, apostilla con otro símil: “Seguro que la han mudao las mojoneras”.
De nuevo en la ruta por un terreno liviano, se pedalea en grupo con un viento que ahora sopla de costado.
Más adelante, justo cuando una señal indica que entramos en tierras maruchinas, empiezan los primeros repechos. Enseguida se “rompen las hostilidades”, cunde la anarquía y un reguero de Perrigalgos se disgregan en una desigual retahíla por la comarca de Los Ibores, famosa por sus quesos de cabra.
La subida de cinco o seis kilómetros se hace dura. Cuando nos reagrupamos arriba, Juan Carlos comenta con sorna, acezando todavía: “¡Cojones, y eso que se decía que en esta peña debía primar el compañerismo en detrimento de la competitividad...”
Hacemos inventario de los damnificados. Ale ya lleva el culo como un bebedero de patos. Juanma llega visiblemente “perjudicado”. Y Lalo, con la misma cara de un desenterrado, comenta entre jadeos que, tras unas premonitorias arcadas, ha gomitao en la cuneta los albarillos que se ha comido.
Así y todo, en el grupo se instala la euforia con el convencimiento de que lo peor ha pasado y, con renovadas energías, reiniciamos la marcha por una recta más larga que un día sin pan.
El grupo vuelve a romperse y nos juntamos de nuevo al final de la interminable recta de diez kilómetros, justo en el cruce de Castilblanco y Valdecaballeros.
Yo he llegado en un primer grupo formado por Moisés (el benjamín de la trouppe), José Mari, Pedro y Javi y, de repente, siento un retortijón en el vientre. Nadie lleva ni un miserable pañuelo y, como el apretón viene con urgencia, tengo que cagar detrás de unos árboles y “apañarme” con unos yerbajos que arranco a toda prisa.
Hecho de nuevo el recuento de la gente y ya recuperado el resuello, Lalo da muestras de rendirse con un malestar general y calambres en las piernas. Pedrito hace las veces de masajista y le suelta los músculos tumbado en la furgoneta, que también sirve de improvisada UCI móvil. Entre todos se le infunde ánimos con la sugestión de que los kilómetros que restan son casi todos de descenso, y todo el grupo le arropa cuando nos volvemos a poner en marcha.
Para entonces la “caravana de mujeres” nos ha adelantado y nos esperan más adelante.
A unos cuatro kilómetros de la meta nos apartamos por una pista de tierra, cruzando por un paraje frondoso de hondos barrancos poblados de madroños y castaños. Cruzamos por un alto acueducto y enseguida vemos la puebla de Guadalupe con su monasterio mariano enclavado, majestuoso, en el centro de la villa.
Una empinada rampa, que cada uno salva como puede, es el último escollo antes de que cada cual de rienda suelta a una euforia desmedida por haber superado el reto de una etapa exigente y desconocida para algunos.
La etapa ha sido superada con éxito con los catorce Perrigalgos sanos y salvos, (¿...?) callejeando en dirección a la plaza.
Nos refrescamos en la fuente, donde por unos momentos acaparamos la atención de la gente que abarrota la plaza. Las mujeres y los niños nos vitorean y nos retratan en la escalinata del pórtico del monasterio. Cargamos las bicis en la furgoneta y, tras una reparadora ducha en unas dependencias del monasterio que nos costó un güevo encontrar, pusimos rumbo a Cañamero, donde teníamos reserva para comer.
Felizmente cansados, bebimos y comimos en compañía de nuestras mujeres en un ambiente distendido y gratificante. El servicio era manifiestamente mejorable, pero allí estaba Tato para echar una mano, dando muestras de su talante extrovertido y de que de igual manera podía haber sido cocinero o fraile.
Al final pude comprobar, con una mezcla de alivio y complacencia, que el futuro de esta peña está más que asegurado. Por allí retozaban, juguetones, un nutrido número de perrigalguillos que a buen seguro tomaran el testigo de este grupo de aficionados al ciclismo tan heterogéneo como bien avenido.

PEDRO CARRASCO CUESTA

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22 de Junio de 2009

Se llevo a cabo finalmente el viaje a Guadalupe. Yo no he podido asistir por motivos laborales. aunque creo que sin esos motivos no se si me habría atrevido. Para cuando pasen las calores estivales y si consigo ponerme un poquito a tono lo mismo este otoño me atrevo.

Ante la falta de noticias extensas, ninguna crónica y con tan solo la información de algunos comentarios de los participantes, es díficil hacer una narración de la jornada.

Contar, que la participacion fue más que aceptable, con un grupo con 13+1 participantes.

Todos llegaron a destino, unos en mejores condiciones que otros.

La climatología no acompaño, con unas temperaturas muy altas, aunque normales para la época que estamos del año (los días más largos y las noches más cortas)

Al finalizar el recorrido comida de los partipantes y sus familias y acompañantes, y feliz viaje de vuelta a casa, pero ya en coche,

y los caballos de hierro en el camión.


Un saludo
Emiliano Andrade

Nota: sigue faltando material para ir ampliando la cronica de la jornada (comentarios, anécdotas, fotos,etc)

lunes, 15 de junio de 2009

San Bartolo y Sopetrán
( domingo, 14 de junio de 2009 )


Asistentes a la ruta:
Moisés López
Pedro Dorado
Domingo Pablos
Andrés Nieto
Juan Carlos Muñoz
Mario Muñoz
José Carlos Escobar
Pablo Gallego
Florencio Benítez-Cano
Alberto López
Juan Luis Capilla
Emiliano Andrade
Diego Parejo Jiménez
José María Almaraz Luna
Juan Manuel Barroso
Antonio Indias
Pablo Carrascosa
Gerardo Muñoz
Marcos Dorado Nieto


Domingo, 14 de junio de 2009
Tiempo empleado: 2 h. 00 m.01 sg.
Velocidad Máxima: 41,00 Km/h.
Velocidad Media: 21,4 Km/h.
Parciales: 42,950 Kms.
Odómetro: 2.521,300 Kms.

Recorrido: Plaza de España, Carretera de Cáceres, Huerto Juárez, Pista asfaltada de Malmedra, Pistas secundarias, Río Búrdalo, Puente Romero, Pista asfaltada de la acequia del Palomar, San Bartolo, Pistas secundarias, Canal de Orellana, Pista de Sopetrán, Ermita de Sopetrán, Pistas diversas, Malmedra, Huerto Juárez, Carretera, Plaza de España.


Comentario

Día muy nublado, pero sin ánimos de llover.
Muchos desinflamientos y pinchazos de ruedas.
La segunda parte del recorrido mucho mejor.
Media de velocidad y kilómetros recorridos aceptables.
Llegamos muy temprano.
Aprovechamos para organizar el Viaje a Guadalupe.
¡Que se dé muy bien!
Hasta que volvamos a vernos.


Nota del administrador:
Crónica del día, breve pero intensa.
Esperemos más para el proximo día.

lunes, 8 de junio de 2009

Los Arribes del Aljucén II
( domingo, 7 de junio de 2009 )

Asistentes a la ruta:
José María Almaraz Luna
Emiliano Andrade Rodríguez
Juan Manuel Barroso Morcillo
Florencio Benítez-Cano
Juan Luis Capilla Camacho
Pedro Carrasco Cuesta[1]
Pedro Cuesta Flores
Pedro Dorado Mera[2]
Pablo Gallego Casillas
Antonio Indias Fernández
Alberto López Fuentes
Moisés López Calle
Juan Carlos Muñoz Tapia
Andrés Nieto Cortés
Marcos Nieto Dorado
Domingo Pablos Bautista
Javi Parejo Jiménez


Domingo, 7 de junio de 2009
Tiempo empleado: 3 h. 06 m.26 sg.
Velocidad Máxima: 44,6 Km/h.
Velocidad Media: 17,9 Km/h.
Parciales: 55,63 Kms
Odómetro: 2.352,200 Kms.
Totales: 2.352,20 Kms.

Recorrido: Plaza de España, Carretera EX - 106, Huerto Juárez, Don Rodrigo, Las Monjas, Canal de Orellana, Pista de la Parrilla, Castillejos Reunidos, La Cuesta Infernal, Cordel, Camino de los Eucaliptus, Arribes del Aljucén, Camino de Valdelasyeguas, Castillejos de Abajo, El Entalle, Camino de Cuadradillo, Canal de Orellana, Cruce del Sajonia, Carretera de Cáceres, Plaza de España.

Comentario
Hace ya dos meses que hicimos este recorrido por primera vez, cuando hacía sólo una semana que había hecho acto de presencia la primavera y el campo estaba en todo su esplendor. Sin embargo, aunque ha calentado bien de aquí para atrás y estamos ya en el mes de junio, han venido unas tormentas primaverales tardías que han refrescado el ambiente, ha asentado la tierra, incluso dejando algunos charquillos salteados a lo largo de esta preciosa ruta de cicloturismo.
En aquella ocasión no llevaba mucha más agua el río que hoy, sin embargo corría muy clara y cristalina, en tanto que hoy venía sumamente revuelta y oscurecida, posiblemente por los excrementos vacunos.
En aquella ocasión fuimos veinticuatro personas, de las cuales diecisiete, igual que hoy, aunque no los mismos, eran de nuestra peña y los siete restantes eran los invitados de Don Benito y Villanueva de la Serena, entre los que se encontraba el veterano Andrés Nieto, padre de nuestro Andrés Nieto Junior.
También hemos tenido, como es habitual, algunos pequeños percances pero que se han solucionado satisfactoriamente, hemos tenido un par de pinchazos y la rotura del pedal de Pedrito Dorado que se ha portado como un jabato, pedaleando sin cesar con un solo pedal y rozando suavemente la biela izquierda. En las pendientes se tenía que bajar de la bici y levarla un rato de cabestro, pero en las bajadas no tenía problemas y tomaba inercia para el llano onde pedaleaba de lo lindo, con una pequeña ayuda de sus compañeros de equipo que en ningún momento le han dejado solo y lo han arropado hasta el final. Llamamos a su padre y vino a por él, pero si se descuida un poco nos coge cerca de casa.
El día ha estado estupendo para la práctica del cicloturismo. A primeras horas de la mañana el cielo estaba sumamente encapotado, dando un poco de miedo con la racha de tormentas que llevamos, pero poco a poco se fue despejando y al final incluso sudamos de lo lindo en los últimos kilómetros donde pedaleamos con saña. Hacía un poco de viento pero era sumamente agradecido y el olor a tierra mojada abría los pulmones e invitaba a un pedaleo alegre, que de no haber sido por los inconvenientes de tantas paradas, hubiéramos sacado una buena media de velocidad, así y todo ha sido más alta que la de la vez anterior.
Nuestro nobel de los recorridos, Pedro Carrasco Cuesta, que hasta ahora sólo salía con la bici de carretera, ante la insistencia de sus compañeros de ruta sabática, Domingo y Andrés, por fin ha decidido cambiar una moto obsoleta que tenía aparcada en el gallinero por una bici de montaña y ha pedaleado hoy a nuestro lado. Las primeras impresiones son buenísimas, según nos ha comentado él mismo, diciendo que le ha gustado mucho, tanto el ambiente cicloturista del grupo, como el recorrido por caminos y parajes desconocidos, muchos de ellos, para él. Yo pensé que tendríamos un buen cronista de estos recorridos, y así le quise dar la vara de mando en un momento que fui pedaleando a su lado y charlando un rato, pero al parecer anda ahora sin correo electrónico y se me ha negado en redondo, como es lógico.
Por fin decir que ayer, sábado, nos juntamos sin querer un par de perrigalgos, Juan Carlos Muñoz y un servidor e hicimos el recorrido de Alcuéscar: 85 kilómetros a una media de más de veinte kilómetros por hora y una velocidad máxima de 63,4 km/h.
Regresamos por Arroyomolinos de Montánchez, donde paramos un momento, por Almoharín y por el Canal Principal de Orellana.
[1] Pedro Carrasco Cuesta tiene traje de la Peña, pero es la primera vez que viene co nosotros.
[2] Pedrito Dorado ya es la segunda vez que viene con la Peña, pero no ha tenido paciencia para esperar a comprarse el traje y se ha comprado uno del Spiuk de Extremadura que es muy parecido al nuestro.

lunes, 1 de junio de 2009

La Estación de Rena
( domingo, 31 de mayo de 2009 )


Asistentes a la ruta:
José María Almaraz Luna
Juan Manuel Barroso Morcillo
Florencio Benítez-Cano
Juan Luis Capilla Camacho
Pedro Cuesta Flores
Francisco Doblado Mora[1]
Pedro Dorado Mera[2]
Pablo Gallego Casillas
Alberto López Fuentes
Moisés López Calle
Juan Carlos Muñoz Tapia
Mario Muñoz Tapia
José Ruiz Casado[3]

Domingo, 31 de mayo de 2009

Tiempo empleado: 2 h. 53 m.18 sg.
Velocidad Máxima: 38,2 Km/h.
Velocidad Media: 20,3 Km/h.
Parciales: 58,720 Kms
Odómetro: 2.191,100 Kms.
Totales: 2.191,100 Kms.

Recorrido: Plaza de España, Avenida de Ordicia, Camino de Martín Sancho y Patilla los Carneros, Camino asfaltado del Canal Secundario Número 3, Camino de Hernán Cortés, Ruecas, Rena, Estación de Rena, Vía Verde, Carretera de las Arenas, Carretera de Miajadas, Camino de San Isidro, Medellín, Carretera de Cáceres, Santa Amalia, Plaza de España.

Comentario

Se ha terminado el mes de mayo y con él se va también el mes de las flores. Ahora empezamos a ver por el campo los árboles llenos de frutos. También comienzan las calores, aunque todavía son llevaderas.
La jornada de hoy se ha caracterizado por la ausencia de los grandes líderes del equipo: Domingo, Andrés y Javi, así por la de otros componentes del equipo por diversas causas, entre la que destaca la del compañero Jesús Beltrán que como todos sabemos ya le han operado la muñeca de la caída que sufrió la semana pasada en la Cuesta de Cuadradillo. Desde estas líneas le mandamos un saludo con el deseo de que se recupere muy pronto.
Precisamente hoy, que hemos pedaleado por los alrededores de Villanueva de la Serena y Don Benito, nos acordamos de él, y alguien insinuó el porqué no íbamos a verle, pero pensamos que no era procedente, ya que a esas horas no dejan entrar a las visitas y aunque así fuera sólo podrían entrar un par de ellos.
Hoy también me han propuesto que hiciéramos la ruta que tenía pensada la semana pasada, la que se cambió a última hora, y la que se convirtió en una ruta funesta, y que conste que lo escribo sin ningún tipo de resentimiento, ni de indirecta, simplemente expongo los hechos. De todos es sabido que todos los componentes del grupo estamos arropando con nuestros deseos y sentimientos al amigo Beltrán y al amigo Javi que también se resiente del golpe en la caída del cortafuegos.
Hoy, ante la ausencia de tanta gente, el personal ha querido llanear, y a mí me ha parecido bien, ya que yo también estuve ayer de juerga desde las doce del mediodía hasta la s doce de la noche. Hoy las intenciones estaban claras de castigar al abuelete, pero no se han salido con las suyas, porque no sabían que los cubalibres, acompañados de buenos hidratos de carbono y la alegría propia de una fiesta tan entrañable, se convierten en un combustible refinado, como el keroseno de los aviones, para dar pedales sin tregua, y si no que se lo pregunten a Francisco Doblado que me decía: “Flore, no me empujes tanto que vamos muy deprisa y nos vamos a caer”.
Bromas aparte, a pesar de lo menguado del grupo en el día de hoy, al final lo hemos pasado bien, y hemos hecho un recorrido que se sale un poco de lo habitual, llaneando por esas tierras de los Martín Sancho y de las Patillas, espero que les haya gustado a la gente. Hemos tocado por fin la Vía Verde, aunque la zona en que lo hemos hecho es la peor ya que hay tramos sin preparar debido a ciertos motivos jurídicos. La ida la hicimos muy bien, pasando por las localidades de Hernán Cortés, Ruecas y Rena, con el aire a favor. Luego llegaríamos cerca de Don Benito y tomamos el Camino de San Isidro que ya conocen muchos componentes del equipo.
La última parte fue un poquillo más dura para Francisco que el hombre está más bien flojillo y tiene que entrenar un poco. Pero al menos ya saben que venir con este grupo cicloturista es una gran garantía porque la norma del equipo está bien clara: “todos juntos hasta el final”.
[1] Francisco tiene el traje del equipo, pero es la primera vez que sale con nosotros, al menos cuando he ido yo.
[2] Pedrito creo que también es la primera vez que viene con nosotros. No tiene traje pero al parecer le gustaría comprárselo.
[3] José también tiene traje, y ya vino con nosotros a la Ruta de Cornalvo, y tengo entendido que también ha ido a otra ruta pero ese día no fui yo.